De todo un poco

Despejada la incógnita. La periodista Isabel Díaz Ayuso ha ganado las elecciones autonómicas en la comunidad de Madrid. Según quien juzgue, esta victoria se considera un gran avance o un gran retroceso. El frentismo ha vuelto, pero creo que no tiene que ver nada con el de los años 30 del siglo pasado. Esperemos que no dure demasiado. Muchos han entendido estas elecciones, en plena pandemia, como un laboratorio de lo que puede suceder a nivel nacional. El triunfo de Ayuso es una patada en el trasero del presidente Sánchez. La caída estrepitosa del mesías Pablo Iglesias era previsible. Se reajusta el tablero. Los periódicos arden en análisis de todo tipo. También The Guardian, Le Monde y el Corriere della Sera. La noticia interesa en Europa. Madrid va a contracorriente de otras capitales europeas. 

Pero la vida va más allá de Madrid. Llegan noticias muy preocupantes desde Colombia. Para el ciudadano europeo no es fácil entender por qué la violencia parece ser un elemento constitutivo de la identidad nacional colombiana. Para no dejarse llevar por prejuicios o solo por las informaciones sesgadas de algunos medios, es bueno escuchar a los propios colombianos y, en la medida de lo posible, estudiar las raíces históricas de un fenómeno de larga duración. Yo siento una especial simpatía por este país latinoamericano, lo he visitado una decena de veces y tengo allí algunos buenos amigos. Por eso, sigo con preocupación las protestas y represiones de los últimos días. Espero que sirva como despertador para tomar decisiones justas que aseguren una paz estable.

Si dirigimos la mirada a Oriente, nos quedamos sobrecogidos ante lo que está sucediendo en la India. A los occidentales nos sorprenden las piras en las que incineran los cadáveres en espacios insólitos: calles, estacionamientos, playas, etc. Es la tradición hindú. Los musulmanes y cristianos optan por el enterramiento. Nos llega información de primera mano a través de algunos de los más de 500 claretianos que viven en ese inmenso país. Varios están infectados; unos pocos han tenido que ser hospitalizados. Gracias a Dios, ninguno ha muerto. 

El exceso de confianza por parte de la población, la virulencia de algunas variantes del virus, una mala política por parte del gobierno central y la escasez de medios están conduciendo al país a una situación desastrosa. Todos con los que he hablado insisten en que las cifras oficiales no reflejan ni de lejos lo que está pasando realmente. Empezamos a temer que no podamos celebrar nuestro capítulo general, previsto para el mes de agosto, por la imposibilidad de viajar de los delegados indios.

En este contexto, cada día, a las 6 de la tarde, se sigue transmitiendo el rosario desde diversos santuarios marianos del mundo. Ayer se hizo en la cripta de la basílica de la Anunciación, en Nazaret. Me gustó recordar un lugar que he visitado en numerosas ocasiones y que siempre me ha transmitido una gran paz. Era hermoso escuchar las avemarías en italiano, árabe, polaco, francés, español, etc. Allí se da una gran comunión entre los cristianos locales y los religiosos y religiosas de diversas partes del mundo. Es un oasis de paz en medio de los muchos conflictos que estamos viviendo. “¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno?” (Jn 1,46), se preguntaba Natanael cuando supo que Jesús provenía de esa aldea galilea. De Nazaret salió lo mejor que ha producido este mundo. Esperemos que también la oración que desde allí se eleva a Dios nos lleve pronto al final de la pandemia.

Ayer, un poco antes de las siete de la tarde, este Rincón alcanzó las 600.000 visitas. Es un número respetable. Doy gracias a Dios por la aventura vivida a lo largo de este tiempo. Y también a todos cuantos os acercáis a este Rincón de forma asidua o esporádica. Sin vosotros, no tendría ningún sentido. Hoy quiero orar por el fruto de este “lugar de encuentro” en la red. Le pido al Señor que nos ayude a seguir buscando, a fortalecer nuestra fe, a crecer en la esperanza y a ser más diligentes en el amor. Este año de pandemia he dispuesto de más tiempo para escribir las entradas diarias, pero he echado mucho de menos el contacto directo con otras realidades del mundo, como he podido hacer en los años anteriores. 

No me gustaría convertirme en un bloguero de despacho, que se limita a sentarse frente al ordenador y teclea algunas reflexiones. Creo que lo que hace interesante y quizá fructífero un blog es la posibilidad de reflejar la vida desde diversos ángulos en contacto directo con personas y situaciones. Este blog no hubiera sido el mismo sin la visita al Centro Sadhana en Kerala (India), a algunas misiones en la República Democrática del Congo o al altiplano boliviano, por poner solo tres ejemplos. La Iglesia “se hace” en los mil escenarios donde la gente vive, donde nos formulamos preguntas y experimentamos crisis y fracasos. Pero también donde se dan experiencias de transformación que alimentan la esperanza. Espero que pronto pueda seguir por esta línea más reporteril y menos doméstica.