miércoles, 28 de diciembre de 2022

Paseo por el bosque


Hace poco he recibido una llamada telefónica de un número privado. El portavoz de un bufete de abogados me exigía pagar en el plazo de 24 horas una suma exorbitante que supuestamente adeudaba por el uso de mi teléfono móvil. Naturalmente, colgué sin pedir ninguna explicación porque estoy al día en este asunto. Lo que no podía sospechar es que la llamada provenía de una aplicación que se utiliza para gastar bromas telefónicas. La persona que la había usado enseguida me hizo ver que hoy es la fiesta de los Santos Inocentes y, por tanto, el día de las bromas en España y en otros países latinoamericanos como Guatemala, México o El Salvador. Tengo la impresión de que esta tradición ha ido perdiendo fuerza, pero todavía se mantiene viva. 

Lo que nos es broma es el sufrimiento de tantos niños inocentes en todo el mundo, incluidos los países desarrollados. Una sociedad que tolera o provoca el sufrimiento de los más pequeños es una sociedad que ha perdido el sentido de la vida y, por lo tanto, del futuro. Los pequeños son el santuario más auténtico de la presencia de Dios en nuestro mundo.


Al regreso de mi paseo matinal por el bosque me encuentro con la noticia del agravamiento del estado de salud de Benedicto XVI. Tengo la impresión de que estamos cerca del final. Le pesan ya sus 95 años. Cuando renunció al ministerio petrino en febrero de 2013 recuerdo haberlo visto muy cansado, casi exhausto. Entonces también se temió por su vida. Han pasado casi diez años. Creo que se está preparando para la renuncia definitiva, que es como decir para la aceptación definitiva de la vida plena. 

Al final de la audiencia general de hoy, el papa Francisco ha dicho las siguientes palabras en italiano: “Vorrei chiedere a tutti voi una preghiera speciale per il Papa emerito Benedetto, che nel silenzio sta sostenendo la Chiesa. Ricordarlo - è molto ammalato - chiedendo al Signore che lo consoli, e lo sostenga in questa testimonianza di amore alla Chiesa, fino alla fine” (“Quisiera pediros a todos una oración especial por el Papa emérito Benedicto, que en silencio sostiene a la Iglesia. Acordaos de él -está muy enfermo-, pedid al Señor que le consuele y le sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final”). Me uno a esta petición. También yo oro por Benedicto XVI para que pida estos momento con fe, serenidad y una esperanza inmarcesible. 


No sé qué me pasa cuando paseo por el bosque. Es como si me transfigurara. En comparación con el bosque seco que vi a finales del mes de agosto, ahora el agua corre por ríos, arroyos y acequias, las praderas están verdísimas y los colores de los pinos y los robles se han vuelto intensos y limpios. Para estar a finales de diciembre, la temperatura es relativamente suave. He salido de casa con 4 grados y he regresado con 7. El cielo está cubierto. Han pronosticado lluvia para el final de la tarde. Poco a poco, el embalse de la Cuerda del Pozo va creciendo. Después de un verano muy seco, ya ha llegado al 42,57% de su capacidad, pero todavía diez puntos por debajo de la media de los últimos años. 

El bosque nos cura de todas las enfermedades ligadas a la ciudad. La prisa se vuelve calma, la contaminación es vencida por un aire limpio, el asfalto es sustituido por una tierra mullida. Todo cambia. No cuesta nada rezar laudes en este templo natural. Es como si la naturaleza se uniera al canto de alabanza, sobre todo cuando se desgrana el cántico de los tres jóvenes que repetimos todos los días durante la octava de Navidad



2 comentarios:

  1. Gracias por compartir tu día, con ello, nos haces varios regalos. Nos hablas de oración y contemplación, de apertura a las noticias del mundo y de las celebraciones del día… de la enfermedad del Papa Benedicto y de la necesidad de orar por su salud y con ello, ayudas a reflexionar sobre el final de la vida.
    Gracias Gonzalo, por compartir “tu paseo por el bosque”…

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  2. Que bonitas fotos y que bonito está todo. Un abrazo. María

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