Ayer domingo, a las 8 de la tarde, después de varias semanas de espera, empezamos nuestro itinerario de Ejercicios Espirituales por Internet. Los participantes provienen,
sobre todo, de España, Colombia, México, Guatemala, Brasil, Panamá y otros países
latinoamericanos. Y, en menor número, hay también gente de Italia, Portugal,
Francia, Reino Unido y Polonia. Incluso alguno se ha apuntado desde Congo o
Costa de Marfil. La lengua es una barrera porque en esta ocasión todo será en
español. Esperemos que nos dejemos guiar por la Palabra de Dios para no errar el objetivo.
Mientras
seguimos nuestro camino hasta el próximo sábado 18, me hago eco de tres
libros que sus autores me regalaron la semana pasada. Los tres están
escritos por personas amigas. El primero es del cardenal Aquilino Bocos.
Se titula Arraigados y arriesgados. El segundo lo firma mi amigo de
infancia, el obispo Raúl Berzosa. Se titula ¡Déjate sorprender por tu
Dios y por los hermanos! El tercero, el más pequeño, está escrito al
alimón por los portugueses Tony Neves y Artur Teixeira (compañero mío en
el gobierno general). Se
titula A quatro mãos em clave de Fá y Sol. Naturalmente, no he tenido tiempo de leerlos todavía
porque la semana pasada estuve muy ocupado con otros asuntos, pero sí he podido
ojearlos (es decir, echar un vistazo) y hojearlos (es decir, pasar páginas).
El libro del cardenal Bocos
tiene un título sugestivo. Solo podemos tomar decisiones arriesgadas, audaces,
cuando estamos arraigados. No hay frutos sin raíces. Es un volumen de
422 páginas que recoge 10 artículos y conferencias sobre temas que tienen que
ver con la espiritualidad claretiana. El subtítulo explicita su oportunidad: “Siguiendo
las huellas de Claret en el 150 aniversario de su muerte”. Me llaman la atención
algunos capítulos como “Pensamiento y praxis de proximidad en la historia de la
Congregación” o “Vivir claretianamente la tercera edad”. Más allá de sus contenidos,
que serán muy útiles para los misioneros claretianos, me sorprende que una
persona mayor (el cardenal Bocos cumplió hace un par de meses 82 años) siga conservando
lucidez para pensar y paciencia para escribir. Y que sus escritos no naufraguen
en la investigación sobre el sexo de los ángeles, sino que aborden cuestiones
muy actuales que necesitan ser pensadas y no solo descritas. Yo, que soy un
enamorado del “enfoque narrativo”, me hago cargo de la necesidad que tenemos
de pensar las cosas, de desentrañar su inteligibilidad. Desde que era
estudiante he oído muchas veces eso de que “no hay nada más práctico que una buena
teoría”. Pensar las cosas nos ayuda a encontrar sus raíces. De esta manera,
podemos revitalizar nuestro ser para que produzca frutos de calidad y tome
decisiones arriesgadas. Quizá la banalidad actual es consecuencia de un déficit
de pensamiento. Pareciera que solo tenemos tiempo para consumir y entretenernos, no para
meditar.
El libro de mi
coetáneo Raúl Berzosa,
regalado mientras tomábamos algo en una terraza del centro de Roma, recoge
diversos escritos suyos entre el verano de 2018 y la primavera de 2019, un
tiempo que el autor pasó primero en el monasterio benedictino de Calcat
(Francia), luego en Roma haciendo un mes de Ejercicios Espirituales y finalmente en
una parroquia de Bogotá (Colombia). También el subtítulo es una declaración de
intenciones: “El arte de vivir como resucitados”. El obispo Raúl, buen pensador
y mejor comunicador, va enhebrando una serie de reflexiones sobre las sorpresas
de Dios, el Padrenuestro y las sorpresas de los hermanos. Termina con una serie
de oraciones clásicas que él personaliza: el Benedictus (que
rezamos en laudes), el Magníficat (que rezamos en vísperas) y el Nunc
dimittis (que rezamos en completas). Raúl es muy dado a dividir y
subdividir mucho los textos. Para mi gusto, se pierde algo de fluidez, pero tal vez se
gana en claridad expositiva. Raúl, como buen burgalés, tiene la anchura y la luminosidad de la meseta castellana. El estilo es el hombre. Yo creía que esta frase era de Ortega
y Gasset, pero parece que la sentencia original −“Le style c’est l’homme
même”− la escribió el naturalista francés Georges-Louis
Leclerc (1707-1788), en su disertación inaugural tras su elección como
uno de los “cuarenta inmortales” de la Academie Française. Dime cómo
escribes y te diré quién eres. Belleza y claridad no se excluyen. En su dedicatoria,
Raúl me califica de “amigo, hermano y maestro de espiritualidad”. Acepto
con gratitud los dos primeros calificativos. El tercero me queda tan grande que
casi me sonroja.
Por último, el
libro de Artur Teixeira, escrito en portugués con su amigo Tony Neves
(religioso espiritano), recoge algunos textos breves que ambos han ido
publicando en las redes sociales durante los meses de la pandemia, concretamente
desde el 19 de marzo (solemnidad de san José) hasta el 31 de mayo (solemnidad de
Pentecostés). El título se sirve del lenguaje musical: “A cuatro manos en
clave de fa y sol”. Parece que es el nombre de un proyecto de solidaridad
al que se destinan los beneficios de la venta del libro y otras muchas acciones
puestas en marcha durante este tiempo. Hay 12 artículos en clave de fa y 14 en
clave de sol. Todos vienen precedidos por un breve prefacio escrito por el
cardenal portugués José
Tolentino de Mendonça. Me ha hecho sonreír un parrafito extraído del
primer artículo. Traduzco del portugués: “Por nuestro ADN lusitano, a todos
nos gusta ser los primeros, si es posible los mejores del mundo, los más
veloces, los más fuertes, llegar más lejos, ser líderes en este o en aquel
campo, pero, en la actual coyuntura epidémica, cedíamos de buena gana (y sin
cobrar) el lugar más alto del podio a quien quisiera aceptarlo”. Acompañar estos tiempos difíciles con algunas reflexiones nacidas al hilo del camino recorrido tiene algo de logoterapia y, al mismo tiempo, de misión pastoral. Se agradecen iniciativas como esta. Gracias, Artur, por tu detalle.
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