domingo, 16 de julio de 2023

Escuchar y entender


Anoche terminamos el taller sobre liderazgo y esta noche viajo de regreso de Medellín a Madrid. De entre el bosque de noticias del fin de semana, rescato la muerte del dibujante Francisco Ibañez, cuyas historietas devoraba durante mi adolescencia. Dos de sus personajes más famosos -Mortadelo y Filemón- vieron la luz el mismo año de mi nacimiento, así que siempre los he considerado como compañeros de camino. Hace muchos años que no he vuelto a leer sus historietas, pero permanecen en la retina. Ibáñez no era Quino, el genial dibujante argentino, pero su vastísima producción llenó de color y humor los últimos años del franquismo y las últimas décadas de la historia de España. 

Admiro mucho a las personas que tienen la capacidad de hacernos ver la cara amable de la vida y también a quienes saben reírse de la miseria humana sin caer en la humillación. Solo el amor es digno de humor. Aunque dicen que los humoristas son con frecuencia personas tristes, su vaciamiento interior sirve para alegrar la vida de otras personas. Es también una forma excelsa de amor. 


Hemos llegado al XV Domingo del Tiempo Ordinario en plena canícula, aunque aquí en Medellín gozamos de una temperatura envidiable. Desde ayer por la tarde se oyen cantos, sirenas y fuegos artificiales para celebrar la fiesta de la Virgen del Carmen. Aunque no es la patrona del país (la patrona es la Virgen de Chiquinquirá, que celebramos el pasado día 9), esta advocación mariana tiene un enorme arraigo popular en Colombia

También para los claretianos es un día significativo porque tal día como hoy hace 174 años se fundó nuestra congregación misionera en la ciudad catalana de Vic. De hecho, en nuestra oración vespertina de ayer, nos preparamos para dar gracias a Dios por esta efeméride. 

La palabra de Dios de este domingo nos lleva en otra dirección. Nos invita a meditar precisamente sobre la eficacia de la Palabra. El profeta Isaías (primera lectura) es muy tajante. Pone en labios de Dios este mensaje: “Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá mi deseo y llevará a cabo mi encargo” (Is 55,10-11).


¿Es verdad que la Palabra de Dios siempre es eficaz? ¿Es esto lo que experimentamos en nuestra vida diaria o, más bien, tenemos la impresión que apenas produce fruto en nosotros y en el mundo? Jesús se encarga de explicarnos, a través de una parábola alegorizada por su comunidad, que la semilla de la Palabra es en sí misma eficaz, pero depende del terreno en el que caiga. No es lo mismo que caiga en el borde del camino, en terreno pedregoso, entre abrojos o en tierra buena. Jesús lo explica así: “Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno” (Mt 13,23). Ser tierra buena significa, pues, escuchar y entender; o sea, “guardar en el corazón”, que es la actitud propia de María. 

Nosotros estamos acostumbrados desde niños a oír la Palabra, pero no siempre sabemos escucharla; por eso, su eficacia queda disminuida. Sin embargo, Jesús, como sembrador generoso, sigue lanzando la semilla a la espera de que en algún momento caiga en la tierra buena de un corazón acogedor. Para ello, necesitamos silencio en medio del ruido, humildad que cure la autosuficiencia, calma que frene la prisa, paciencia frente a la ansiedad, confianza que desborde el escepticismo y hondura que no se deje vencer por la superficialidad.




2 comentarios:

  1. A medida que van acabando su vida algunos personajes, nos damos cuenta de que vamos quedando a primera, segunda fila…
    En estos momentos la noticia me lleva a valorar cuan corta o cuan larga es la vida, según los momentos que vivimos. Primero va en ascendente… nos preparamos para vivir en plenitud nuestra vocación, sea la que sea, de barrendero o de ministro y cuando nos creemos situados ya empieza el descenso. Y te preguntas ¿qué es la vida? Es el famoso “todo pasa”.
    Me ayuda a reflexionar: “… la semilla de la Palabra es en sí misma eficaz, pero depende del terreno en el que caiga…” Yo diría que siempre es eficaz, pero su fruto no siempre surge cuando esperamos… Aquella semilla sembrada hace años, de repente florece… Es necesario que sembremos aunque no veamos los frutos. Ya nos dice Jesús, a través del evangelio de Juan ‘Uno es el que siembra y otro el que siega.’
    Gracias Gonzalo y felicidades por la fiesta de hoy.

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  2. Un abrazo en esta fecha, la Fundación de la Congregación, deseo que sigas manteniendo este Rincón de Gundisalvus

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