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miércoles, 26 de julio de 2023

Cuando tú me miras, todo cambia


Estoy un poco cansado de enfermedades, elecciones, interpretación de las elecciones, reinterpretación de las interpretaciones y asuntos de esta índole. Así que hoy, horas antes de salir para Barcelona, vuelvo a Él, me dejo mirar por Él, busco un poco de alivio en su mirada. Lo hago sirviéndome de un vídeo del músico católico Jesús Guedez que me ha enviado un amigo mío desde Barquisimeto (Venezuela). Lo podéis ver al final de la entrada de hoy. Es consolador mirar a Jesús en la cruz cuando uno atraviesa momentos de tiniebla, duda, miedo, soledad, incertidumbre o debilidad. Pero es mucho más lenitivo dejarse mirar por Él. No es que sus ojos sean como rayos-X que penetran hasta las entretelas del alma. Son más bien como faros suaves que iluminan con la luz del amor y que reaniman nuestra esperanza cansada. Confieso que yo necesito de vez en cuando esta mirada. La busco. Renuncio a otras muchas cosas con tal de encontrarla.


Estos días, navegando por Internet, leyendo noticias y entrevistas, he tenido la impresión de que vivo en este mundo, pero que no pertenezco a él. Es como si muchos de los valores y opiniones que hoy circulan no tuvieran nada que ver conmigo. Como si, de repente, me hubiera despertado en un mundo que no reconozco. Cosas que a mí me parecen casi evidentes resulta extrañas para muchas personas. Y al revés. Cosas que para ellas son familiares a mí me parecen fuera de mi órbita. Cuando dejo reposar estas primeras impresiones, caigo en la cuenta de que, en realidad, soy más de este mundo que lo que aparece a primera vista. 

Es imposible sustraerse al influjo de la música que uno escucha, de los periódicos que lee, de la publicidad que nos invade, del espíritu del tiempo. Así que, aunque me cueste reconocerlo, yo también respiro la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad de la cultura occidental. Pongo en cuestión certidumbres ancestrales y me dejo seducir por modas efímeras. Rechazo lo que me atrae y me pego a lo que rechazo. Es quizás la enfermedad de nuestro tiempo. Somos una cosa y su contraria, hombres y mujeres que navegan en el mar de las polaridades.


Para no naufragar en él, necesito dejarme mirar por Jesús. Ni siquiera es preciso explicarle lo que me pasa o poner nombre al manojo de contradicciones. Basta suspender el juicio, creer en su potencia trasformadora, contemplarlo como el principio, el fin y el intermedio para empezar a sentir que todo tiene un significado. Hasta lo que a primera vista nos parece despreciable existe por alguna razón. De la mirada de Jesús brota, en primer lugar, una paz profunda. Las aguas se aquietan, se ve con mas claridad el fondo del lago personal. Luego emerge la compasión, otra forma de contemplar todo desde el amor. Lo que mueve el mundo no es la lucha de clases (como se empeña en defender el marxismo clásico y sus innumerables versiones contemporáneas), ni el miedo o el instinto de supervivencia (como propugnan algunos antropólogos), sino el amor. Este es el verdadero motor del mundo por más que tengamos la impresión de que las cosas se mueven por odio, resentimiento, venganza o violencia. 

Y, al final, como cara visible de la paz y la compasión, surge el sentido del humor. Quien se deja mirar por Jesús descubre que la vida sin amor/humor es sencillamente insufrible. Sonríe y sigue caminando.



5 comentarios:

  1. Muchísimas gracias Gonzalo por la sinceridad y profundidad con que compartes… Gracias por tu invitación a “dejarnos mirar por Jesús”… ¡Cuántas cosas nos dice una mirada! Y La de Jesús, además de transmitir “amor” nos compromete.

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  2. Solo hay que dejarnos mirar por eso ojos de amor y Misericordia, así como miro jesús a su discípulo amado y a la Virgen María. Con un amiga que penetra y anima hasta los huesos. 🙏🏽 Dios bendiga siempre estos dones dados por El padre amado

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  3. ¡¡Gracias Gonzalo!!:
    Necesitamos dejarnos traspasar, por SU MIRADA, AMOR Y HUMOR.
    Amén.

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  4. Una mirada suya bastará. Bellísimo tema y excelentes reflexiones. Paz para ti y sigue adelante Jesús Guedez

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  5. Que hermoso,Su mirada derrite el alma, para cualquier momento Una mirada Suya bastará,gracias Jesús Guedez por dejarte tocar por El Espíritu Santo y compartirnos esa mirada Suya...

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