No sé si todos
habéis oído hablar de las famosas TED
Talks. La sigla TED viene de las palabras inglesas Technology (Tecnología), Entertainment (Entreteni-miento) y Design (Diseño). Se trata de breves
charlas (talks) en internet –con subtítulos
en numerosas lenguas– sobre los asuntos más variados. Uno las puede ver en
línea o descargar gratis. Según los creadores de esta iniciativa, se trata de
ideas “que merece la pena difundir” en este mundo globalizado. Los
conferenciantes suelen ser personajes famosos, desde el expresidente
norteamericano Bill Clinton y el magnate tecnológico Bill Gates hasta el papa
Francisco, uno de los últimos en sumarse a este proyecto. Os propongo escuchar
su charla, difundida hace solo tres días. Lo hago precisamente hoy porque a las
10.45 (hora de Roma) el Papa emprende un arriesgado y breve viaje a Egipto,
el país donde se
ha quebrado la convivencia entre cristianos y musulmanes. En la charla
de poco más de 17 minutos, Francisco confiesa que a menudo, ante los males que
sufren muchas personas en nuestro mundo, se ha preguntado: ¿Por qué ellos y no yo? Imagino que todos nosotros nos hemos
formulado muchas veces una pregunta semejante. ¿Por qué disfrutamos de salud, oportunidades
educativas, bienestar económico y reconocimiento social mientras otros lo pasan
mal? O, por el contrario, ¿por qué estamos enfermos, sin empleo, en los
márgenes de la vida mientras otros parecen disfrutar? ¿Qué hemos
hecho para merecer o desmerecer? ¿Hay una especie de predestinación o se trata
de una ruleta rusa que reparte la suerte al azar?
Estas preguntas
parecen dirigirse al pasado y al presente, pero, en realidad apuntan al futuro.
Tal como están las cosas, ¿merece la pena confiar en que vendrán tiempos
mejores? Muchos padres actuales temen que el futuro que aguarda a sus hijos sea
peor que el presente que ellos disfrutan. Si hay algún continente donde se
respira –casi se palpa– esta desconfianza hacia el porvenir es Europa. Quizás
esto explique en parte el bajísimo índice de natalidad. Muchas jóvenes parejas no quieren dejar en
herencia a sus hijos un mundo que intuyen será peor que el actual. El papa
Francisco es muy consciente de esta enfermedad moderna. Es como si tuviera un
sexto sentido para percibirla. Por eso, en su charla TED, propone nombrar al
futuro con el término esperanza. Como
él mismo aclara, la esperanza no se basa en un talante optimista o en simples
factores de crecimiento económico o bienestar social. La esperanza se da
incluso cuando todos estos elementos parecen empujarnos en dirección contraria.
La esperanza es una confianza radical en la bondad de la vida y, en definitiva,
en el Dios que sostiene la existencia. No esperamos porque nos creamos capaces
de resolver todos los problemas sino porque sabemos que “estamos en buenas
manos”.
Os dejo con la charla TED del papa Francisco. En el caso de no entender italiano, no olvidéis activar los subtítulos en español editando el vídeo en YouTube y buscando el idioma deseado en Configuración-Subtítulos.
Os dejo con la charla TED del papa Francisco. En el caso de no entender italiano, no olvidéis activar los subtítulos en español editando el vídeo en YouTube y buscando el idioma deseado en Configuración-Subtítulos.
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