jueves, 26 de enero de 2023

Siempre aprendiendo


Escribo mi primera entrada desde la India. Después de una escala de tres horas en Abu Dhabi, llegué al aeropuerto de Bangalore (o Bengaluru, como se dice ahora) a las 3 de la madrugada en un vuelo de Etihad. Aunque llevaba mi visado electrónico en regla, el oficial del control de policía me entretuvo más de diez minutos con diversas preguntas y comprobaciones. Al final, estampó el deseado sello en mi pasaporte. Quizá la única ventaja de llegar tan pronto fue que el recorrido desde el aeropuerto a nuestra casa en la zona de Carmelaram lo pudimos hacer en poco más de una hora gracias a que apenas había tráfico. Dos horas más hubiera significado quedar atrapados en uno de los muchos atascos (o trancones, como dicen en Colombia) matutinos. 

Como es normal, llegué con ganas de irme a la cama cuanto antes para reponerme de un interminable día de viaje. He dormido poco (apenas cuatro horas), pero me he levantado fresco. Poco a poco, se irá ajustando mi reloj biológico. Ahora la diferencia horaria entre India y España es de cuatro horas y media. Y la diferencia de temperatura entre Bangalore y Madrid a primera hora de la mañana es de 20 grados. Es como pasar del invierno a la primavera en pocas horas. 


Hoy se celebra en la India el Día de la República. La efeméride conmemora la entrada en vigor de la Constitución el 26 de enero de 1950, tras la independencia del Imperio Británico. Hay desfiles militares y fiestas por todas partes. También el campus de nuestro centro académico y casa de retiros ha sido invadido por diversos grupos de personas que cantan y bailan. Me gusta el patriotismo de los países “jóvenes”. Con apenas 73 años de existencia, la India no ha tenido tiempo de cansarse de ser un país unido en la diversidad. Si hay algún país en el mundo que tendría innumerables razones para despedazarse es la India. Su diversidad étnica, lingüística y cultural es sencillamente apabullante. Sin embargo, sigue en pie.

Con sus claroscuros, ha logrado mantenerse unido y entrar en una imparable dinámica de crecimiento y prosperidad que, poco a poco, va alcanzando a los millones de pobres que viven en este inmenso país. Una de las razones que explica este avance es su sano patriotismo. La gente se siente orgullosa de ser india, de contribuir a la construcción de un inmenso mosaico a base de teselas multicolores. Mahatma Gandhi y la Madre Teresa de Calcuta siguen siendo dos grandes símbolos que unen al país. No violencia y compasión son valores esenciales por más que la realidad cotidiana los desmienta a cada paso.


Me siento bien en la India. Desde que me he levantado esta mañana, con 22 grados de temperatura, he sentido una caricia de suavidad que contrasta con la bofetada gélida que siento en Madrid por las mañanas. También la temperatura suave contribuye a que se temple el ánimo, por más que yo sea un enamorado del frío del invierno. Pasado mañana comenzaremos el Seminario Nacional de Vida Religiosa organizado por nuestro Instituto Sanyasa. Dispongo de un día y medio para ultimar los detalles de mi conferencia y de la alocución inicial con la que no contaba. 

Me gusta la solemnidad con la que aquí se realizan estas cosas. Donde hay rito, hay respeto. Y donde hay respeto, la realidad se abre de una manera insospechada. La excesiva falta de ritualidad que caracteriza la vida europea conduce inadvertidamente a la falta de respeto. Cuando no hay ritos, el escepticismo y la mala educación suelen ocupar su puesto. Tenemos que aprender mucho de las culturas milenarias. El pensamiento crítico-racional no es el único principio rector de las sociedades. Más vale descubrirlo antes de que sea demasiado tarde.

3 comentarios:

  1. Envidia sana, Pater. De todo.

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  2. A mi también me gusta y me parece importante la solemnidad. Seguro que la alocución inicial será brillante. Un abrazo.
    María

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  3. Gracias Gonzalo, en una entrada nos das mucho para reflexionar. Nos ayudas a situarnos en la cultura en que te moverás estos días, en el conocimiento de la obra claretiana esparcida por el mundo… Contagias fuerza e ilusión para transmitir el Evangelio donde estés… Compartes esta tu apertura al conocimiento, a aprender siempre, sabiendo ver “novedad” en donde estás, en el lugar, en su gente…
    Nos llevas a recordar, con todo lo que representa, las vidas de Mahatma Gandhi y la Madre Teresa de Calcuta y con ello podemos recordar a la gente más sencilla, más pobre y también la fuerza para la lucha para mejorar las situaciones de la vida y todo ello a través de una vida sencilla y pacífica, llevadas por la fuerza de la entrega y la oración.
    Disfruta de estos días y de las temperaturas agradables de primavera que aquí están a varios grados bajo cero.

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