viernes, 30 de diciembre de 2022

Una familia muy original


Las portadas de los periódicos hablan, sobre todo, de la muerte de Pelé, O Rei, a la edad de 82 años en un hospital de São Paulo, Brasil. Cuando yo era niño, él era el astro del fútbol. Ahora hay una constelación de grandes figuras, aunque Pelé sigue estando en la cúspide. 

Los periódicos no hablan, sin embargo, de que hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia. Hay que reconocer que la formada por Jesús, María y José se parece muy poco a nuestras familias modernas. Y quizá dista mucho también de la pintada por Murillo en su célebre cuadro del pajarito. Por cierto, cuando hace apenas tres semanas visité el Museo del Prado con Gabriele, mi amigo italiano quedó prendado ante el candor de este cuadro que hace años se veía mucho en los calendarios que colgaban en nuestras casas. 

La Sagrada Familia se parece poco a nuestras seculares familias, no solo por el distinto contexto sociocultural y religioso, sino, sobre todo, por su excepcionalidad. María fue una madre excepcional, José fue un padre excepcional y Jesús fue un hijo excepcional. La tradición cristiana nos ha legado una serie de virtudes domésticas de la familia de Nazaret que nosotros aplicamos con mayor o menor fortuna a nuestras familias modernas: respeto mutuo, cuidado, servicialidad, alegría, etc. Siempre corremos el riesgo de proyectar en el trío Jesús-María-José las virtudes que son propias de cada tiempo. Con todo, la oración colecta de la misa de hoy va en esta dirección: "Oh, Dios, que nos has propuesto a la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo, concédenos, con bondad, que, imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo".


Me parece que el denominador común de los tres miembros de la familia de Nazaret es su rendición a la voluntad de Dios. Cada uno de ellos vivió una aventura interior que los evangelios sintetizan y esquematizan echando mano de elementos bíblicos comprensibles para los lectores. Esta apertura a la voluntad de Dios no es una simpe virtud que dependa de los vaivenes del tiempo. Es algo relevante para cualquier ser humano (y para cualquier familia) en cualquier tiempo y lugar. Creo que cuando la Iglesia propone a la familia de Nazaret como modelo de nuestras familias, no está poniendo el acento en algunas virtudes domésticas, más o menos universales, sino en algo mas radical. 

Una familia es cristiana cuando sus miembros se ayudan mutuamente a descubrir la voluntad de Dios y a cumplirla. A menudo esta búsqueda es difícil y no está exenta de incertidumbres y sufrimientos. A veces, rompe los planes de quienes creen que la vida ideal consiste en ser sumisos a los padres, buscarse un cónyuge en el momento oportuno, casarse, tener hijos y volver a repetir siempre el mismo ciclo. La voluntad de Dios es a veces muy contracultural. Rompe nuestros planes rutinarios y nos obliga a salir de nuestra comodidad.


No, la Sagrada Familia no fue una familia burguesa en la que todos se acoplaban a un guion prestablecido. Jesús rompió las expectativas de María y de José desde el primer momento. Sus padres tuvieron que aprender a ser discípulos de su hijo. De adulto, Jesús lo dirá sin ambages: “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre»” (Mt 3,34-35). 

Llevamos décadas diciendo que la familia está en crisis. Lo que está en crisis es el modelo vigente en las sociedades rurales. En vez de quejarnos tanto de la progresiva desaparición de un modelo tradicional, tendríamos que poner el acento en descubrir cuál es la voluntad de Dios para los seres humanos de nuestro tiempo, qué tipo de familia se abre paso. Los modelos cambian (familia tribal, familia patriarcal, familia extendida, familia nuclear, etc.), pero lo que hace de una familia cristiana una verdadera “iglesia doméstica” es su búsqueda conjunta de la voluntad de Dios y el apoyo mutuo para llevarla a cabo, aunque a veces rompa nuestros planes y expectativas.

2 comentarios:

  1. ¡Que bien se adapta estoa nuestras familias carimáticas! ¿Cuál será el nuevo modelo de familia comunitaria que se nos pide?- ¡Feliz año NUEVO! Cristina,rmi

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  2. El tema de la familia es un tema muy difícil en nuestros tiempos.
    En pocas familias se da, por lo menos en nuestro entorno, que lo prioritario sea caminar paralelamente buscando la voluntad de Dios… En una pareja cada persona llega llevando una “mochila” diferente. En el momento del encuentro suelen darse muchas afinidades que llevan al enamoramiento y a la decisión de hacer camino juntos, con muchos ideales, normalmente materiales: el trabajo, la casa, las vacaciones… Cuando todo esto se consigue, se plantean el tener hijos y como todo es muy costoso y la vida se pone “por las nubes”, con uno o dos, basta.
    Ya quedan muy pocas familias en las que padres e hijos busquen conjuntamente la voluntad de Dios… Entre ellos hay un abismo… Cada día se da menos lo que mencionas: “… pero lo que hace de una familia cristiana una verdadera “iglesia doméstica” es su búsqueda conjunta de la voluntad de Dios y el apoyo mutuo para llevarla a cabo, aunque a veces rompa nuestros planes y expectativas…”
    A lo largo del camino, la pareja se ve influenciada por “la mochila” que lleva y esto lo mismo puede unir más que crear distancias. Y cuando los hijos ya son adolescentes, la dificultad en el diálogo, sobre este tema, suele ser imposible… Hay que tener mucha mano izquierda y lo mejor de todo, para que los atraiga, suele ser el ejemplo, sin palabras… que la relación y la vida de los padres, con sus valores, les cuestione.
    Gracias Gonzalo por la reflexión a la que nos llevas.

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