miércoles, 15 de febrero de 2023

Donde hay pasado, hay futuro


Quizá tendría que haber escrito algo ayer sobre la celebración popular de san Valentín o sobre la fiesta litúrgica de los santos Cirilo y Metodio, patronos de Europa, pero ni tuve tiempo ni me sentí muy inspirado, así que he preferido esperar hasta hoy para asomarme de nuevo al Rincón. Ayer terminamos nuestro taller sobre liderazgo. Los participantes comenzaron enseguida su éxodo. Quedamos ya pocos en la sede.

Yo he aprovechado la jornada de hoy para viajar a Kuravilangad, la casa madre de los claretianos en India, fundada en 1970. Me he alegrado de saludar a viejos conocidos, orar en el cementerio en el que yacen los ocho primeros misioneros muertos en esta provincia de Santo Tomás, dirigirme brevemente a los 36 seminaristas que cursan estudios en el centro y ver las obras de renovación de la casa llevadas a cabo con motivo del cincuentenario de su fundación. Ahora ya estoy preparando mi maleta porque dentro de unas horas viajo a Bangalore, antes de emprender el vuelo de regreso a Europa.


¿Por qué me atrae tanto la India? Porque, además de ser una tierra con mucho, muchísimo pasado, exuda futuro por todas partes. La gente sueña con que el país mejore (de hecho, lo está haciendo a pasos agigantados), hay ganas de vivir, se apuesta por el futuro. Los problemas son del tamaño del país (es decir, enormes), pero no percibo el pesimismo que se respira en otras partes. Su tradicional espiritualidad les permite afrontar la vida con serenidad y esperanza. 

Yo aprendo mucho cuando vengo por aquí, sin que esto signifique que tenga que imitar sus modos o repetir sus patrones de conducta. Hablando con la gente de aquí, caigo en la cuenta de que algunas de mis convicciones son, en realidad, prejuicios; de que el lugar en el que nacemos y la primera lengua que hablamos condiciona mucho nuestra manera de ver el mundo, hasta el punto de que se convierte en regla para medir todo lo demás. Tomo distancia de lo que me parece obvio y lo pongo en tela de juicio. Escucho y me dejo interpelar. No siempre estoy de acuerdo con todo, percibo también “agujeros negros”, pero eso no cuestiona mi simpatía por el país y sus gentes.


Por otra parte, cansado por dos semanas de trabajo intenso, descubro que casi todo lo que vale la pena exige esfuerzo, que no se recogen frutos cuando no se cultiva la tierra y que es necesario aprender a sacrificarse en la vida. La cultura del mero entretenimiento nos debilita hasta el punto de convertirnos en marionetas o en seres que se arrugan ante las dificultades. La abundancia de medios y oportunidades no siempre es la mejor receta para progresar en la vida. Con frecuencia, quienes nacen teniéndolo todo no crecen como personas, se acostumbran a vivir de las rentas. Quienes, por el contrario, tienen que luchar desde el principio se curten para las batallas de la vida. 

Por eso, me produce tanta preocupación el fenómeno de los niños “hiperregalados” que vivimos en Occidente. ¿Será verdad que proporcionándoles todo se van a entrenar mejor para vivir? Creo que no, pero a veces los adultos necesitamos curar nuestra mala conciencia dando a las generaciones que vienen lo que nosotros no pudimos tener en su momento. Queriendo hacerles un bien, a veces debilitamos mucho su sistema inmunitario. No nos extrañemos luego de que cualquier virus los amenace y de que les cueste tanto comprometerse de por vida.


1 comentario:

  1. Gracias por volver hoy, a pesar del cansancio acumulado y volver con varios mensajes que son fruto de las experiencias vividas. Cuando transmites vida, interpelas. Es importante, como dices: “escucho y me dejo interpelar”… y, en este caso, “leo y me dejo interpelar!”
    Supongo que también por otras vocaciones, pero mi experiencia de madre me ha llevado a aprender, como nos dices a: “descubrir que casi todo lo que vale la pena exige esfuerzo, que no se recogen frutos cuando no se cultiva la tierra y que es necesario aprender a sacrificarse en la vida” y a pesar de todo, no siempre se consiguen los frutos que esperas.
    Gracias Gonzalo por las inquietudes que transmites y también por la cultura… Que tengas un buen viaje de vuelta.

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