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viernes, 16 de diciembre de 2022

Se requiere coraje


En los últimos cuatro años la empresa burgalesa Campofrío viene lanzando por estas fechas unos publirreportajes muy originales. Han optado por abordar en ellos asuntos de interés social. El objetivo es vender más, claro está, pero sin cerrar los ojos a lo que vivimos. El anuncio de este año -titulado La Herencia- cuenta una historia bien urdida en la que intervienen personajes famosos como Antonio de la Torre, Carlos Areces, Mariona Terés, Iker Casillas, Tamara Falcó, Maribel Verdú y otros. El mensaje es muy claro: no podemos dejarnos llevar por el pesimismo, tenemos que afrontar el presente y el futuro con confianza y coraje. 

Parece que el público lo ha acogido con agrado porque pone imágenes y sonido a lo que todos percibimos: la necesidad de no dejarnos aplastar por la situación. Es difícil vivir esta actitud porque abundan los indicadores negativos, como la nueva ley del aborto que aprobó ayer el parlamento español y que permite a las menores de 16 y 17 años interrumpir su embarazo sin permiso paterno. Me temo que cuando queramos darnos cuenta de las atrocidades que estamos considerando hoy como normales será demasiado tarde, a menos que las nuevas generaciones reaccionen con coraje.


Coraje, esta es la palabra que define un modo de situarnos ante la realidad y que hoy nos falta. Estamos tan entretenidos, tan anestesiados, que aceptamos todo de manera indolora. Para reaccionar con coraje se requieren, al menos, tres condiciones: creer en algo por lo que merezca la pena luchar, sentir la urgencia de hacerlo y ponerse manos a la obra. Las tres atraviesan horas bajas. 

¿En qué creemos hoy? ¿Por qué o por quién estaríamos dispuestos a jugarnos la vida? ¿En Dios? Muchos no se identifican como personas religiosas ni creen que la vida se sostenga en la existencia de un Dios que nos quiere. ¿La patria? El patriotismo no goza de buena salud. Muy pocos están dispuestos a sacrificarse por una realidad siempre cuestionada, sobre todo en suelo hispánico. ¿La libertad, la igualdad, la fraternidad? Los conceptos se repiten, pero ya no constituyen un punto de referencia para todos aquellos que recelan de las utopías políticas. ¿La familia, los amigos? Quizás sea esto en lo que más creen nuestros contemporáneos, pero no sé si hasta el punto de arriesgarlo todo por ellos.


Con respecto a la segunda condición (sentir urgencia de hacerlo), todo depende de cómo le vaya a uno en la vida. Quienes están en una posición acomodada ven (o vemos) los toros desde la barrera. Percibimos la realidad sangrante, pero no nos afecta hasta el punto de hacernos hervir la sangre. Podemos convivir tranquilamente con un mundo siempre imperfecto. 
Solo quienes se encuentran en los márgenes sufren de verdad. 

La tercera (ponerse manos a la obra) nunca se da cuando las dos anteriores no existen o son muy débiles. Por eso, hoy hablamos mucho de lo que no nos gusta, de lo que habría que cambiar, pero pocos están dispuestos a arrimar el hombro, a sacrificarse para que las cosas mejoren. 

Creo que los hombres y mujeres de hoy somos muchas cosas, pero no precisamente personas con coraje, a menos que nos pongamos nuestros ojos en quienes sin muchas alharacas trabajan por sacar adelante su familia o sostienen con su fidelidad la vida de la Iglesia en estos tiempos difíciles. Necesitamos coraje, sí, y mucho. Pero antes necesitamos algo en lo que creer con firmeza, sentido de que es urgente actuar y entrenamiento para pasar de los dichos a los hechos. Espero que las generaciones venideras sean más corajudas que las presentes, aunque solo sea por necesidad de supervivencia. El anuncio navideño de Campofrío nos invita a caminar en esa dirección.



1 comentario:

  1. Y tanto que se necesita coraje para ir superando todas las barreras que van obstaculizando la vida… No nos podemos quedar con los brazos cruzados…
    ¿Cómo puede ser que se apruebe la ley del aborto, aclarando que las menores de edad de 16 y 17 años o las que tengan “discapacidad intelectual” no necesitarán permiso paterno para abortar y se crea un procedimiento judicial urgente en caso de haber conflictos entre las menores de 16 y sus padres.
    Cada día necesitaremos más coraje para ir superando todas las dificultades que las encontraremos en “todos los campos”… Estamos perdiendo más valores de lo que nos imaginamos…
    Como bien dices, Gonzalo, no podemos dejarnos llevar por el pesimismo, tenemos que afrontar el presente y el futuro con confianza y coraje.

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