lunes, 31 de enero de 2022

Los otros "capuchinos"


Hoy los periódicos españoles abren con la victoria de Rafa Nada en Australia. Nadie hasta ahora había conquistado 21 títulos de Grand Slam en el mundo del tenis. Hay unanimidad a la hora de ensalzar al deportista y alabar al hombre. Todos hablan de su tenacidad, resistencia, humildad y buenas prácticas. Lo presentan como modelo para los jóvenes. Parece que Rafa no va por la vida dándoselas de importante y jugando el papel de personaje, como otros famosos. Necesitamos ejemplos como estos. 

Imagino que los periódicos portugueses se centrarán en la mayoría absoluta alcanzada por el socialista Antonio Costa en las elecciones legislativas de ayer. Se sigue hablando todavía de la resurrección del Benidorm Fest (aunque a una buena parte del público no le gustó el resultado final con la victoria de Chanel) y, por supuesto, de la crisis ucraniana. En España el mes de enero se despide con la inflación contenida y con un aumento significativo del número de personas empleadas, aunque no es seguro que esta tendencia se consolide.

Yo no olvido que hoy celebramos la memoria de san Juan Bosco, el apóstol de los jóvenes. Y precisamente a ellos quiero dedicarles la entrada de hoy. Desde hace años me llama la atención el “uniforme” que usan muchos de ellos: zapatillas deportivas, pantalón de chándal y sudadera con capucha (hoodie). Es verdad que, desde la década de los años 30 del siglo pasado las capuchas formaban parte del atuendo de algunos obreros y deportistas, pero su uso juvenil comenzó a popularizarse en los años 70 en Nueva York. La capucha se convirtió en una prenda que los grafiteros usaban para ocultar sus identidades mientras pintarrajeaban edificios y paredes. 

En la cultura hip-hop de los años 80, la sudadera con capucha se asociaba con el estilo callejero. Posteriormente, Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, hizo de ella una seña de identidad de su aspecto. ¿Quién les iba a decir a los monjes medievales que la capucha de sus cogullas acabaría siendo una prenda simbólica en el siglo XXI? La vieja orden de los Capuchinos (siglo XVI) tiene hoy nuevos adeptos entre los jóvenes del mundo, muchos de los cuales están bastante alejados del ideal monástico o conventual.  

¿Por qué a los adolescentes y jóvenes les gusta tanto llevar sudaderas con capucha? ¿Qué significado tiene para ellos esta prenda? Lo más fácil es pensar que se trata simplemente de un estilo de vestir informal y hasta transgresor para marcar distancia con el estilo más formal de los adultos. En casos extremos, es una prenda que ayuda a ocultar la identidad de grafiteros, pequeños delincuentes y vándalos urbanos. Sin embargo, una amiga mía, profesora en un instituto sevillano, buena conocedora del mundo juvenil, me ha dicho hace un par de días que para ella la capucha es un símbolo de la vulnerabilidad de los jóvenes de hoy. Muchos se sienten agredidos por una sociedad que no les facilita abrirse al futuro, que los mantiene en un interminable estado adolescente. Es como si la capucha constituyera una segunda piel que los cubre con su suavidad benéfica y los libra de las inclemencias sociales.

La capucha viene a ser también una “cueva” simbólica en la que se refugian y protegen. O quizás una “celda interior”, por usar una expresión espiritual, en la que entran en contacto consigo mismos en una especie de confinamiento voluntario. Con la capucha se sienten más ellos, resguardados de voces que no quieren oír, de órdenes que les incomodan. La capucha es también como la funda algodonosa de los auriculares por los que se abren a sus músicas e historias favoritas. Es como la discoteca personal. 

Estos jóvenes “capuchinos” (a veces encapuchados) representan un modo alternativo de vida, una forma silente de protesta y una petición de amparo que va más allá de su impostada autosuficiencia. Con su uniforme generacional se sienten miembros de una inmensa tribu planetaria sin renunciar a ser eremitas urbanos, solitarios que necesitan el placebo de la agregación grupal. Visto como me da la gana, solo que, al final, visto como todos. Paradojas de la vida. El comercio uniforma las diferencias y acaba engullendo cualquier atisbo de protesta. Habrá que buscar por otra parte. 


1 comentario:

  1. Gracias por facilitarnos una visión compleja de la vida que a veces la reducimos a nuestro entorno y poco más.
    A veces vivimos la vida haciendo una lectura muy restrictiva, encerrados en nuestro entorno y en la visión que nos transmite.
    Cuando analizamos la vida de los jóvenes, te das cuenta de que por su manera de vestir, según las distintas etapas de su vida, nos están manifestando protestas, inconformismo, inseguridades, actitudes que no se atreven a manifestarlas de palabra… Tienen intentos de reafirmar su personalidad.
    Gracias Gonzalo, porque nos ayudas a saber encontrar lo que hay de positivo en medio de lo que calificamos como negativo y nos ayudas a ampliar nuestro horizonte.

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