Hoy comienza
el invierno a las 17:28 (hora de Europa central). Durará 88 días y 23
horas. En el hemisferio sur da comienzo el verano. Precisamente hoy, a cuatro días de la Navidad, la liturgia nos presenta
el evangelio de la
visita de la joven María a su prima Isabel. El texto no indica con precisión
dónde vivían Zacarías e Isabel. Se limita a decir que en una ciudad de Judá, en
la región montañosa. La tradición, con algunas oscilaciones, ha identificado
esta ciudad con la actual Ain Karem, una pequeña
localidad situada a unos seis kilómetros al oeste de Jerusalén. Su nombre
significa fuente del viñedo. María
llegó aquí desde Nazaret. Cubrió los 160 kilómetros que separan ambos pueblos con presteza, según el evangelio de
Lucas, movida por su afán de servir a su prima Isabel. Es este el primer
mensaje que transmite este bello rincón: María es una experta en el servicio. También hoy ella sigue poniéndose en camino para ayudar a quienes experimentamos necesidades. Una antigua oración se dirige a María en estos términos: "Acuérdate,¡oh piadosísima, Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu auxilio haya sido abandonado de Ti".
Acostumbrado a la aridez
de Judea, el peregrino se sorprende de la belleza suave de Ain Karem. Sin
ningún esfuerzo imagina a María subiendo la ladera que conduce al lugar donde
hoy se alza la iglesia de
la Visitación. La imagina yendo a la fuente que está en el valle. La
imagina, sobre todo, cantando el Magnificat,
ese bello cántico que Lucas pone en labios de María y que el peregrino
encuentra escrito en muchos idiomas, en un muro situado a la derecha de la
iglesia. Desde Ain Karem se entiende mejor cómo es el Dios en el que María
cree. Es un Dios que se fija en los pobres y que mantiene su misericordia de
generación en generación. En el lugar hay dos iglesias superpuestas, diseñadas
por el terciario franciscano A. Barluzzi y decoradas con frescos de C.
Vagarini. Los de la iglesia superior representan el concilio de Éfeso (donde se
proclamó la maternidad de María), las bodas de Caná, María protectora de las
huestes cristianas en la batalla de Lepanto y Duns Scoto
defendiendo la Inmaculada Concepción. Son testimonios que confirman el hecho de
que todas las generaciones han llamado bienaventurada
a esta mujer a la que Isabel saludó con palabras que, desde entonces, todos los
cristianos repetimos: Bendita tú entre
las mujeres.
En vísperas de la
Navidad, vuelto a Roma tras una semana fuera, caigo en la cuenta de que María
sigue visitándonos a cada uno de nosotros. Quizás es esta una de las funciones
más bellas de la Virgen: visitar a sus hijos e hijas dispersos por el mundo. Las llamadas apariciones tendrían que ser interpretadas como visitaciones. Es como si María prolongara en la historia la primera gran visita a su pariente Isabel. María nos visita cuando nos sentimos solos, desorientados, preocupados,
enfermos, moribundos. Pero también cuando experimentamos el lado amable de la
vida, cuando disfrutamos del milagro de levantarnos cada mañana y celebramos
cada pequeño paso. En realidad, las visitas
de María son siempre anticipos de la Navidad porque ella trae en su seno a Jesús.
Cada vez que ella se acerca a nosotros nos está acercando a Jesús. Creo que hoy
es un día muy adecuado para meditar sobre estas visitas que nos producen tanta
alegría. En todos los creyentes se acumulan los espacios y tiempos en los que
hemos sentido muy cercana la presencia de María. Cuando ella está surge en
nuestro interior una alegría profunda, contagiosa, que no es comparable a la
euforia que nos producen otras experiencias humanas. ¡Ojalá sea esta alegría el
mejor anticipo de la Navidad que está a punto de llegar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
En este espacio puedes compartir tus opiniones, críticas o sugerencias con toda libertad. No olvides que no estamos en un aula o en un plató de televisión. Este espacio es una tertulia de amigos. Si no tienes ID propio, entra como usuario Anónimo, aunque siempre se agradece saber quién es quién. Si lo deseas, puedes escribir tu nombre al final. Muchas gracias.