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lunes, 30 de enero de 2023

¿Enterradores o parteros?


Me he pasado toda la noche en tren (diez horas para ser exactos) para recorrer los 508 kilómetros que separan Bangalore (en el estado de Karnataka) de Karukutty (en el estado de Kerala). Uno no conoce la India si no viaja alguna vez en uno de sus infinitos trenes, aunque el mío, gracias a Dios, no iba tan sobrecargado como el que aparece en la foto. ¡Hasta he podido descansar tumbado en una litera! 

El tren es una metáfora de la inmensidad y variedad de este subcontinente. Se podría decir que no es un mero medio de transporte, sino una forma de entender la vida. En el tren se hace todo lo que se hace en tierra, solo que de forma itinerante, sobria y compartida. Y a menudo sufrida.


Dispongo de un par de días para ultimar los detalles del taller sobre liderazgo que empezaremos el próximo 1 de febrero y que dirigiré junto con mi compañero Paulson Veliyannoor, psicólogo y especialista en teología espiritual. Participarán en él 30 claretianos, todos ellos miembros de los diez organismos que tenemos los misioneros claretianos en Asia. La mayoría son indios, pero otros provienen de Japón, Hong Kong, Indonesia, Sri Lanka, Filipinas y Corea. Me asusta y atrae a partes iguales este nuevo desafío. Me anima el hecho de trabajar en equipo con alguien con quien me compenetro bien. Tendré ocasión de compartir lo que considere relevante en próximas entradas. Por el momento, me voy acostumbrado al clima semitropical de Kerala y me sitúo en un ambiente que
no es desconocido para mí.


Con motivo de la próxima Jornada Mundial de la Vida Consagrada, la revista española Vida Nueva ha publicado un pliego titulado: “¿Enterradores o parteros? Reflexiones sobre la vida consagrada hoy”. En 5.500 palabras he compartido mi punto de vista sobre una forma de vida que registra variaciones muy significativas según los continentes. En África y Asia está creciendo, mientras que en Europa y América está menguando. Para tener una visión global, es necesario caer en la cuenta de que el reloj de la vida consagrada marca horas diferentes. 

En Europa estamos viviendo la “hora duodécima”, que es como decir la hora del atardecer. Escasean las vocaciones, aumenta la media de edad, se cierran casas y obras y todo parece indicar que nos encaminamos hacia un imparable declive. Aquí en la India el reloj marca la hora del mediodía. La mayoría de las 90.000 religiosas, por poner un ejemplo, son jóvenes o de media edad. Abundan las vocaciones y proliferan las obras de todo tipo. En el seminario que tuvimos el fin de semana pasado se respiraba la energía de la juventud. Es verdad que son numerosos los casos de personas que salen de sus respectivos institutos, pero la tónica dominante era la alegría y la esperanza.


En el pliego de Vida Nueva me pregunto si los religiosos europeos nos reconocemos más en la condición de enterradores de un estilo de vida caduco o en parteros de un nuevo ciclo de vida consagrada. Resumo mi planteamiento en la entradilla del pliego: “¿Está la vida consagrada (sobre todo, en Europa) a punto de morir o está, más bien, preparando un nuevo nacimiento? Si los consagrados de hoy nos consideramos los últimos representantes de un estilo de vida que va a desaparecer, entonces adoptaremos la moral del enterrador. Nos dejaremos llevar por sentimientos de derrota, pesimismo y desesperanza. No atraeremos a nadie. Si, por el contrario, creemos que estamos en un período de transición o que somos los primeros de un nuevo modelo de vida consagrada que se está gestando, entonces descubriremos nuestra vocación de parteros. Nuestra preocupación no será tanto liquidar el pasado con dignidad cuanto preparar el futuro con valentía. Los problemas serán los mismos, pero la actitud personal y colectiva hará que los afrontemos de manera esperanzada y eficaz”. 

Es evidente que yo me apunto a la segunda posibilidad. Creo en ella y me esfuerzo en trabajar por ella. El Espíritu Santo no está obligado a mantener todas y cada una de nuestras instituciones como si todas tuvieran el don de la perdurabilidad, pero no dejará de suscitar nuevas formas de vida consagrada que encarnen el Evangelio en el mundo de hoy. 

Os dejo con un vídeo que grabé en la sesión inaugural del seminario que tuvimos el fin de semana en el instituto Sanyasa de Bangalore. Las que bailan son novicias de una congregación femenina india. Aquí la danza es una forma de oración. Solo quien está alegre y confía en el futuro se atreve a bailar y además disfruta haciéndolo.



2 comentarios:

  1. No faltan vocaciones, faltan referencias...

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  2. Gracias por darnos a conocer diferentes aspectos de la India y por apostar por la hora del mediodía. Gracias por contagiar tu fuerza misionera.

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