Varios lectores y amigos de este Rincón me han enviado mensajes en los últimos diez días interesándose por mi estado de salud. El hecho de que el blog llevase varios días “muerto” les resultaba bastante extraño. Pensaron que tal vez me había pasado algo. ¡Y claro que me ha pasado algo! Pero no se trata de una enfermedad, un accidente u otra desgracia. Simplemente he disfrutado diez días de desconexión no programada. Creí que, a pesar de todo, sería capaz de escribir mi entrada diaria, pero he vivido tal torbellino de viajes, encuentros, conciertos y celebraciones que no he dispuesto de la tranquilidad necesaria para hacerlo. Tal vez tendría que haberlo previsto y comunicado (como hacen las tiendas cuando ponen el cartelito de “Cerrado por vacaciones”), pero todo ha sucedido tan rápidamente que me ha faltado tiempo para esa deferencia con los lectores. Perdón por no avisar y muchas gracias por el interés mostrado.
En estos diez días han sucedido muchas cosas que, en circunstancias normales, me habrían sugerido un comentario: la victoria de Italia en la Eurocopa, la operación del papa Francisco, las protestas en Cuba y su violenta represión por parte de las autoridades del régimen comunista, las graves inundaciones en Alemania, el avance de la quinta ola de Covid-19 en algunos países europeos, la celebración del 172 aniversario de la fundación de los Misioneros Claretianos, el motu proprio Traditionis custodes del papa Francisco y la carta que lo acompaña, la inminencia de unos Juegos Olímpicos atípicos, y mucha cosas más que han ocupado las portadas de los periódicos en estos días del mes de julio. Confieso que, aunque me he enterado de todas ellas, no les he prestado mucha atención. Durante estos días, lo personal se ha antepuesto a lo social. He vivido viajes, encuentros y conversaciones que permanecerán durante mucho tiempo en mi memoria. Y, por si esta empieza a fallarme, he consignado todo a mi diario de a bordo. Para eso sí he encontrado algunos minutos cada día.
Hoy lunes regreso a este Rincón. No he escrito sobre
un tema en particular. Me he limitado a explicar el silencio de los diez días pasados.
Quizá lo que he aprendido en este corto tiempo es a disfrutar de la desconexión
en un tiempo de hiperconexión. Puedo vivir perfectamente sin escribir una
entrada diaria y los lectores también pueden prescindir de ella con toda tranquilidad.
No se hunde el mundo. La vida tiene sus mecanismos de compensación. Nada es comparable
a vivir. Cuanto más vivimos, más “espirituales” somos porque creemos en un Espíritu
que es “señor y dador de vida”. He
tenido múltiples ocasiones de comprobarlo. Por eso, me siento muy agradecido. Mañana
espero reanudar un ritmo más o menos regular, hasta que me desconecte de nuevo.
Gracias por tu generosidad y la libertad que manifiestas. Ojalá pueda ser como tú, tal y como te presentas en este foro. Te he echado de menos aunque pensaba que necesitabas silencio. Gracias por alimentarme con tus pensamientos. Que sea todo para bien.
ResponderEliminar