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miércoles, 24 de julio de 2019

Procesos más que eventos

Ayer no pude colgar la entrada porque durante todo el día no tuve acceso a Internet. Hoy parece que la cosa funciona. Estamos en la última jornada de la III Asamblea de la Provincia claretiana de Perú-Bolivia. Nos hemos dado cita 60 personas entre claretianos y laicos colaboradores. Entre nosotros es más fácil llegar a acuerdos que en el parlamento español. Ayer evaluamos las cuatro prioridades del trienio pasado: pastoral bíblica, solidaridad y misión, pastoral de jóvenes y vocaciones y pastoral familiar. Hoy estamos madurando las propuestas para el próximo trienio. El día amaneció neblinoso y frío, pero a esta hora del mediodía luce el sol. El termómetro ha escalado hasta los 15 grados. En Europa, asolada por una nueva ola de calor, envidiarían un tiempo como este. Yo me protejo con mi poncho andino mientras hago un nuevo experimento comunicativo en Facebook. Se me ha ocurrido colgar la foto con el susodicho poncho teniendo como fondo la montaña rocosa. Es la misma que abre la entrada de hoy. En pocos minutos ha alcanzado decenas de Me gusta y varios comentarios. Los enlaces a las entradas diarias del blog oscilan entre 10 y 20 Me gusta. La conclusión “supercientífica” (jajajaja) es que a mis amigos de Facebook no les gusta mucho leer, sobre todo si no entienden español. Prefieren ver una foto. Bastan dos o tres segundos y además no es preciso saber una lengua extranjera. Leer una entrada del blog puede llevar cuatro o cinco minutos. Vivimos un tiempo muy acelerado, luego...

Disfruto conviviendo y dialogando con mis hermanos claretianos y con los 17 laicos (hombres y mujeres) que representan a las diversas posiciones misioneras, desde colegios y parroquias hasta misiones en la selva o en el altiplano del Norte de Potosí. Veo que se identifican con el carisma de Claret de un modo que no hubiera imaginado, teniendo en cuenta que ninguno ha seguido un itinerario formativo como el que seguimos los claretianos. Se sienten a gusto, miembros de una familia carismática, y libres para hacer sus observaciones críticas y sus propuestas de mejora. Una de las cosas que más les desalientan son los frecuentes traslados de los misioneros que dirigen las obras y, a veces, los cambios de rumbo bruscos, que obedecen más a los caprichos y arbitrariedades de quienes asumen la responsabilidad que a verdaderas opciones, fruto de un sano discernimiento. Tenemos que avanzar mucho hasta crear una verdadera cultura comunitaria en la que el trabajo de las personas se inscriba en un itinerario diseñado por todos y sostenido en el tiempo, con independencia de quien lo lidere.

Una de las tentaciones más frecuentes en la pastoral es confiar demasiado en la eficacia de los eventos y no apostar por procesos. Los eventos son hechos (celebraciones, festivales, campañas de solidaridad, campamentos, experiencias misioneras, etc.) que realizamos en un determinado momento y que parecen tener fin en sí mismos.  Requieren imaginación, creatividad y colaboración. A veces, sin embargo, no hay conexión entre unos y otros. Movilizan a las personas, las entusiasman momentáneamente, pero por su misma naturaleza son efímeros. Los procesos suponen un sueño de futuro, una concatenación de acciones, una línea mantenida a lo largo de un tiempo largo, un verdadero itinerario de transformación personal y colectiva. Requieren objetivos claros, secuenciación de las etapas, líderes que sostengan la marcha e indicadores que vayan mostrando la progresión. Dicen que los jóvenes de hoy prefieren los eventos a los procesos. Puede ser. Por eso es más fácil convocarlos a una edición de la Jornada Mundial de la Juventud, a una experiencia del Camino de Santiago o a un par de semanas de voluntariado en una misión. Se les hacen cuesta arriba los procesos que duran años. Les cuesta seguir un catecumenado de Confirmación y mucho más un itinerario de maduración en la fe que no culmine con la celebración de un sacramento. Creo en el impulso que pueden proporcionar algunos eventos, pero creo mucho más en la eficacia transformadora de los procesos. Estamos necesitando planteamientos nuevos que conecten con las búsquedas de los más jóvenes. No es nada fácil, pero tampoco imposible. Hablemos con ellos. Escuchemos sus propuestas.


2 comentarios:

  1. Como Claret, atillo, pan y queso....

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  2. El carisma de Claret sigue vivo en muchos laicos que nos sentimos identificados hasta los huesos por el anuncio del reino, siempre me preguntó que haría Jesús, que diría, también me preguntó que diría Claret en estos tiempos de tantos cambios y cosas que vive la congregación, yo desde mi posición sigo dando mi granito de arena por hacer un poquito lo que Claret y Jesús quisieran que es anunciar con sencillez, siendo oportuno, con urgencia y estrategias el anuncio del reino, sé qué me falta mucho y tanto que aprender pero ahí vamos, saludos Padre Gonzalo, le gusto conocerlo en el colegio Claretiano, un abrazo y tenga mis oraciones.

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