Este domingo, dentro del tiempo litúrgico de Navidad, la
Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Si ha habido en la historia alguna familia
extraña y atípica ha sido la familia formada por una madre virgen (María), un
padre no biológico (José) y un hijo de naturaleza humana y divina (Jesús).
¿Alguien conoce alguna otra familia como ésta? No sé cómo se puede proponer
esta famosa familia como modelo. No hay forma humana de reproducir su original estilo
de vida. Los tres miembros viven durante unas tres décadas en una aldea llamada
Nazaret, en la región de Galilea. Son pobres, aunque no de solemnidad, porque
tienen un oficio que les proporciona lo necesario para el sustento cotidiano.
Como buena familia israelita, no está cerrada en sí misma. Forma parte de una
casa, de un clan, de una tribu. Jesús tiene primos y parientes con los que
juega, trabaja, festeja y peregrina. ¿Cómo era la vida de esta singular
familia? No lo sabemos. Da la impresión de que el pintor Murillo (con su
célebre cuadro del pajarito) sabe más que los evangelistas. Marcos (el más
antiguo) y Juan (el más reciente) no dicen ni una sola palabra sobre la
infancia y adolescencia de Jesús. Mateo y Lucas describen una infancia
“teológica” en la que lo que de veras importa no son los detalles de la vida
doméstica, sino el significado de lo que vive Jesús y, desde él, lo que viven
María y José.
Hoy se dice que
la “familia católica” está en crisis. Si soy sincero, no sé bien lo que significa
eso de “familia católica”. Quizás nunca como ahora estamos viviendo una enorme
proliferación de modelos. En algunas culturas se sigue con un modelo casi
patriarcal o matriarcal. En torno a los abuelos, se agrupan los hijos e hijas
con sus respectivos cónyuges y proles. Occidente llama a este tipo de familias
“familias extendidas” (extended families) porque considera que el prototipo es la “familia nuclear”
(formada por los padres y los hijos), pero esto no es más que un prejuicio
cultural. Amigos míos africanos llaman hermanos a sus primos con toda
naturalidad. Y sus tíos y tías son padres y madres. Por extraño que le resulte
a un europeo, este modelo se asemeja más a la familia histórica de Jesús que
nuestro modelo nuclear occidental. Pero no acaban aquí las cosas. Hoy hay familias
formadas por progenitores divorciados que han contraído nuevas nupcias. Hay
familias monoparentales. Incluso se aplica el concepto de familia a las
unidades de convivencia formadas por personas del mismo sexo (con o sin hijos a
su cargo). Por eso, no es fácil saber qué queremos decir cuando hablamos de la
sacrosanta unidad familiar o de la defensa de la familia católica, etc.
Jesús, que tiene
la rara habilidad de sacarnos de nuestras casillas, ha ido mucho más lejos de
lo que podamos ir nosotros. Para él, la verdadera familia no es la formada por
personas ligadas por lazos de sangre (aunque, como buen judío, no la rechaza),
sino la formada por aquellos que “escuchan la Palaba de Dios y la cumplen”.
Este es el verdadero criterio. En este sentido, muchas de las llamadas
“familias católicas” estarían bastante lejos del ideal de Jesús. Otras, quizás
llamadas “disfuncionales” o “problemáticas”, pueden estar más cerca del reino
de Dios, como lo estaban algunos publicanos y prostitutas del tiempo de Jesús. Con esta provocación, Jesús no
intenta erosionar ese ideal pequeño-burgués de la familia unida en torno a la
mesa familiar, con la chimenea ardiendo, el pavo humeante en medio de la mesa y
todos contentos entonando Jingle Bells
o Hacia Belén va una burra. Esta
puede ser una familia humana compacta y hasta hermosa. Pero no es el ideal que
Jesús propone. Lo que hace a una familia “nueva”, célula de un mundo nuevo, “católica”
(en el más genuino sentido del término) es la escucha conjunta de la Palabra de
Dios y su puesta en práctica. Y, como el núcleo de la Palabra de Dios es el
mandamiento del amor, solo hay verdadera familia donde el amor (y no las
simples apariencias de bienestar) es la dinámica que mueve las relaciones hacia
dentro y hacia afuera. ¡Cuánto amor derrochan los padres que cuidan a hijos con
discapacidades o que tienen que afrontar el problema de la drogadicción en el seno del hogar! Hay
mucho amor en algunas familias que, renunciando a la comodidad, se hacen cargo
de ancianos dependientes, huérfanos desatendidos o niños en adopción. Son
familias “atípicas”, pero más cercanas al ideal que propone Jesús que muchas de
nuestras familias convencionales en las que todo parece funcionar bien porque
no se afrontan a fondo los problemas de la vida. ¡Feliz día de la familia a todos los lectores de este Rincón!
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