Si estos datos reflejan bien la realidad -cosa que no puedo asegurar- caminamos hacia una de las sociedades más secularizadas del mundo. Una primera lectura nos llevaría a reconocer el fracaso de la evangelización de las nuevas generaciones. Los hijos de padres secularizados siguen y profundizan el camino de alejamiento de la fe de sus progenitores. La Iglesia, a pesar de su penetración capilar en la sociedad española, no ha sabido proponer a los jóvenes de manera atractiva y convincente el Evangelio de Jesús. Pero hay más lecturas. Nos acercamos, poco a poco, al final de un modelo sociológico de vivir la fe. Los cristianos dejaremos de ser una mayoría social. Al mismo tiempo, también poco a poco, está surgiendo un nuevo modo de ser cristianos -incluso entre los jóvenes- en las sociedades pluralistas. Ya no se es cristiano por tradición, sino por conversión. Estadísticamente no es todavía un fenómeno relevante, pero cada vez hay más historias.
Este
Rincón tiene como objetivo algo de esto, pero de una forma modesta, como
si se tratara de un riego gota a gota. Yo creo profundamente en la verdad de Jesús
y su Evangelio. Por eso, no pienso que un informe sociológico, por contundente
que parezca, tenga el mismo valor que el Evangelio. Precisamente en situaciones
como la presente, lejos del aplauso social, uno aprende a creer con la fuerza
desnuda de la fe. Mantenerse fiel sin deshacerse en lamentos o acusaciones es
un don que debemos pedir y agradecer.
Los sociólogos no se ponen de acuerdo
sobre si la crisis de los abusos a menores ha influido más que la pandemia en
el descenso del número de creyentes. Sea como fuere, los datos constituyen un
desafío. Por una parte, no debemos tener miedo a vivir en minoría (quizá sea
este el estado natural de la Iglesia); por otra, debemos hacer una apuesta más
decidida por acercarnos al mundo de los jóvenes para comprender y acompañar sus
búsquedas. La pandemia ha sido un gigantesco retiro que nos ha puesto contra las cuerdas. La fe en Dios no se ha visto reforzada, sino cuestionada. La historia no se detiene. A todo Viernes Santo le sigue un Domingo de Resurrección.
Tenemos que estar bien despiertos para ir descubriendo los nuevos modos que están surgiendo de ser cristianos y saber discernir donde está trabajando el Espíritu.
ResponderEliminarPara que la Iglesia, pueda realizar su penetración capilar en la sociedad, es necesario que sepamos descubrir la vocación a que estamos llamados todos los bautizados y que es la de “escampar capilarmente” la buena Noticia, frase que dijo un claretiano en una charla y que me quedó muy grabada.
Gonzalo, gracias por expresar que tú no pierdes la confianza… Compartiéndolo nos animas a que los lectores del Blog tampoco la perdamos, a pesar de las situaciones que estamos viviendo, sin comprender muy bien lo que está pasando.
Nos dices: “Este Rincón tiene como objetivo algo de esto, pero de una forma modesta, como si se tratara de un riego gota a gota”. Gracias Gonzalo, porque el riego gota a gota, penetra y hace fructificar… y este Blog llega a muchos rincones donde hay sequía y nos aportas luz en medio de la oscuridad.