Anoche celebramos la Vigilia Pascual a las 7 de la tarde, una hora demasiado temprana para que el rito muestre su fuerza simbólica, pero no había alternativa. Toda Italia está en “zona rossa”. El toque de queda marca el límite horario de actividades y desplazamientos. Cristo tiene también que acomodarse a nuestras normas. Todos nos hemos vuelto muy obedientes en los últimos meses. ¡Ojalá obedeciéramos con tanta prontitud otras advertencias que tienen que ver con nuestra salud espiritual! Hace falta mucha humildad y mucha fe para celebrar la Resurrección de Cristo en un panorama tan desolador como el presente. Pero esta es precisamente la alternativa cristiana.
La esperanza y el futuro no se basan en el aumento de vacunaciones o en la mejora de los indicadores económicos. Se basan en la certeza de que a Dios no se le escapa la historia de las manos, de que Él sabrá sacar bien del mal y vida de la muerte. No celebramos fiesta porque las cosas vayan bien, sino porque Dios está en medio de nosotros, incluso cuando las cosas van mal. Lo que determina nuestra vida no es el grado de nuestra felicidad personal, sino la presencia insobornable de Dios. Por dura que sea la realidad, tenemos que cantar de alegría. Con Dios, nunca estamos solos o abandonados, aunque el dolor ponga a prueba la fe.
Del célebre Hallelujah de Leonard Cohen hay infinidad de versiones. Colgué algunas en la entrada que le dediqué hace cinco años. Hoy, Domingo de Pascua, quiero compartir una versión recentísima que corre por las redes. Me la envió un amigo mío hace apenas tres días, pero entre ayer y hoy me ha llegado muchas más veces por distintos canales. Se puede decir que ya se ha hecho viral. Antes de que nos cansemos de ella, la pongo con subtítulos en español. Mantiene la música cadenciosa y ascendente de la versión original, pero altera significativamente su letra. El mensaje irónico y un poco irreverente de Cohen se transforma en una sencilla profesión de fe. Creo que puede ser un buen regalo para este día de Pascua.
Felices Pascuas de Resurrección P. Gonzalo. Mil gracias por sus reflexiones. Nos ayuda a interiorizar y analizar nuestro ser. Bendiciones.
ResponderEliminarEscribes: “Hace falta mucha humildad y mucha fe para celebrar la Resurrección de Cristo en un panorama tan desolador como el presente.” Pues si… no es nada fácil… Según miramos la vida cuesta descubrir “signos de Resurrección”…
ResponderEliminarMe aportas esperanza cuando dices: que a Dios no se le escapa la historia de las manos.
He conectado también con la frase de Cohen: Padre, ¿de verdad me olvidaste? Pero voy descubriendo que el Padre, en medio del silencio y la oscuridad, se hace presente, pero no como esperamos o deseamos…
Aunque tarde, también te deseo una feliz Pascua a ti, Gonzalo y te agradezco que en pocas palabras das muchos mensajes de esperanza…