En un día como hoy no hay mucho tiempo para escribir. El profeta Isaías nos ha recordado en la
liturgia de la misa del día: “¡Qué
hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que
trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: «Tu Dios es
rey!»” (Is 52,7). ¿Hay alguna “buena nueva” mejor que el anuncio del nacimiento
de Jesús? O, dicho con las palabras del evangelio de Juan, ¿hay alguna
afirmación más revolucionaria que esta: “Y
la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria”
(Jn 1,14)? Anoche celebré la Misa del Gallo con 40 personas. Hoy, en una mañana
soleada y suave, he celebrado la misa del día con un grupo algo más numeroso,
pero alejado de mis recuerdos de niño, cuando se llenaba hasta la bandera la
soberbia iglesia de piedra y sonaban con brío los cánticos navideños y los
villancicos. Muchos o pocos, ancianos o jóvenes, con frío o con calor, la
celebración tiene fuerza por sí misma. Si tuviéramos un solo segundo de lucidez
para comprender qué significa que el Verbo de Dios se haya hecho carne, saltaríamos
de gozo. En el desconcierto de “fake news” (noticias falsas) que hoy nos inundan, la del nacimiento de Jesús es la única absolutamente verdadera. Quizá
no estamos preparados para tanta verdad y tanta luz. Por eso, volvemos una y
otra vez, año tras año.
Feliz Navidad
a todos los lectores del Rincón de Gundisalvus
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