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domingo, 30 de diciembre de 2018

La "nueva" familia

Este domingo, dentro del tiempo litúrgico de Navidad, la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Si ha habido en la historia alguna familia extraña y atípica ha sido la familia formada por una madre virgen (María), un padre no biológico (José) y un hijo de naturaleza humana y divina (Jesús). ¿Alguien conoce alguna otra familia como ésta? No sé cómo se puede proponer esta famosa familia como modelo. No hay forma humana de reproducir su original estilo de vida. Los tres miembros viven durante unas tres décadas en una aldea llamada Nazaret, en la región de Galilea. Son pobres, aunque no de solemnidad, porque tienen un oficio que les proporciona lo necesario para el sustento cotidiano. Como buena familia israelita, no está cerrada en sí misma. Forma parte de una casa, de un clan, de una tribu. Jesús tiene primos y parientes con los que juega, trabaja, festeja y peregrina. ¿Cómo era la vida de esta singular familia? No lo sabemos. Da la impresión de que el pintor Murillo (con su célebre cuadro del pajarito) sabe más que los evangelistas. Marcos (el más antiguo) y Juan (el más reciente) no dicen ni una sola palabra sobre la infancia y adolescencia de Jesús. Mateo y Lucas describen una infancia “teológica” en la que lo que de veras importa no son los detalles de la vida doméstica, sino el significado de lo que vive Jesús y, desde él, lo que viven María y José.

Hoy se dice que la “familia católica” está en crisis. Si soy sincero, no sé bien lo que significa eso de “familia católica. Quizás nunca como ahora estamos viviendo una enorme proliferación de modelos. En algunas culturas se sigue con un modelo casi patriarcal o matriarcal. En torno a los abuelos, se agrupan los hijos e hijas con sus respectivos cónyuges y proles. Occidente llama a este tipo de familias “familias extendidas” (extended families) porque considera que el prototipo es la “familia nuclear” (formada por los padres y los hijos), pero esto no es más que un prejuicio cultural. Amigos míos africanos llaman hermanos a sus primos con toda naturalidad. Y sus tíos y tías son padres y madres. Por extraño que le resulte a un europeo, este modelo se asemeja más a la familia histórica de Jesús que nuestro modelo nuclear occidental. Pero no acaban aquí las cosas. Hoy hay familias formadas por progenitores divorciados que han contraído nuevas nupcias. Hay familias monoparentales. Incluso se aplica el concepto de familia a las unidades de convivencia formadas por personas del mismo sexo (con o sin hijos a su cargo). Por eso, no es fácil saber qué queremos decir cuando hablamos de la sacrosanta unidad familiar o de la defensa de la familia católica, etc.

Jesús, que tiene la rara habilidad de sacarnos de nuestras casillas, ha ido mucho más lejos de lo que podamos ir nosotros. Para él, la verdadera familia no es la formada por personas ligadas por lazos de sangre (aunque, como buen judío, no la rechaza), sino la formada por aquellos que “escuchan la Palaba de Dios y la cumplen”. Este es el verdadero criterio. En este sentido, muchas de las llamadas “familias católicas” estarían bastante lejos del ideal de Jesús. Otras, quizás llamadas “disfuncionales” o “problemáticas”, pueden estar más cerca del reino de Dios, como lo estaban algunos publicanos y prostitutas del tiempo de Jesús. Con esta provocación, Jesús no intenta erosionar ese ideal pequeño-burgués de la familia unida en torno a la mesa familiar, con la chimenea ardiendo, el pavo humeante en medio de la mesa y todos contentos entonando Jingle Bells o Hacia Belén va una burra. Esta puede ser una familia humana compacta y hasta hermosa. Pero no es el ideal que Jesús propone. Lo que hace a una familia “nueva”, célula de un mundo nuevo, “católica” (en el más genuino sentido del término) es la escucha conjunta de la Palabra de Dios y su puesta en práctica. Y, como el núcleo de la Palabra de Dios es el mandamiento del amor, solo hay verdadera familia donde el amor (y no las simples apariencias de bienestar) es la dinámica que mueve las relaciones hacia dentro y hacia afuera. ¡Cuánto amor derrochan los padres que cuidan a hijos con discapacidades o que tienen que afrontar el problema de la drogadicción en el seno del hogar! Hay mucho amor en algunas familias que, renunciando a la comodidad, se hacen cargo de ancianos dependientes, huérfanos desatendidos o niños en adopción. Son familias “atípicas”, pero más cercanas al ideal que propone Jesús que muchas de nuestras familias convencionales en las que todo parece funcionar bien porque no se afrontan a fondo los problemas de la vida. ¡Feliz día de la familia a todos los lectores de este Rincón!

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