Ya hemos
terminado la asamblea. Hoy celebraremos en Mombasa los 25 años de la llegada de
los primeros claretianos a África oriental. Parece poco tiempo, pero en estos
cinco lustros han sucedido muchas cosas. Ayer lo pensaba mientras procuraba
atender los muchos frentes abiertos. Por una parte, el desarrollo mismo de la
asamblea con sus mil asuntos. Luego, las personas que quieren hablar, la
preparación del discurso de mañana (que tiene que ser al estilo africano; es
decir, con muchos saludos, alguna historieta y un tono rimbombante), unos
minutos para lavar la ropa aprovechando las pocas horas en que hay agua,
respuesta a los emails que siguen llegando, preocupación por la salud de
algunos allegados, llamadas cortadas a través de Skype…
A veces uno tiene la impresión de no dar abasto. Se multiplican los compromisos y se acorta el tiempo. En medio de la vorágine es bueno pararse unos segundos y cambiar el sesgo de la pregunta. Lo que importa no es tanto preguntarse qué tengo que hacer sino por qué lo hago; o incluso por quién lo hago.
A veces uno tiene la impresión de no dar abasto. Se multiplican los compromisos y se acorta el tiempo. En medio de la vorágine es bueno pararse unos segundos y cambiar el sesgo de la pregunta. Lo que importa no es tanto preguntarse qué tengo que hacer sino por qué lo hago; o incluso por quién lo hago.
Hace ya muchos
años que alguien que vive en la soledad de un monasterio me enseñó a descubrir
la fuerza de los primeros versos del salmo 62: “Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo”. Ese por ti me acompaña desde entonces,
aunque no siempre le presto la debida atención. Por ti me levanto cada día. Por
ti asumo los trabajos diarios. Por ti
sonrío cuando no tengo ganas. Por ti acepto
con serenidad los contratiempos. Por ti procuro
estar atento a las necesidades de los que me rodean. Ese inocente por ti unifica todos los aspectos de mi
vida. Si no fuera por él, viviría en una permanente dispersión, no sabría qué
tiene que ver una conversación amigable, un artículo escrito, la visita a un
enfermo, el partido de anoche de España contra Croacia en la Eurocopa y la
preocupación por el referéndum británico de mañana.
Me pregunto cómo
se pueden soldar los fragmentos cotidianos cuando no hay un por ti en el horizonte de nuestra vida,
un por ti que les dé sentido y
significado. Tengo la impresión –tal vez me equivoco– de que todo se reduce a
ir acumulando sucesos y experiencias como quien colecciona sellos o caracoles
de mar, pero sin saber a ciencia cierta cuál es su utilidad.
Gracias por ese POR TI... que puede ser el hilo conductor que a veces echo de menos cuando estoy en muchas actividades.
ResponderEliminarSin ese POR TI es fácil tirar la toalla.