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miércoles, 24 de abril de 2019

¿De qué habláis por el camino?

El paso por Buenos Aires fue breve. Hoy vuelo a Asunción, la capital de Paraguay. Las pocas horas transcurridas en mi base porteña me depararon un agradable encuentro. A las cinco y media de la tarde de ayer martes me reuní con tres argentinos amigos de este Rincón en nuestra parroquia de Constitución. Yo sabía que había visitas al blog desde Argentina, pero una cosa es saberlo y otra poner nombre y rostro a algunos de los lectores habituales. Charlamos durante una hora sobre diversos asuntos. Ahora escribo en la sala de embarque número 17 del aeropuerto de Ezeiza mientras espero mi vuelo a Paraguay. Como todos los años, el miércoles de la octava de Pascua nos propone el relato de los discípulos de Emaús. Lo he abordado en varias ocasiones en este Rincón. Es un itinerario que nos lleva de la situación de quemados a la de encendidos. Es una invitación a pedirle a Jesús que no pase de largo, que se quede con nosotros. El documento final del Sínodo sobre los jóvenes utiliza también este relato para iluminar y estructurar su mensaje.

Esta vez quisiera detenerme en la pregunta que el viandante Jesús formula a Cleofás y a su compañero de camino: “¿Qué conversación lleváis por el camino?” (Lc 24,17). Es una pregunta que actúa como linterna en la cueva de nuestras preocupaciones y ansiedades. En realidad, el itinerario de encuentro con Jesús comienza con esta pregunta. Sin saber lo que nos pasa, sin poner nombre a nuestras frustraciones y búsquedas, ¿qué anclaje podría tener la Palabra de Dios en nosotros? Hablando con unos y con otros, escuchando las conversaciones de las personas en diversos contextos, viendo lo que se escribe en internet, noto que la gente se preocupa mucho por la situación económica y laboral. Quienes no tienen trabajo o malviven con una ocupación precaria, centran sus conversaciones en este asunto. Aquí en Argentina es un tema recurrente la grave situación económica por la que atraviesa el país. Sin una mínima estabilidad, ¿cómo puede, por ejemplo, una pareja joven emprender un proyecto matrimonial? Algunas personas se sumen en una profunda depresión cuando pasa el tiempo y no logran encontrar un trabajo digno.

Entre los más jóvenes noto una preocupación creciente por el futuro del planeta. Intuyen que van a heredar un mundo muy deteriorado. Se preguntan si todavía se puede hacer algo para evitar su destrucción. Cuando hablamos de la situación de la Iglesia, casi todos manejan los mismos asuntos: crisis causada por los abusos sexuales, desenganche de los jóvenes, liderazgo cuestionado del papa Francisco… Leo en el New York Times un artículo escrito por un excatólico que habla de la necesaria resurrección de la Iglesia si todavía quiere ser significativa en el mundo actual. Hablamos también de fútbol, elecciones políticas, futuro de las pensiones, atención a las personas mayores, cuestiones éticas, estrategias geopolíticas… Un ejercicio interesante consiste en prestar atención a lo largo de un día a nuestras conversaciones para ver cuáles son los temas dominantes. Puede que nos sorprendamos de su banalidad, pero, incluso en esos casos, podemos percibir por dónde van nuestras preocupaciones, a qué damos importancia y qué evitamos, qué nos gusta y qué nos repele.

El relato de Emaús nos dice que Jesús se pone a caminar con nosotros y, a partir de nuestras preocupaciones, va iluminando su significado más profundo desde la Palabra de Dios. Personalmente, me resulta imposible orientarme en este complejo mundo que vivimos sin la luz de las Escrituras. Para no sucumbir en el mar de las mil opiniones o dejarme llevar de mis prejuicios y temores, necesito acercarme cada día al Evangelio y dejar que las palabras de Jesús enciendan lo que se está apagando, caliente lo que se enfría, muevan lo que está inerte. La Palabra de Dios tiene un poder que no se encuentra en ninguna palabra humana: penetra hasta el fondo de nuestro ser y, allí donde el ser humano solo ve vacío o frustración, nos revela que Dios toma en serio nuestra vida, nos sostiene y nos quiere. Es como una lluvia suave que va fecundando nuestra tierra.

1 comentario:

  1. Hola Gonzalo he ido siguiendo los enlaces y he llegado al de SOY COMPAÑERO DE CLEOFAS. Que diferente se leen los temas según el momento que se vive!!! Me ha hecho mucho bien. Me apunto al camino de Emaús... En estos momentos me es fàcil imaginar que los AMIGOS DEL RINCON estamos haciendo, juntos, este camino... Gracias Gonzalo.

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