martes, 4 de julio de 2023

Vivir de otra manera


En este lugar de la montaña medellinense se está muy bien. Estamos a unos 1.800 metros de altitud. La temperatura ronda los 20 grados. Llueve con frecuencia, sobre todo durante la noche. El césped del parque verdea con fuerza. Sobre ese tapiz bien segado destacan mucho las flores malvas, rojas y amarillas. Los 28 claretianos que estamos reunidos en “Villa Claret” estamos trabajando bien. Quienes habitualmente viven en comunidades pequeñas, formadas por dos o tres misioneros, agradecen la posibilidad de convivir con otros hermanos durante un par de semanas. Estas experiencias son regeneradoras. 

Se cuida mucho la oración, se fomentan las conversaciones y se reflexiona sobre muchas de las cosas que nos pasan en la vida cotidiana y que nunca podemos analizar con calma. Podríamos decir que es un laboratorio de una forma diferente de vivir: menos estresante, más armónica con la naturaleza, más fraterna y, en definitiva, más espiritual. Por desgracia, pocas personas disponen de posibilidades como estas. Por eso, siento una gran responsabilidad. Jesús dijo que “a quien se le ha dado mucho, mucho se le exigirá” (Lc 12,48).


¿Qué pasaría si nuestra principal preocupación no fuera vivir bien, sino ayudar a los demás a vivir bien? Cuando nos preocupamos de los demás, cuando los cuidamos, muchas cosas cambian. Hemos acentuado tanto el “hacernos a nosotros mismos”, la autorrealización, que el cuidado de los otros nos parece casi como un obstáculo para lograr nuestros objetivos. Y, sin embargo, no hay mayor felicidad que la que se produce cuando cuidamos a los demás, cuando dedicamos nuestro tiempo y nuestras energías a hacer felices a quienes están con nosotros; sobre todo aquellos que necesitan más atención por su debilidad física o psíquica. 

En los Hechos de los Apóstoles se nos transmite un dicho de Jesús que no aparece en los evangelios: “Siempre os he enseñado que es trabajando como se debe socorrer a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Hay más dicha en dar que en recibir” (Hch 20,35). Dar lo que somos y tenemos es siempre una fuente de alegría. Es muy probable que la razón fundamental de la tristeza contemporánea sea la excesiva preocupación por nosotros mismos (el cuerpo, la salud, el trabajo, la diversión, etc.) y la escasa capacidad de donación.


Desde este lugar aislado en la montaña sigo a ratos la actualidad, pero experimento desgana. Es como si no quisiera saber lo que ocurre fuera, como si me abrumase la cascada de noticias indeseadas. Quizá esta desconexión es necesaria para volver a la realidad cotidiana un poco desintoxicado. 

Pero no se trata simplemente de desconectar de lo que nos sobrecarga, sino de conectarnos a lo que nos da vida: el silencio, la oración, el encuentro con otros, el diálogo sereno, la búsqueda de nuevos caminos, etc. Espero que esta cura de vida intensa me ayude a no sucumbir al peso de la realidad. Se puede vivir de otra manera, robando tiempo a lo secundario y concediéndoselo a lo que de verdad vale la pena.

4 comentarios:

  1. A los cristianos, nos satisface, nos hace felices DAR, más que recibir.

    ResponderEliminar
  2. Hoy, al leer la entrada me he dicho: en pocas palabras se dice mucho… Veo el blog como ocasión de intercambio de dar y recibir.
    Analizando mi vida con vocación de madre y de terapeuta, estoy viviendo cotidianamente esta experiencia de dar y recibir, experiencia que, desde el punto de vista que sea, lleva al agradecimiento.
    Si doy, entrego mi vida a una causa, normalmente recibo agradecimiento y a veces incluso de una manera exagerada, según el impacto que produce mi actitud de dar en el otro, por lo que ha habido intercambio de “dar” y “recibir” al mismo tiempo.
    Aprovechad la ocasión que tenéis de desconexión, y de intercambio… Realmente el lugar invita a ello… y como dices es bueno saber “desconectar para conectarnos a lo que nos da vida”.
    Coincido contigo cuando dices: “Dar lo que somos y tenemos es siempre una fuente de alegría.” Por hundidos que estemos cuando somos capaces de salir de nosotros mismos, se produce el milagro de estar positivos y serenos y capaces de dar gracias por tanto don compartido.
    Gracias Gonzalo… Disfruta de la estancia en este espacio de Medellín… Desconecta… Es especial.

    ResponderEliminar
  3. Es como (salvando las enormes diferencias) cuándo jugamos al guiñote: se pasa tan bien jugando como viendo jugar. Te deseo mucha saluz, querido Gonzalo. La paz creo que, en este momento ya la tienes

    ResponderEliminar

En este espacio puedes compartir tus opiniones, críticas o sugerencias con toda libertad. No olvides que no estamos en un aula o en un plató de televisión. Este espacio es una tertulia de amigos. Si no tienes ID propio, entra como usuario Anónimo, aunque siempre se agradece saber quién es quién. Si lo deseas, puedes escribir tu nombre al final. Muchas gracias.