viernes, 14 de enero de 2022

Fe, profesión y compromiso político

Mientras escribo la entrada de hoy, tengo como fondo en la pantalla de mi ordenador la transmisión del funeral del italiano David Maria Sassoli, presidente del Parlamento Europeo, desde la bellísima iglesia de Santa María de los Ángeles y de los Mártires de Roma. Tanto el personaje como el lugar me resultan muy familiares. El nombre David (no Davide, como sería lo normal en italiano) le viene de otro italiano célebre: el religioso servita David Maria Turoldo (1916-1992), amigo de la familia, representante de un catolicismo abierto y claramente posconciliar. Entre los asistentes al funeral veo a los líderes de la Unión Europea, al presidente italiano Sergio Mattarella, al presidente del consejo Mario Draghi, y al presidente español Pedro Sánchez. Al comienzo de la ceremonia, el arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones de los Estados de la Santa Sede, ha saludado a todos los presentes (muchos de ellos extranjeros) en inglés británico. 

La Eucaristía la preside el arzobispo de Bolonia, el cardenal Matteo Maria Zuppi, en sus años juveniles compañero de clase del fallecido. Hay una nutrida presencia de los scouts, a los que Sassoli perteneció cuando era joven. El cardenal Zuppi está trazando una hermosa silueta biográfica de su compañero y amigo. La ilumina a partir de las Bienaventuranzas. Lee el texto de su homilía “a la italiana”, con belleza y empatía. Subraya la sonrisa de Sassoli como verdadera tarjeta de presentación. En la oración de los fieles, excepcionalmente larga, intervienen muchos jóvenes. Combinan los testimonios con las peticiones. Después de la comunión se suceden algunas intervenciones que casi me hacen llorar. Se nota el tono cordial, sincero, de los intervinientes: Elisa Anzaldouna periodista que trabajó con él en los tiempos de la RAI, un colaborar del Parlamento Europeo, dos sobrinos (hijos de un íntimo amigo suyo) y, por último, su hijo Giulio, emocionadísimo, su hija Livia, hermosa y serena, y su esposa Alessandra, conocida desde los tiempos de la escuela secundaria.

Es probable que los lectores no italianos sepan muy poco sobre una figura que en Italia era conocidísima, no solo por el alto cargo que ocupaba en las instituciones europeas, sino porque durante años había trabajado en la televisión pública llegando a ser subdirector y presentador Telegiornale de la RAI. Una mujer de las que leen las peticiones dice que Sassoli le había dicho que no oraba por su curación porque esa plegaria la reservaba para otros enfermos. Para él pedía solo valentía para afrontar la enfermedad terminal. Me gusta esta cascada de oraciones sentidas. 

El papa Francisco, por su parte, ha hablado de él como de un creyente animado por la esperanza y la caridad. No es fácil que un personaje público concite tanta simpatía entre votantes de todo el arco parlamentario. Todos reconocen en Sassoli a un hombre íntegro, simpático, dialogante y muy sensible a la realidad de las personas pobres y marginadas. Era también un creyente que se hacía muchas preguntas y que siempre se mantuvo fiel a su fe.

David Maria Sassoli nació en Florencia en mayo de 1956, aunque pronto su familia se trasladó a Roma donde vivió la mayor parte de su vida, estudió Ciencias Políticas y se introdujo en el periodismo. Éramos casi coetáneos. 

No abundan hoy figuras como David Sassoli. Hay católicos en la política que se identifican solo con posiciones de derecha. Y hay políticos de izquierda que no se consideran cristianos. Faltan síntesis coherentes, espacios de encuentro.

No es fácil encontrar en el terreno político cristianos con una fuerte sensibilidad social. En el caso de Sassoli, su formación juvenil se inserta en la tradición del catolicismo democrático que ha tenido en Italia grandes figuras como Aldo Moro, Giorgio La Pira, Sergio Mattarella, Romano Prodi y Paolo Giuntella. Bajo el impulso de este último, Sassoli se involucró en la Rosa Blanca, una asociación de cultura política que reunió a grupos de jóvenes de asociaciones católicas.

Creo que en un país como España, que tiende a polarizar todo lo relativo a la política y la religión, necesitamos figuras que sepan moverse en el campo de la vida pública sin renunciar a ninguno de los armónicos de la fe cristiana: que defiendan el derecho a la vida del no nacido… y también  la acogida a los inmigrantes y a los sin techo, que promuevan el derecho a una muerte digna... y también los tratamientos paliativos a los enfermos terminales, que garanticen el derecho a la propiedad privada… y también el destino social de los bienes, que valoren el esfuerzo de los empresarios… y también las justas reivindicaciones de los trabajadores, que defiendan la libertad individual… y también las responsabilidades sociales, que fomenten un sano patriotismo… y también que sean muy sensibles a la multiculturalidad. En fin, que no hagan de las polaridades dilemas, que sepan guiarse por el Evangelio, por todo el Evangelio, no solo por aquellos aspectos que parecen casar mejor con la propia ideología.

Gracias de corazón, querido David. Que Dios te acoja en su seno de Padre.

2 comentarios:

  1. Me encanta tu escrito. Qué bueno sería saber crecer haciendo síntesis, integrando, facilitando el encuentro y el diálogo con la sonrisa,... Poder ser puente entre diversos, en la política y en todos los sectores de la sociedad.
    Creo que David Sassoli siguió a Jesús por el camino de las Bienaventuranzas. Por ello doy gracias. Que desde la comunión de "lo santo", pueda seguir iluminando el camino sinodal de la Iglesia y de las agrupaciones civiles. Maria Cristina, rmi

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  2. Gracias Gonzalo por darnos a conocer la vida testimonial de David.

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