¿Te lo digo de otra manera?

En Italia hay un montón de curas que se han lanzado a la red. Hace unas semanas escribí sobre Marco Pozza y su manera original de contar la fe. Hoy quiero hablar de otro cura. Es muy joven, 27 años. Se llama Alberto Ravagnani. Tiene un canal de YouTube con 142.000 subscriptores. Lo podéis encontrar en: W la fede (o sea, viva la fe). Voy a hablar sobre él y su manera de dirigirse a los jóvenes, pero no olvido que en el panorama de lengua española hay otros muchos sacerdotes que se dedican a evangelizar en las redes. Aquí tenéis una lista de diez curas youtubers. En España podéis encontrar desde un cura clásico como Valentín Aparicio hasta otro más rompedor como Daniel Pajuelo. 

La verdad es que yo no estoy muy al día de lo que sucede en mi país en este campo. Seguro que algunos de los lectores de este Rincón podéis compartir informaciones más recientes. Pero volvamos a Alberto Ravagnani, un cura que por su edad es prácticamente un nativo digital.  Por eso, no le resulta difícil convertir las redes sociales en una herramienta de pastoral y evangelización. Como buen italiano, habla con fluidez, tiene chispa y sabe conectar con el mundo juvenil.

Para conocerlo un poco más, sería bueno visitar con él el oratorio en el que vive y trabaja. Él mismo lo dice: “Somos el lugar que habitamos”. Es vicario de la pastoral juvenil de la parroquia de San Michele en Busto Arsizio, diócesis de Milán, y sigue personalmente las actividades de los chicos y de los scouts. Por muy youtuber que sea, no renuncia a estar con los jóvenes: “La presencia física −reitera− es insustituible. Verse, reunirse y estar juntos es fundamental para los más pequeños. Un niño no necesita crear relaciones en las redes sociales, mientras que, para los adolescentes, si hay un uso razonado y apoyado en buenas intenciones, Internet puede tener resultados positivos”. 

Por otro lado, la web ha sido muy útil en los últimos meses en los que, a causa del coronavirus, muchas parroquias han trasladado la catequesis y las iniciativas pastorales a Internet, creando oportunidades para mantener los contactos y seguir sintiéndose comunidad: “Tenemos tanta necesidad de relacionarnos −concluye don Alberto− que a veces basta con compartir una fotografía, un pensamiento, una frase para sentirse mejor”.

Intuyo que, para muchos lectores de este Rincón, ya entraditos en años, el mundo de Internet, aun siendo importante, no tiene la relevancia que tiene para los nativos digitales. Para los mayores, Internet es una herramienta más o menos atractiva y útil. Para los nativos digitales (todos los nacidos después del año 2000) es sencillamente su ámbito. ¿Cómo explicarles a los jóvenes cristianos de esta generación para qué sirve la misa, por ejemplo? Alberto lo intenta. Aunque no se entienda todo, os invito a ver el vídeo que he colocado al final de la entrada. El cura youtuber se mete en la piel de los adolescentes y jóvenes (al fin y al cabo, él ha dejado de serlo hace muy poco tiempo), capta sus objeciones y reticencias, las toma en serio, y los invita a “ir más allá”. 

¿Comprenden los jóvenes lo que Alberto quiere transmitirles? No lo sé, pero lo que es claro es que perciben su entusiasmo (porque es contagioso) y sus ganas de encontrar nuevos caminos (porque es creativo). Junto a muchos curas que se sienten desfondados (sobre todo en las zonas rurales) hay otros que alumbran nuevas iniciativas. Son las dos caras de la misma moneda pastoral. Cada una tiene sus luces y sus sombras. Los primeros se mantienen en las periferias tradicionales a las que pocos quieren ir; los segundos se internan en las nuevas periferias digitales para las que se necesita una competencia especial. Unos y otros hacen que la Iglesia siga viva y que no abandone ni a los ancianos (curas rurales) ni a los jóvenes (curas digitales). Me siento muy agradecido a todos mis colegas.