Los “ayes” en la Biblia son una forma de lamento, de angustia y a veces de protesta y maldición. El evangelio de hoy reporta los cuatro “ayes” que Jesús lanza contra los ricos, los saciados, los que ríen y los que son ensalzados: “¡Ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas”.
En nuestra predicación actual no solemos utilizar la fuerza de los “ayes”. Tendemos a justificar casi todo. Somos hijos de una sociedad tolerante que ya no se atreve a llamar a las cosas por su nombre por temor a ofender a alguien o ser tildados de intransigentes. No era este el estilo de Jesús. Su actitud misericordiosa se compaginaba muy bien con su audacia profética. ¿No habrá llegado la hora de ser más audaces y directos? ¿No tendríamos que atrevernos a lanzar algunos “ayes” modernos que despierten nuestras conciencias y nos ayuden a vivir con mayor lucidez y coherencia? Hagamos una prueba:
¡Ay de los que explotan a los emigrantes que atraviesan el Mediterráneo o el corredor de Centroamérica y hacen fortuna con la muerte de quienes tienen que huir de sus países!
¡Ay de los meapilas que insisten en comulgar en la misma mano con la que pagan en negro a sus empleados!
¡Ay de los curas que predican con intransigencia y luego llevan una doble vida!
¡Ay de los que despilfarran su dinero en lujos superfluos cuando hay muchas personas que trabajando honradamente no llegan a fin de mes!
¡Ay de los que hacen donativos para bordar el manto de la Virgen pero no son capaces de dominar su lengua viperina!
¡Ay de los abogados y jueces que se dejan sobornar para favorecer siempre a los más poderosos!
¡Ay de las mafias que controlan el mundo de la prostitución y tratan a las personas como mercancías!
¡Ay de los periodistas que fabrican bulos o biografías rutilantes para favorecer a las grandes corporaciones que les dan de comer!
¡Ay de los obispos que no se atreven a proclamar el Evangelio en situaciones comprometidas por miedo a no seguir subiendo en el escalafón eclesiástico!
¡Ay de los nuncios que “fabrican” obispos bajo el poder de las influencias sin tener en cuenta el sentir del pueblo de Dios!
¡Ay de los religiosos que se han vuelto tan normales que son como la sal que ha perdido su sabor!
¡Ay de los funcionarios que sestean en su trabajo sabiendo que tienen el puesto asegurado y que no deben esforzarse por lograr la excelencia en el trato con la gente!
¡Ay de los blogueros, tiktokers e influencers que solo piensan en incensar su ego, contar el número de likes y hacer caja con las adicciones ajenas!
Basta por hoy. Los “ayes” son siempre el reverso de las “bienaventuranzas”. Mañana tendremos que fijarnos en los millones de personas a las que Jesús alabaría porque su corazón misericordioso refleja el de Dios.
La lista de los “ayes” puede ser interminable…
ResponderEliminarGracias Gonzalo, porque con la lista que haces, nos invitas a contemplar cuántos de ellos y más encontramos en nuestro interior y como inconscientemente algunas veces y conscientes otras, tratamos de justificarlos.
Gracias Gonzalo por decirlo tan claro.
ResponderEliminarNecesitamos escucharlo! para reflexionar , actuar.... y ser más valientes.
Yo personalmente me veo reflejada en mis fallos y errores..
Los " ayes" son tirones de orejas Qué valiente era Jesús!
Gracias...es noche y bien entrada en esta otra parte del mundo. Gracias.
ResponderEliminarExcelentes "Ayes" para meditar y reflexionar.. Muchas gracias por compartir...
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