En agosto de 1976
estaba yo a punto de terminar mi año de noviciado en Castro Urdiales,
Cantabria. Apenas comenzado el mes, el lunes día 2, murió en accidente de tráfico,
a la edad de 27 años, una cantante a la que admiraba. Tenía nueve años más que
yo. Sus letras y su estilo –una especie de Joan Baez en la España tardofranquista– me cautivaron. También
me inspiré en ella para algunas de mis primeras canciones juveniles. Quizá a muchos jóvenes de hoy no les diga
nada. Han pasado 40 años desde su muerte. A mí, sin embargo, me parece que
sigue conservando actualidad. Fue una voz libre. Había vivido en varios países (Reino Unido, Estados Unidos, Portugal, Argel y Jordania) antes de recalar en España, a la que amaba con algo más que las vísceras. Quería a su país, pero no era patriotera. Admiraba la historia, pero no cerraba los ojos a la realidad del momento.
Se llamaba Evangelina Sobredo Galanes. Sin embargo, todo
el mundo la conocía por su nombre artístico: Cecilia,
como la célebre composición de Simon
& Garfunkel. Cecilia, en diez años de actividad musical, cosechó
éxitos como Un
ramito de violetas, Dama, dama, Amor de
medianoche, etc. Su estilo se enriquece con melodías del folk norteamericano y con cuidadas letras en español. Yo quiero rescatar un tema titulado Mi querida España.
Es obvio que la situación a la que alude no es la misma que la actual, pero
hay chispazos de luz que pueden iluminar el esperpéntico momento político que
estamos viviendo desde que comenzó 2016. Necesitamos voces frescas, con la fuerza de la poesía, que nos ayuden a despertarnos.
Os propongo, en primer lugar, la letra de la canción (sin la censura franquista):
Os propongo, en primer lugar, la letra de la canción (sin la censura franquista):
Mi querida España,
esta España viva,
esta España muerta.
De tu santa siesta
ahora te despiertan
versos de poetas.
¿Dónde están tus ojos?
¿Dónde están tus manos?
¿Dónde tu cabeza?
Mi querida España,
esta España mía,
esta España nuestra.
Mi querida España.
Esta España nueva,
esta España vieja.
De las alas quietas,de las vendas negrassobre carne abierta.¿Quién pasó tu hambre?¿Quién bebió tu sangrecuando estabas seca?
Mi querida España,esta España mía,esta España nuestra.
Mi querida España,esta España mía,esta España nuestra.
Mi querida España,esta España en dudas,esta España cierta.
Pueblo de palabrasy de piel amarga,dulce tu promesa.Quiero ser tu tierra,quiero ser tu hierbacuando yo me muera.
Mi querida España,esta España mía,esta España nuestra.
Mi querida España,esta España mía,esta España nuestra.
Y ahora el
vídeo. En él aparece una Cecilia un poco retro,
pero ayuda a entrar en el alma de la canción.
De esta
canción, que ha llegado a ser una especie de himno, rescato tres preguntas que
siguen siendo interpelantes:
¿Dónde están tus ojos?
¿Dónde están tus manos?
¿Dónde tu cabeza?
No son
retóricas. Nos ayudan a despertarnos de un peligroso letargo que consiste en dejar
en manos de los políticos profesionales la
marcha del país. Hemos vivido dos elecciones generales en el arco de medio año
y si las cosas no cambian nos encaminamos a las terceras. ¿Cómo se puede
someter a un país a este esperpento democrático?
Y todo porque unos cuantos
partidos no logran ponerse de acuerdo para garantizar la gobernabilidad. El
gigante capitalista Estados Unidos y la minúscula república comunista de Cuba
pueden llegar a acuerdos, pero los gallos de los cuatro partidos más votados lo
consideran imposible porque “la izquierda jamás apoyará a la derecha” (o a la
inversa). Vistas las cosas desde fuera (en sentido físico, pero también
emocional), dan ganas de llorar. ¿Cuáles son esas diferencias insalvables? ¿La
corrupción? ¡El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra! ¿La
economía? ¡Todos quieren crear empleo y disminuir las desigualdades! ¿La concepción del estado? ¡Para eso existen el diálogo y la negociación! Si solo pudieran llegar a acuerdos los que piensan igual en todo, ¿qué necesidad hay de diálogo?
Confieso que este juego me resulta tan ridículo que solo advierto una verdadera razón: la defensa de los propios intereses (de liderazgo, económicos, etc.). ¿Dónde están tus ojos? Ya está bien de apelar al bien común cuando todo el mundo percibe que cada uno está asegurando su cuota de poder. ¿Dónde está tu cabeza? ¡Ojalá la legislación española previera que los que no han logrado acuerdos en unas elecciones no pudieran presentarse de nuevo a las siguientes! Otro gallo nos cantaría. No se puede someter la dinámica de un país a la incompetencia e inmadurez de su clase política.
Confieso que este juego me resulta tan ridículo que solo advierto una verdadera razón: la defensa de los propios intereses (de liderazgo, económicos, etc.). ¿Dónde están tus ojos? Ya está bien de apelar al bien común cuando todo el mundo percibe que cada uno está asegurando su cuota de poder. ¿Dónde está tu cabeza? ¡Ojalá la legislación española previera que los que no han logrado acuerdos en unas elecciones no pudieran presentarse de nuevo a las siguientes! Otro gallo nos cantaría. No se puede someter la dinámica de un país a la incompetencia e inmadurez de su clase política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
En este espacio puedes compartir tus opiniones, críticas o sugerencias con toda libertad. No olvides que no estamos en un aula o en un plató de televisión. Este espacio es una tertulia de amigos. Si no tienes ID propio, entra como usuario Anónimo, aunque siempre se agradece saber quién es quién. Si lo deseas, puedes escribir tu nombre al final. Muchas gracias.