Sigo con preocupación el incendio de Gran Canaria. No sé si ha sido fortuito o provocado. (No quiero ni
imaginarme cómo me sentiría si algo semejante se hubiera producido en la comarca de Pinares).
He sido testigo de algunos incendios menores, pero nunca de uno de la magnitud
del que se está produciendo estos días en Gran Canaria. En el caso de que –como
sucede con otros muchos– se demostrara que ha sido provocado por algún pirómano,
sentiría mucha rabia. Me resulta casi imposible comprender qué puede
impulsar a una persona a provocar un incendio, sabiendo las devastadoras
consecuencias que tiene para el medio ambiente y el tiempo que se requiere para
reforestar la zona afectada. En el pasado se hablaba mucho de oscuros intereses
urbanísticos. Ahora la ley no permite recalificar las zonas quemadas, aunque
ignoro los plazos y las condiciones. Quemar un bosque de manera intencionada debería
ser un crimen gravísimo. El caso de los fuegos provocados es un indicador más –quizá
uno de los más llamativos– del incivismo que se respira en nuestra sociedad. En mis paseos matinales por el bosque veo en
las cunetas de la carretera cajetillas de tabaco, latas de refrescos, botellas
de plástico, papeles… ¿Cómo un senderista o alguien que ama el bosque puede tener tan
poca sensibilidad? ¡Con lo fácil que sería depositar toda esa basura en los
contenedores correspondientes y lo difícil y costoso que resulta limpiar un bosque contaminado!
Algo parecido podría
decirse de las “pintadas” (graffiti) que
ensucian paredes, mobiliario urbano, trenes y edificios. Admiro algunos murales
urbanos pintados en superficies limpias, pero detesto ver rayas y dibujos por
todas partes, sin ton ni son. Se gasta mucho dinero en limpiar –cuando se
limpia– lo que se ensucia de manera irresponsable. ¡Y pensar que todavía hay
gente que considera que esta falta de civismo es un signo de libertad de
expresión! La desconsideración hacia los demás se extiende al uso de los teléfonos
móviles en los transportes públicos, al elevado volumen en las conversaciones,
etc. Es probable que con la edad uno se vuelva más quisquilloso e intolerante,
pero me parece que, reacciones subjetivas aparte, se trata de un asunto de
educación cívica o de incivismo. De hecho, hay países donde la mayoría de sus
ciudadanos cuidan el ambiente como suyo y otros en los que todo lo público se
descuida y se maltrata. Siguiendo el concepto de “ecología integral” defendido
por el papa Francisco en la encíclica Laudato
Si’, el cuidado del medio ambiente es una expresión de amor a las personas, especialmente a las más pobres. No soy partidario de sancionar con multas todo comportamiento incívico, pero
reconozco que en los avances en la seguridad del tráfico, además de la
educación vial, juegan un papel importante las multas con las que se castigan
las infracciones. Cada vez que viajo de Roma a España, compruebo la enorme
diferencia que hay entre ambos países en relación con algo tan sencillo como el respeto a
los pasos de peatones. No hace falta decir dónde se respetan y dónde no.
Volviendo al
incendio de Gran Canaria me pregunto cuánto dinero se está gastando para
sofocarlo. Hay un gran despliegue de personas y medios técnicos. Es indignante
que haya que dedicar fondos que tendrían que destinarse a otras necesidades
sociales más acuciantes para paliar los posibles crímenes de un descerebrado. Y
eso sin contar el riesgo que el fuego supone para las personas y sus
propiedades. Gracias a Dios, me parece que las nuevas generaciones son, en
general, mucho más sensibles que las anteriores al respeto al medio ambiente.
Se ve tan claro el deterioro del planeta que saben muy bien que, de no hacer una
apuesta urgente por su preservación, su futuro es muy incierto. Entre todos
debemos promover una educación cívica que haga más justa, segura y agradable la
convivencia. A veces, pequeños detalles de respeto (como no tirar desperdicios
a la calle, reciclar la basura y ahorrar agua) son los que marcan la diferencia y ayudan a crear una nueva
conciencia colectiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
En este espacio puedes compartir tus opiniones, críticas o sugerencias con toda libertad. No olvides que no estamos en un aula o en un plató de televisión. Este espacio es una tertulia de amigos. Si no tienes ID propio, entra como usuario Anónimo, aunque siempre se agradece saber quién es quién. Si lo deseas, puedes escribir tu nombre al final. Muchas gracias.