Páginas web y blogs

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Rosas de otoño

Nunca la he visto representada, pero sé que Rosas de otoño es una conocida pieza teatral del dramatugo español Jacinto Benavente. El poeta argentino Leopoldo Lugones ha escrito versos hermosos sobre las flores que nacen fuera de estación: “Abandonada al lánguido embeleso / que alarga la otoñal melancolía, / tiembla la última rosa que por eso / es más hermosa cuanto más tardía”. Viene esto a cuento porque hace unos días he leído un interesante reportaje de la revista Vida Nueva. Trata sobre la asociación Amigos del Desierto, fundada por el sacerdote y escritor Pablo d’Ors. La obra es, en cierta medida, fruto del librito Biografía del silencio, sobre el que escribí algo hace más de un año. De este libro se han vendido ya más de cien mil ejemplares, algo insólito tratándose de una obra de espiritualidad escrita en español. Tanto el libro como la asociación me parecen rosas de otoño; es decir, flores hermosas que surgen cuando parece que ya no es tiempo, fuera de estación. Muchos creen que en Europa estamos viviendo el otoño, si no el invierno, de la espiritualidad. Puede ser. Yo no estoy tan convencido de ello. En todo caso, aunque así fuera, en medio del otoño, están brotando más flores de las que imaginamos: personas y proyectos que alumbran algo nuevo. Son “rosas de otoño”, más hermosas cuanto más tardías.

Cuando el director de Vida Nueva le pregunta a Pablo d’Ors a quiénes va dirigido este camino espiritual, Pablo contesta que “no responde a los alejados sociales, pero sí a los alejados espirituales. Son gente que, cuando llega, no cumple con el precepto dominical, pero con una enorme hambre de trascendencia. Por eso, nuestra propuesta inicial está abierta a creyentes y no creyentes, pero saben que nuestra cepa es el cristianismo”. A lo largo del verano me he encontrado con bastantes personas, incluyendo algunos amigos, que responden a este perfil, hombres y mujeres “con una enorme hambre de trascendencia”. No acaban de sentirse a gusto con la vida que llevan, pero tampoco se sienten atraídos por las prácticas religiosas tradicionales. Sienten la nostalgia o el anhelo -según los casos- de “algo diferente”, pero no saben muy bien por dónde tirar. Todo les suena a déjà vu, a propuestas viejas o recicladas. Echan de menos alguna rosa fresca, aunque estemos viviendo un otoño cultural. Son conscientes de que esta búsqueda puede acabar difuminándose en la nada, a menos que encuentren pistas concretas y, si es posible, algún guía experimentado. Los Amigos del Desierto constituyen uno de los muchos caminos que se están abriendo paso en los últimos años. Merece la pena saber de qué se trata. Ellos mismos dicen que “más que de movimiento, hablamos de red, que responde mejor a la sensibilidad contemporánea. Somos hijos del desierto, no funcionarios del templo. En la Iglesia acabamos creando siempre estructuras y acabamos viviendo para mantenerlas”.

Más allá de las personas e instituciones concretas, detrás de estas propuestas hay algo de fondo que a mí me atrae: la búsqueda de sentido, el deseo de vivir con más profundidad, la atracción de la alegría. Hay personas que orientan más su búsqueda en línea mística. Valoran el silencio y la meditación, bucean en su mundo interior, acentúan el más allá de todo. Otras se inclinan por la línea profético-social. Valoran el compromiso y la ayuda a los demás, buscan la transformación de este mundo, acentúan el más acá de todo. No son caminos opuestos sino complementarios. Lo vemos claro en Jesús. Él no ha separado su cercanía al hombre necesitado de su intimidad con el Dios-Abbá. Unir ambas dimensiones, tan separadas culturalmente, es para mí el mayor desafío de una espiritualidad auténtica. Cuando oigo de personas y grupos que acentúan una en detrimento de la otra, enseguida percibo que no llegarán muy lejos porque “no se puede separar lo que Dios ha unido”. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

En este espacio puedes compartir tus opiniones, críticas o sugerencias con toda libertad. No olvides que no estamos en un aula o en un plató de televisión. Este espacio es una tertulia de amigos. Si no tienes ID propio, entra como usuario Anónimo, aunque siempre se agradece saber quién es quién. Si lo deseas, puedes escribir tu nombre al final. Muchas gracias.