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martes, 17 de septiembre de 2019

Respirar "otro" aire

Aunque la respiración es un proceso automático, los expertos nos dicen que debemos “aprender a respirar”. De hecho, no es tan fácil como parece respirar en profundidad. Hay muchas personas que se ahogan al hablar o al cantar porque no saben manejar bien los tiempos de la inspiración y la expiración. Aprender a respirar, aparte de contribuir a la salud y bienestar de todo el organismo, es un verdadero aprendizaje espiritual porque la inspiración (recibir) y la expiración (dar) expresan bien la dinámica de la vida espiritual. Lo que somos es fruto de una gracia recibida. Lo que estamos llamados a ser es el resultado de una donación. En definitiva, la respiración es un símbolo del amor: recibimos y damos, damos y recibimos. Aprender a respirar bien es un entrenamiento en el arte de amar. Tendríamos que dar mucha más importancia a la respiración en nuestra vida cotidiana.  Es verdad que en algunos cursos de meditación se dedica tiempo a este aprendizaje, pero, en general, se considera innecesario. Pareciera que por el hecho de inhalar espontáneamente el oxígeno y exhalar dióxido de carbono, todos sabemos respirar bien. Y no es así.

Todo se complica debido al estilo de vida urbano de la mayoría de la población. Vivimos en ciudades contaminadas. Junto al oxígeno, respiramos también monóxido de carbono y otros gases contaminantes. Es verdad que muchas ciudades están haciendo un esfuerzo por reducir las emisiones de estos gases y por aumentar sus zonas verdes, pero todavía no es suficiente. Las consecuencias nocivas para la salud han sido muy estudiadas. Quizá no tanto las consecuencias negativas que la contaminación tiene en la vida espiritual. Si respiramos aire contaminado, todo nuestro cuerpo se contamina. Es imposible que esta contaminación física no acabe teniendo repercusiones en nuestro espíritu. Si en vez de recibir un aire puro, recibo un aire contaminado, probablemente tendré más dificultades para vivir con normalidad la dinámica de toda auténtica vida espiritual: recibir amor y darlo. Para los cristianos, el “aire”, el “aliento” (pneuma) por excelencia es el Espíritu de Jesús. Él nos lo ha entregado como el impulso que necesitamos para respirar la auténtica vida de Dios y así contribuir a “divinizar” todo.

Aprender a respirar aire puro, además de equilibrar y sanear nuestro organismo, nos ayuda a inhalar el Espíritu de Dios que se nos concede en el Bautismo. Cada vez que respiramos aire puro con hondura y ritmo, nos estamos entrenando para vivir una vida verdaderamente espiritual; es decir, una vida basada en la apertura a la gracia de Dios (inspiración) y en la entrega desinteresada a los demás (expiración). Huir de la contaminación ambiental y de la toxicidad humana parecen condiciones imprescindibles para crecer en la vida del Espíritu. Por desgracia, no siempre es fácil. A veces, parece que estamos condenados a vivir siempre en ambientes contaminados. En ese caso, necesitamos rodearnos de plantas que absorban el anhídrido carbónico del aire y, mediante la acción de la luz, lo descompongan y liberen oxígeno en el ambiente en el que se encuentran. Hay plantas físicas (siempre beneficiosas), pero hay plantas “espirituales”; es decir, prácticas (como la respiración, la meditación, el ayuno o el paseo) que nos ayudan a descontaminarnos y a ponernos en onda con el Espíritu.

1 comentario:

  1. Todo esta en el Ser. Dar, Compartir. Gracias por este maravilloso compas de la Vida Respira profundo lentamente 3 a 5 Veces la primera vez. gradualmente aumenta hasta llegar a 25 veces tres vaces al dia. tarde y noche es un Regalo. pruebalo.

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