jueves, 29 de junio de 2023

La llave y la espada

Estatuas de san Pedro y san Pablo en la explanada de la catedral de La Almudena de Madrid
Empiezo la solemnidad de los santos Pedro y Pablo en Madrid y espero concluirla en Medellín, la capital del departamento de Antioquia, en Colombia. Mi vuelo sale a primera hora de la tarde. La diferencia horaria entre España y Colombia es de siete horas, así que cuando aterrice en la ciudad de la eterna primavera será ya viernes en España. 

Podría decir que la fiesta, tanto litúrgica como socialmente, comenzó ayer por la tarde. Participé en la recepción que la Nunciatura de la Santa Sede en Madrid organizó con motivo de los diez años del pontificado del papa Francisco. Los jardines de la legación diplomática se llenaron de personajes variopintos. Abundaban los obispos y eclesiásticos, pero había también muchos representantes de la sociedad civil y del cuerpo diplomático. Me gustó reconocer a personajes como Marcelino Oreja, Jaime Mayor Oreja, Eugenio Nasarre y otros.

Recepción en la Nunciatura
La verdad es que yo, poco acostumbrado a este tipo de actos, me sentí como pez fuera del agua. No obstante, aproveché la oportunidad para saludar a unos y a otros y captar por dónde van las preocupaciones a menos de un mes de las elecciones generales en España y muy cerca ya de la JMJ de Lisboa. Algunos se preguntaban si el Papa estará en condiciones de viajar a la capital portuguesa. 

Las conversaciones entrelazaban estos temas mayores con otros como el inminente comienzo del ministerio pastoral del nuevo arzobispo de Madrid, las sedes episcopales vacantes en España, el futuro del libro religioso en tiempos tan digitales como los nuestros o el puesto que ha ocupado entre los medios de comunicación el periódico El Debate

Estatura de san Pedro en la plaza de san Pedro del Vaticano
Las figuras de Pedro y de Pablo simbolizan la vigencia del “principio petrino” y del “principio paulino” en la vida de la Iglesia. En las dos grandes estatuas de estos santos colocadas en la plaza de san Pedro de Roma figuran sus símbolos más representativos: la llave (en el caso de Pedro) y la espada (en el caso de Pablo). En las dos estatuas que flanquean la fachada de la catedral de la Almudena de Madrid, Pedro lleva en la mano izquierda las redes (símbolo de su antigua profesión de pescador) y en la derecha las llaves (símbolo de su nueva misión). En el caso de Pablo hay un cambio de símbolos. Ya no enarbola la espada, como en la estatua de Roma, sino un rollo de pergamino en la mano derecha (símbolo de su pasión por la Palabra) y una especie de hatillo en la izquierda (símbolo de su evangelización itinerante y pobre). 

No estoy seguro de que la mayoría de los turistas y curiosos que merodean por la explanada de La Almudena perciban el significado de estos símbolos, pero hay que reconocer que son elocuentes. Merece la pena detenernos un poco sobre ellos. Las redes de Pedro aluden a su profesión original (pescador en el lago de Tiberíades), pero también a la nueva misión que Jesús le confía (pescador de hombres). Las llaves simbolizan la autoridad que Jesús le concede con unas palabras que leemos en el Evangelio de hoy: “Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. 

Este poder no es absoluto e ilimitado, sino en función de la confesión que Pedro hace un poco antes: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Atar y desatar son verbos muy usados en el judaísmo para expresar el servicio de la autoridad. A Pedro (y a sus sucesores) se les concede esta capacidad para ayudar a la Iglesia a mantenerse fiel a la confesión de Jesús como el Cristo, el Hijo de Dios, a través de los tiempos. Este “principio petrino” estructura la comunidad de la Iglesia. A él se deben todos los sucesores de Pedro, desde los primeros hasta el papa Francisco, que ocupa el número 266. 

Estatua de san Pablo en la plaza de san Pedro del Vaticano
En la segunda carta de Pablo a Timoteo que leemos en la segunda lectura, el apóstol de los gentiles explica bien su misión simbolizada por la espada de la Palabra, por el rollo y por el hatillo: “El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles”. 

Este “principio paulino” de anuncio del Evangelio a todos sigue siendo el motor de la misión evangelizadora de la Iglesia. Jesús no ha venido solo para anunciar la salvación a los judíos, sino a todos los seres humanos, sin distinción de etnia, cultura o condición social. Pablo supo explicar muy bien que la salvación es obra de la gracia de Dios y no de nuestras obras. 

Todos tenemos algo de Pedro (estamos invitados a confesar a Jesús como el Hijo de Dios) y de Pablo (estamos llamados a anunciar su Evangelio en cualquier circunstancia). Es hermoso poder celebrar esta vocación común en la fiesta de los dos grandes pilares de la Iglesia. ¡Feliz fiesta para todos!

1 comentario:

  1. Gonzalo, feliz día De San Pedro y San Pablo. Te deseo una buena estancia en Colombia. Que suerte!

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