viernes, 25 de noviembre de 2016

La vitamina N

No figura en los manuales de medicina. Tampoco en los prontuarios de farmacia. Los padres –tan seducidos por las vitaminas A, B y C– apenas se preocupan de que sus hijos la tomen en las proporciones adecuadas. La mayoría dicen que la vitamina N es una vitamina antigua, obsoleta, innecesaria. Otros creen en su eficacia, pero no saben cómo proporcionarla. La expenden en muy pocas farmacias. Pero, ¿qué demonios es la vitamina N? Es un compuesto orgánico y nutriente que nos fortalece cuando alguien (sobre todo, las figuras significativas: padres, profesores, etc.) nos dicen NO, frustran nuestros deseos, con objeto de ayudarnos a madurar. El profesor John Rosemond lo explica muy bien en el vídeo que pongo al final del post. Como está en inglés, me permito hacer una síntesis rápida de sus ideas con algunos comentarios personales.

Muchos padres creen que sus hijos van a ser más felices si satisfacen todos sus deseos. Y, naturalmente, los hijos se aprovechan de esa fe ingenua de sus progenitores chantajeándolos un día sí y otro también. Hoy piden una bicicleta, mañana unos zapatos deportivos de marca cara, pasado un portátil y la semana siguiente un teléfono móvil de última generación. Se convierten en personas exigentes. Consideran que todo les es debido. Solo saben conjugar el verbo Yo quiero. A duras penas balbucen un tímido Gracias. Cuando no les conceden lo que piden se enojan y reaccionan con violencia o se sumen en depresión. Los padres entonces entran en crisis. No saben cómo reaccionar. En realidad, la solución es fácil. Tienen que proporcionar a sus hijos cuanto antes una buena dosis de vitamina N; es decir, tienen que empezar a decir NO. Recibir continuamente cosas solo genera el deseo de tener más. Reduce los ideales a la mera posesión de objetos en una escalada imparable que conduce a una gran insatisfacción. En vez de entrenarlos para conseguir objetivos mediante el esfuerzo y el sacrificio, hacen que los hijos desarrollen estrategias de lloriqueos, exigencias y manipulación.  Se acostumbran a tener todo a cambio de nada, lo cual no los prepara para la vida real, los convierte en seres débiles y manipulables. Esta es una de las actitudes más destructivas y peligrosas. En las últimas décadas los padres se han vuelto demasiado permisivos y blandos, con lo cual solo consiguen que los hijos se debiliten y depriman, se crean el centro del mundo, acreedores a todo. Esta actitud se convierte en una enfermedad adictiva y contagiosa. Es probable que haya un poco de exageración en este diagnóstico, pero creo que, en lo sustancial, es objetivo. Muchos padres, ausentes demasiado tiempo de casa e incapaces de establecer relaciones afectivas con sus hijos, compensan ese vacío con la entrega continua de regalos.

En realidad, los hijos se merecen algo mucho mejor que regalos materiales. Se merecen protección, cariño y dirección. En inglés suena mejor porque los tres ingredientes tienen un final semejante: protection, affection and direction. Tienen derecho a que sus padres, de vez en cuando y de manera equilibrada, les digan NO. Tienen derecho a descubrir que solo quien se esfuerza y trabaja obtiene cosas valiosas en la vida. Normalmente, cuanto más trabajas mejores resultados obtienes. En el esfuerzo por liberar a sus hijos de la frustración, los padres han deformado la realidad. Tienen que darles el 100% de lo que necesitan, pero solo el 25% de lo que piden. A esto lo podríamos denominar el principio de la “privación beneficiosa” o de la “frustración óptima”. Y todo esto se puede conseguir con una dosis adecuada de vitamina N desde los primeros años de vida. Este principio es aplicable a cualquier proceso educativo, también a los procesos de formación para la vida religiosa y sacerdotal. Estoy convencido de que muchos de los problemas que hoy estamos teniendo se deben a un tipo de formación que acentúa demasiado la supremacía del yo y no prepara a las personas para afrontar las contrariedades de la vida, las necesarias frustraciones y la exigencia de esforzarse para alcanzar objetivos. En fin, quizá se trate de algo pasado de moda, pero no estás de más pararse un poco a reflexionar sobre ello. Os dejo ya con el vídeo anunciado antes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

En este espacio puedes compartir tus opiniones, críticas o sugerencias con toda libertad. No olvides que no estamos en un aula o en un plató de televisión. Este espacio es una tertulia de amigos. Si no tienes ID propio, entra como usuario Anónimo, aunque siempre se agradece saber quién es quién. Si lo deseas, puedes escribir tu nombre al final. Muchas gracias.