lunes, 8 de enero de 2018

Dejando las redes, lo siguieron

El regreso al tiempo ordinario, tras las dos semanas navideñas, ha alterado mis rutinas, así que la entrada de hoy llega cuando el día ya va de caída. Seré breve. En el evangelio de hoy se lee la llamada a los primeros discípulos según el relato de Marcos. Jesús comienza llamando a Simón y a su hermano Andrés, dos pescadores galileos “que estaban echando el copo en el lago”. El maestro no se anda con rodeos, ni espera un largo proceso de discernimiento: “Venid conmigo y os haré pescadores de hombres”. En ninguna parte se explica en qué consiste esa extraña y nueva profesión. Simón y Andrés saben pescar peces, ¿pero hombres? En cualquier caso, la atracción de Jesús debe de ser tan magnética que el evangelio de Marcos sintetiza así la respuesta: “Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”. Interesan los tres ingredientes de esta escueta frase. El adverbio inmediatamente parece evocar ese “con presteza” que describe la disposición de la joven María cuando emprende el camino de Nazaret hacia la casa de su prima Isabel. No se trata de marear la perdiz porque, al final, cae al suelo redonda. Se trata de arriesgarse antes de ver todo claro. Cuando pienso en algunos jóvenes que están madurando su posible vocación a la vida consagrada y nunca acaban de decidirse (ahora sí - ahora no), entiendo mejor la fuerza de este adverbio imprudente. El último elemento es un verbo dinámico: “lo siguieron”; es decir, fueron detrás de él, no se limitaron a inspirarse en sus palabras, sino que quisieron reproducir su estilo de vida sin saber bien en qué consistía.

Entre el primero y el último ingrediente hay tres palabras -solo tres en la versión castellana- que han hecho correr ríos de tinta: “dejaron las redes”. Hace unos años a nadie se le hubiera ocurrido dar a esta frase un sentido distinto del obvio. Dejar las redes significa abandonar su trabajo de pescadores para empezar una vida incierta, sin oficio ni beneficio. Las redes eran su instrumento de pesca. Sin embargo, de unos años a esta parte (menos de diez), la frasecita ha tenido mil y una interpretaciones. Los que trabajan con jóvenes se las han arreglado para darle la vuelta y actualizarla. El texto de Marcos habría que leerlo así: “dejaron las redes (sociales)”. O sea, que si uno quiere ir detrás de Jesús en pleno siglo XXI ya puede ir dejándose de móviles, Facebook, Twitter, Instagram y todo lo demás. O te conectas a Jesús o te conectas a las redes. Parece que no es posible conectarse con Jesús a través de las redes. Sé que se trata de una provocación, pero, en el fondo, aquí se esconde una gran verdad. Si un joven (o un adulto) está todo el santo día pendiente de los guasaps que entran, de los me gusta que reciben sus entradas y de lo que sus amigos o seguidores cuelgan en las redes, ¿qué tiempo le queda para escuchar la invitación que Jesús le dirige a ser “pescador de hombres” (algo así como webmaster de la página del Evangelio)?

No es cuestión de tiempo medido en horas y minutos. Es cuestión de actitud y motivación. Desparramado en los mil mensajes externos, esclavizado por la adicción digital, ¿cómo escuchar mensajes que hablan de cambiar el estilo de vida, de ir más allá, de ponerse en camino? No sería coherente si hablara mal de las redes sociales. Yo soy un usuario habitual. Me limito a formular como pregunta la frase del evangelio de Marcos: ¿Qué significa hoy “dejar las redes”?  ¿Será necesario desintoxicarnos de una dependencia excesiva? Los micro-mensajes de las redes, ¿nos habrán hecho insensibles al mensaje grande Jesús? ¿Hacia dónde vamos? Quizás algunos de los amigos del Rincón tenéis algunas respuestas a estas preguntas. Por cierto, ayer recibí un montón de mensajes de felicitación “a través de las redes”. No puedo hablar muy alto. Y, además, no he sido muy breve, como prometí al principio. Mea culpa.


1 comentario:

  1. Un abrazo hermano Gonzalo, son las 5:35am aqui en mexico y esta tarde tengo que predicar un tema para los jóvenes de la iglesia con este mismo titulo y le pedía al Espiritu Santo que me iluminase ya que no quiero que los jóvenes sigan siendo mis amigos (y usted sabe a lo que me refiero) pero que a la vez entiendan que es mucho tiempo el que se desperdicia en las redes, pero que llevo un sentimiento encontrado ya que las redes sociales usadas correctamente pueden ser una herramienta poderosa para la predicación del evangelio entonces Dios me guió a encontrar este blog....Muchas gracias, bendiciones.

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