Cuando empecé a escribir la entrada de hoy me llegó la noticia de la muerte de Concha Velasco, a la que algunos han calificado como artista todoterreno. Descanse en paz. Siempre recordaré la serie que protagonizó sobre santa Teresa de Jesús en los tiempos en los que todos veíamos la única televisión existente. Ha recorrido como actriz siete décadas de la historia de España. Podría decir que ha sido la actriz que me ha acompañado a lo largo de mi vida.
Se acaba la serie Cuéntame, se muere Concha Velasco… Una época termina. Es mejor centrarse en el presente que añorar el pasado. Esta mañana, en mi paseo matinal, he visto las cumbres nevadas y los ríos y arroyos repletos de agua saltarina. Las fotos de la entrada de hoy dan fe de ello. El termómetro de mi teléfono móvil marcaba solo 2 grados, pero no sentía mucho frío. Me gusta que el invierno climatológico sea un invierno de verdad. Los robles están completamente pardos y otros árboles de hoja caduca han perdido ya sus hojas.
Hubiera querido haber colgado la entrada esta mañana, pero no ha sido posible. Lo hago minutos antes de celebrar la misa vespertina con la que iniciamos el tiempo de Adviento. Confieso que este tiempo litúrgico siempre me ha entusiasmado. Quizá porque es una especie de reseteo espiritual de la propia vida. O porque nos abre de nuevo a la esperanza por más dura que sea la situación por la que atravesamos. O, sencillamente, porque anuncia que la Navidad ya esta próxima. Solo algunos adultos odian este tiempo. Los niños lo esperan siempre con expectación. Son los únicos que saben comprender su verdadero significado.
Ya es de noche. Llueve a intervalos. La temperatura no se mueve de los 3 grados. No sé si dentro de la iglesia hará más o menos. Conviene ir abrigado. Dentro de esa inmensa mole de piedra, con la corona del Adviento encendida por primera vez, le pediré a Dios que nadie nos robe la esperanza, que nos permita emprender un año más “el camino que lleva a Belén” como si fuéramos pastores alejados o magos buscadores.
La Iglesia no puede esconder el tesoro que ha recibido. Necesita seguir encendiendo las velas de la fe, la esperanza y la caridad en medio de la noche. Los sencillos verán mejor. Los orgullosos se volverán ciegos. Mañana meditaremos con más calma sobre el mensaje que nos propone la Palabra de Dios para este tiempo.
“Es mejor centrarse en el presente que añorar el pasado.” Esta frase, me ha llevado a reflexionar y me he dicho: “si nos centramos en el presente podemos construir, mientras que el pasado no podemos cambiarlo, pero sí que podemos aprender de él, nos aporta experiencia.”
ResponderEliminarNos dices: “Confieso que este tiempo litúrgico siempre me ha entusiasmado… O porque nos abre de nuevo a la esperanza por más dura que sea la situación por la que atravesamos…” En estos tiempos que vivimos necesitamos tener esperanza… Y nos dices también que: “Los niños lo esperan (la Navidad) siempre con expectación. Son los únicos que saben comprender su verdadero significado.” Yo añado que lo comprenden siempre que haya alguien que les ayude en ello, no con muchas palabras pero sí, con su testimonio, que no se quede todo en fiesta y regalos.
Gracias Gonzalo, confío en tu promesa de oración: “… le pediré a Dios que nadie nos robe la esperanza, que nos permita emprender un año más “el camino que lleva a Belén” como si fuéramos pastores alejados o magos buscadores.