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viernes, 4 de agosto de 2023

Esto no da más de sí


La memoria de san Juan María Vianey me ayuda a recordar que en España hay unos 11.000 curas rurales, como el santo cura de Ars, entre los que cuento con varios amigos. Hace cinco años, tal día como hoy, escribí sobre ellos. La situación no ha hecho sino empeorar. Muchos tienen varias parroquias a su cargo. En bastantes casos, aunque atiendan diez o veinte pueblos, la población (sobre todo en comunidades como Castilla y León) no llega ni a mil personas, la mayoría de ellas muy ancianas. También los curas suelen tener una edad elevada. Se pasan el tiempo sobre cuatro ruedas yendo de pueblo en pueblo para celebrar la misa y presidir funerales. Se cuentan con los dedos de una mano los matrimonios y los bautizos. En este tiempo de verano, la fotografía se maquilla un poco con la presencia masiva de veraneantes, pero la mayor parte del tiempo es desoladora.

Cada año que pasa la situación se hace más insostenible. Disminuye el número de curas y no se acaba de encontrar una solución satisfactoria a este grave problema pastoral. La mayoría de los curas dan lo mejor de sí mismos para atender a sus comunidades, pero acusan el zarpazo del cansancio y la soledad, la aparente ineficacia de su trabajo y la falta de relevo generacional. Es verdad que en algunas diócesis cuentan con la ayuda de curas venidos de Latinoamérica, África o el este de Europa (sobre todo, de Polonia), pero esta ayuda es “pan para hoy, hambre para mañana”. Un cura joven me expresó su desanimó con las palabras que dan título a la entrada de hoy: “Esto no da más de sí”.


La cosa se complica si nos fijamos no solo en la cantidad, sino, sobre todo, en la calidad.
¿Cómo se siente un párroco cuando se acerca a pedir el bautismo para su hijo una pareja que no frecuenta la iglesia y que, aunque con las palabras diga lo contrario, no va a educar al niño en la fe cristiana? ¿De qué sirven los cientos, miles, de primeras comuniones si muchos niños, una vez celebrada la ceremonia, no vuelven a participar en la Eucaristía o lo hacen de ciento al viento? ¿Qué es de los jóvenes que celebran su Confirmación con solemnidad y luego parece que se olvidan del sacramento recibido? No me extraña que muchos curas rurales sientan que humanamente no sirve de nada su trabajo. 

En este contexto, no faltan los curas deprimidos y hasta quemados. Rescato unas palabras de la homilía del papa Francisco en el Monasterio de los Jerónimos de Lisboa el pasado martes por la tarde que parecen dirigidas a ellos: “Y cuando se pierde la ilusión, nos salen mil justificativos para no echar las redes, pero sobre todo esa resignación amarga, que es como un gusano que corroe el alma. Hermanos y hermanas, lo que vivimos es ciertamente un tiempo difícil, lo sabemos, pero el Señor hoy pregunta a esta Iglesia: "¿Quieres bajar de la barca y hundirte en la desilusión, o dejarme subir y permitir que sea una vez más la novedad de mi Palabra la que lleve el timón? A ti, sacerdote, consagrado, consagrada, obispo: ¿te conformas sólo con el pasado que tienes detrás o te atreves a echar nuevamente con entusiasmo las redes para la pesca?". Esto es lo que nos pide el Señor: que reavivemos la inquietud por el Evangelio”. El papa Francisco nos invita a no mirar solo al pasado, sino a seguir echando con entusiasmo las redes para preparar un nuevo futuro. Quizás algo tiene que morir definitivamente para que surja la novedad que el Espíritu quiere crear.


No existen fórmulas mágicas para resolver este grave problema pastoral,
pero no deberíamos perder mucho tiempo en quejarnos de lo mal que están las cosas y en repetir que “esto no da más de sí”. Tendríamos que abordar sinodalmente la situación y prepararnos para el futuro que nos aguarda. ¿Cómo vamos a atender las comunidades en los próximos años, cuando mueran muchos de los sacerdotes ancianos de hoy y apenas haya reemplazos? ¿Cómo preparar con tiempo a los laicos que en los próximos años tendrán que asumir tareas de acompañamiento y de liderazgo? ¿Qué nuevas formas de organización pastoral responden mejor a la situación de hoy, dado que el modelo de la parroquia territorial presenta en muchos casos problemas casi insolubles? 

Comprendo que para los obispos esta cuestión constituye un dolor de cabeza. Llevamos años ensayando diversas fórmulas como “unidades pastorales”, equipos de curas que viven juntos y atienden solidariamente una extensa zona, equipos de sacerdotes, consagrados y laicos, colaboración más activa de algunas comunidades religiosas femeninas, etc. Por desafiante que sea la situación, estoy seguro de que el Espíritu suscitará nuevas formas si somos capaces de abrirnos a sus inspiraciones y nos ponemos a pensar juntos como Iglesia en salida. En cada coyuntura histórica, la Iglesia ha ido encontrando nuevas respuestas a los problemas. No va a ser diferente en esta ocasión. 

Encomiendo al santo cura de Ars a todos los curas rurales de España y, de manera especial, a aquellos que me honran con su amistad.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo contigo cuando escribes: “… estoy seguro de que el Espíritu suscitará nuevas formas si somos capaces de abrirnos a sus inspiraciones y nos ponemos a pensar juntos como Iglesia en salida…”
    “… Quizás algo tiene que morir definitivamente para que surja la novedad que el Espíritu quiere crear…”
    Gracias Gonzalo por la reflexión de la situación de la Iglesia hoy que realmente es preocupante y por darnos a conocer la vida entregada del santo cura de Ars… Confiemos que el Señor se encargará de dirigir “la barca” a buen puerto…
    Gracias Gonzalo también por tu entrega generosa como misionero y como sacerdote cercano a la gente.

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