viernes, 18 de junio de 2021

La Madre siempre espera

Lisboa me recibió ayer con 18 grados de temperatura y una fina lluvia. Nada que ver con el sol y el calor de Roma. Sentí la fraternidad portuguesa desde el primer momento. A media tarde viajé a Fátima, desde donde escribo la entrada de hoy. De este lugar único he escrito muchas veces en este Rincón porque para mí tiene especiales resonancias. Un poco antes de ponerme en camino desde Lisboa aquí recibí la triste noticia del fallecimiento de un primo mío que, durante más de 30 años, vivió una enfermedad degenerativa. Mi recuerdo emocionado y mi oración van para él. Tras un calvario tan prolongado, estoy seguro de que goza ya de la Pascua eterna. Llegado a Fátima, recibo también la noticia de la muerte del padre Gustavo Alonso, un argentino de 89 años que durante doce años (1979-1991) fue superior general de los claretianos. A él le debemos mucho. No me gusta extenderme cuando recuerdo a las personas queridas que mueren. Prefiero conservar un recuerdo discreto en el fondo de mi corazón. Las demasiadas palabras suelen alterar la verdad de los sentimientos.

En Fátima hace casi frío. No me esperaba un clima como este a las puertas del verano. Se ven todavía pocos peregrinos. La pandemia sigue siendo una amenaza. Muchos no se atreven a venir. Después de la cena, participé en el tradicional Rosario nocturno y en la procesión de candelas con el Santísimo Sacramento bajo palio. Pensé en mi primo fallecido y también en todos los que os acercáis a este Rincón. Ayer prometí orar por vosotros. A muchos os conozco personalmente, pero todos estuvisteis en mi oración ante la Madre de Fátima. Es verdad que desgranamos un Rosario de cincuenta Avemarías, pero sé que nuestras necesidades desbordan este número. Sin conocerlas, se las presenté a María con el espíritu de la más antigua oración mariana que conocemos. Se remonta al siglo III. Es probable que muchos la sepamos de memoria: “Bajo tu protección nos acogemos, santa Madre de Dios. No desoigas las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, libranos siempre de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita”.

Dentro de unas horas comenzará el simposio Teológico-Pastoral en el que voy a participar. Se titula: “Fátima, hoje: pensar a Santidade” (o sea, “Fátima, hoy: pensar la Santidad”). A partir del ejemplo de los dos primeros santos de Fátima, en particular de Jacinta Marto, el Santuario pretende llevar a cabo tres días de reflexión sobre la identidad y el anhelo de una comunidad cristiana -la santidad- y que constituye su principal marca a lo largo de más de dos mil años. El contexto pandémico por el que atraviesan Portugal y el mundo dicta un “hoy” un tiempo favorable en el léxico cristiano que es una oportunidad para reflexionar sobre las circunstancias de la propia humanidad. Mi ponencia será el domingo 20, así que tengo tiempo para irme situando. No sé si participarán muchas personas o pocas. De hecho, estaba programado para el año pasado, pero tuvo que ser cancelado a causa de la pandemia.

3 comentarios:

  1. Siento el fallecimiento de tu primo y de Gustavo. Tuve la fortuna de conocer a este último la última vez que estuvo destinado en la Curia de Buenos Aires. Seguro que ambos gozan ya de la luz del Padre.

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  2. Gracias Gonzalo por tener presente a los que recién , se reúnen en la casa del Padre, y por tenernos presentes en tus oraciones ante Nstra. Sra. De Fátima. Cuídate. Nos acogemos el bajo el manto de Maria.

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  3. Lamento mucho esas pérdidas aunque seguro ya disfrutan de la compañía del Señor. Buenos días por esos benditos lugares. Gracias por tus oraciones. Inclúyelo en tus oraciones ante la Señora.

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