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viernes, 10 de octubre de 2025

Te he amado


Parece que, tras dos años horribles, la paz está más cerca en la martirizada franja de Gaza. Es una bocanada de futuro en este Jubileo de la Esperanza que ya enfila su recta final. Mientras los israelíes y palestinos forjaban un acuerdo bajo los auspicios de Estados Unidos, miles de consagrados se reunían en Roma con el papa León XIV para celebrar el Jubileo de la Vida Consagrada. Este encuentro me interesa por mi doble condición de consagrado y de director de una revista -Vida Religiosa- que está especialmente dirigida a las personas consagradas hispanohablantes. 

En la homilía de la misa celebrada ayer en la plaza de san Pedro, León XIV nos dijo cosas hermosas, como, por ejemplo, que “vivir los votos es abandonarse como niños en los brazos del Padre”. Nos dijo también que la Iglesia nos confía “la tarea de ser, con su despojarse de todo, testigos vivos del primado de Dios en su existencia, también ayudando lo más que puedan a los demás hermanos y hermanas que encontrarán para cultivar su amistad con Él”. Para ser testigos vivos del primado de Dios en la vida uno tiene que cultivar con humildad la relación con él. Nadie cree a los testigos que no hayan “visto” y “oído”, que no hayan experimentado lo que anuncian.


Ayer se publicó también la exhortación apostólica Dilexit te, la primera del nuevo Papa, que quiso firmarla el 4 de octubre, fiesta de san Francisco de Asís. El nombre está tomado de un versículo del libro del Apocalipsis: “Te he amado” (Ap 3,9). Se trata de un largo documento de 121 párrafos. Se sitúa en continuidad con la obra del papa Francisco, dado que León XIV tomó como base un proyecto iniciado por él. Su tema central es el amor hacia los pobres. La exhortación recalca que la fe cristiana no puede separarse del compromiso con quienes sufren marginación y pobreza. El Papa comienza abordando el fundamento bíblico y teológico del amor a los pobres; luego reflexiona sobre la Iglesia y su misión hacia los pobres; finalmente, señala algunos desafíos contemporáneos y sugiere compromisos concretos.

Además de remitir al pasaje del Apocalipsis 3,9, donde Cristo dirige esas palabras a una comunidad pequeña y despreciada, la exhortación alude también al Magnificat de María (“derribó a los poderosos… elevó a los humildes”) como eco de la justicia de Dios. En el recorrido por el Antiguo Testamento, León XIV nos ayuda a ver que Dios se preocupa por los pobres, escucha su clamor y exige justicia. En el Nuevo Testamento, Jesús se hace pobre, vive al lado de los excluidos, muestra preferencia por los pobres y denuncia la injusticia estructural. Es fundamental este fundamento bíblico para ayudarnos a ver que la pobreza no es simplemente un problema social, sino una situación espiritual y eclesial, donde Dios se manifiesta. 

Además de hablar de los Padres de la Iglesia, de los Papas y de los grupos y movimientos que han abordado con profundidad y audacia el compromiso con los pobres, León XIV menciona expresamente a 25 religiosos y religiosas que se han distinguido por su cercanía a los pobres y/o han fundado instituciones de ayuda a los más desfavorecidos. Merece la pena detenerse en ellos porque es un reconocimiento al papel de la vida consagrada a lo largo de la historia: San Basilio Magno, san Benito de Nursia, san Bernardo, san Francisco de Asís, santa Clara de Asís, santo Domingo de Guzmán, san Juan de Mata, san Félix de Valois, san Pedro Nolasco, san Raimundo de Peñafort, san Juan de Dios, san Camilo de Lelis, san Vicente de Paúl, santa Luisa Marillac, san José de Calasanz, san Juan Bautista de la Salle, san Marcelino Champagnat, san Juan Bosco, beato Antonio Rosmini, san Benito Menni, Juan Bautista Scalabrini, santa Francisca Javier Cabrini, santa Teresa de Calcuta, santa Dulce de los Pobres, san Carlos de Foucauld, santa Katharine Drexel y la hermana Emmanuelle. 


¿Cuál es la misión de la Iglesia? León XIV afirma con rotundidad que la Iglesia está llamada a reconocer en los pobres la imagen de Cristo, y a servirlos como si sirviera al mismo Señor. Es precioso y aleccionador el recorrido histórico de los santos, órdenes religiosas, movimientos eclesiales y ejemplos concretos que han promovido el cuidado de los pobres. 

Pero, junto a la fuerza de este testimonio coral, se denuncia que, con el paso de los siglos, las estructuras sociales, políticas y económicas han generado desigualdades profundas, exclusión y pobreza estructural. El Papa critica también con energía una economía que “mata”, la inequidad, la violencia, la falta de acceso a la educación y la emergencia educativa, la migración forzada como expresión de injusticia.


Me llama la atención el espacio dedicado a la limosna
, que no debe entenderse como mera dádiva, sino como acto de justicia restaurada, expresión de solidaridad auténtica. Los pobres, por otra parte, no son vistos como receptores pasivos, sino como sujetos con voz, capaces de contribuir a su propia promoción y al bien común. Frente a las tremendas desigualdades existentes en nuestro mundo, se necesita una respuesta que no sea puramente asistencial, sino transformadora: afrontar de cara las estructuras de pecado (instituciones injustas, leyes que favorecen la desigualdad).

Además de exhortar a los cristianos y a la Iglesia a implicarse en la política, la promoción social, la defensa de los derechos de migrantes, la acogida, la educación y la construcción del bien común, el Papa alienta un estilo de vida personal que refleje sencillez, solidaridad, cercanía con los pobres, transparencia y conversión hacia el servicio.

Esta primera exhortación del papa León XIV está en “diálogo” con la encíclica Dilexit nos del papa Francisco sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesús. Dilexi te es un documento valiente que pretende orientar desde el inicio del pontificado de León XIV su visión de la Iglesia como aliada y defensora de los pobres. Lejos de ser un texto meramente social, aspira a reavivar la fe cristiana en su dimensión testimonial, profética y compasiva. En él se manifiesta una convicción firme: la justicia social y la solidaridad hacia los últimos no son opcionales, sino elementos esenciales del caminar cristiano y eclesial.

 



1 comentario:

  1. Muchas gracias Gonzalo por toda la reflexión y el material que nos has aportado… He hecho una primera leída y no deja indiferente, creo que nos interpela a todos. Me lleva al recuerdo de que en el evangelio de Marcos, en el capítulo 14 nos recuerda lo que dijo Jesús: “… siempre tendréis a los pobres con vosotros…”
    Gracias por ofrecernos el enlace a la Homilía del Papa y la oportunidad de leer la “DILEXIT TE”.

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