Te lo pregunto a ti, María de Magdala, que has estado junto a Él en la cruz y no has encontrado su cuerpo en el sepulcro. Podría preguntárselo a Pedro, el jefe de los apóstoles, pero lo encuentro demasiado tornadizo. Quizás Juan podría darme señas, pero algo dentro de mí me dice que tu testimonio tiene más valor y, sobre todo, más corazón.
Dime si es verdad que el primer día de la semana te acercaste muy temprano al sepulcro, cuando aún estaba oscuro, y viste descorrida la losa del sepulcro. ¿También tu fuiste víctima de una ilusión óptica o el amor te hizo ver lo que tus ojos no eran capaces de registrar? ¿Viste la losa descorrida con los ojos de la cara o con los ojos del corazón?
Dime si es verdad que fuiste corriendo a comunicar la noticia a Pedro y al otro discípulo a quien Jesús amaba. ¿Te oprimía el miedo porque “se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”? ¿O, más bien, te empujaba la convicción de que Él no estaba muerto y querías compartirla con los pilares de la comunidad?
Dime si es verdad que Pedro y el otro discípulo salieron corriendo hacia el sepulcro y que el discípulo que llegó primero vio los lienzos tendidos, pero no entró. ¿Tenía miedo de ver algo macabro o le cedió la primacía a Pedro para que él se convirtiera en notario mayor de la comunidad?
Dime si es verdad que Pedro entró en el sepulcro y, además de ver los lienzos, vio también en otro lugar el sudario enrollado con que le habían cubierto la cabeza. ¿Qué valor probatorio tienen estas telas a la hora de testificar que Jesús había resucitado? ¿No te parece un argumento de poco peso?
Dime si es verdad que también entró el otro discípulo, el que había llegado primero, y que “vio y creyó”. ¿Qué vio en realidad, aparte de un sepulcro vacío y unas telas enrolladas por el suelo? ¿Qué sucedió en su interior para que la carrera hasta el sepulcro se convirtiera e un itinerario de fe?
Dime si es verdad que hasta entonces no habían entendido las Escrituras y todas las veces que Jesús mismo les había dicho que iba a resucitar de entre los muertos. ¿Tan hermética es la Palabra de Dios que necesita golpes de efecto para ser creída?
Creo que me he excedido en este interrogatorio, pero, abusando de tu paciencia, me atrevo a seguir preguntándote porque no quiero celebrar este domingo de Pascua bajo sospecha.
Dime si es verdad que, tras esta experiencia inesperada, todos los amigos de Jesús recobrasteis la fe perdida, comprendisteis el verdadero sentido de su mensaje y os lanzasteis a predicarlo sin calcular las consecuencias. ¿Fue así como sucedió o es más bien la historia que nos contamos a nosotros mismos para justificar que el Evangelio haya llegado hasta nosotros?
Dime si es verdad que Jesús no es un mito que nos proporciona algunas claves para entender la existencia humana, pero que acabó como tantos otros líderes que han existido a lo largo de la historia. ¿Cómo era su cuerpo glorificado? ¿Cómo percibisteis su nueva presencia, vosotros y vosotras que habíais comido y bebido con Él, que habíais recorrido a pie los caminos de Galilea, Samaria y Judea?
Dime si es verdad que nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, no nos equivocamos cuando decimos que Él está vivo y seguimos creyendo en Él. ¿Estamos prolongando una neurosis colectiva o proseguimos la cadena de testigos que, movidos por el Espíritu Santo, superamos las barreras del espacio y del tiempo?
Dime si es verdad que creer en Él no produce ningún desequilibrio, como no sea el desequilibrio del amor. ¿Por qué entonces muchos de los que se consideraron discípulos suyos en su niñez lo abandonan cuando son jóvenes? ¿Por qué otros se consideran admiradores suyos, pero lo separan de la comunidad que él constituyó?
No quiero cansarte más, María de Magdala. Sé que hoy no es un día para muchas preguntas, sino para muchas adhesiones y muchas alegrías. Pero soy hijo de una cultura desconfiada. Necesito apoyarme en el testimonio de los que habéis visto y oído.
FELIZ PASCUA
a todos los amigos de El Rincón de Gundisalvus
Jesús ha Resucitado es una única verdad.
ResponderEliminar¡Feliz Påscua de Resurrección!
Desde que he leído la entrada de hoy, por la mañana, hasta ahora al atardecer, me ha ido resonando este “dime si es verdad”… Cuántas preguntas pueden surgir, si las hacemos con sinceridad… Una de las que ha adquirido más fuerza es la que has formulado: “Dime si es verdad que creer en Él no produce ningún desequilibrio, como no sea el desequilibrio del amor.”
ResponderEliminarGracias Gonzalo por ayudarnos a profundizar en el misterio de la Resurrección. Por todas las preguntas con respuestas que han ido aclarando muchas cosas, y han aportado luz para vivir la Pascua con más plenitud. Feliz Pascua!!!
Feliz pascua de Resurrección.
ResponderEliminar