No olvido que hoy, 7 de mayo, es el 72 aniversario de la canonización
de san Antonio María Claret y el 49 de la muerte de Arcadio
María Larraona Saralegi, el primer cardenal claretiano, un navarro de
pro que pasó casi toda su vida en Roma. Aunque no soy un nostálgico de la historia,
creo que no podemos olvidar a las personas que, de una manera u otra, han
marcado nuestro camino. En mi caso, es evidente que sin Claret yo no sería
quien soy. Nunca entenderemos bien por qué se producen en la vida ciertos
encuentros que cambian nuestra trayectoria.
A principio de los años 90 escribí, solo para mi uso, una galería
con los nombres de 33 personas que me habían marcado hasta ese momento. Ahora he
planeado escribir otra con los 33 nombres (o más) de los últimos 30 años. Quizá
me aproxime a las 100 personas. En ese número no cuento a las personas famosas
con las cuales me he “encontrado” a través del estudio o de la lectura. Solo
incluyo a hombres y mujeres de carne y hueso con los que me he encontrado físicamente.
Me sorprendo al comprobar que en la lista apenas hay algún personaje famoso. Las
personas que más me han “marcado” están muy alejadas del brillo mediático.
En el fondo, somos los que las personas que nos han marcado
nos han enseñado a ser. Por nuestro río interior fluyen las aguas de muchos
arroyos que las han vertido en nuestro cauce a lo largo del tiempo. Ya no
podemos distinguirlas con precisión porque se han fundido con otras, pero eso
no significa que no sigan presentes. Hoy, en el recuerdo de Claret, doy gracias
a Dios por las personas (vivas o difuntas) que han “marcado” mi vida y
hacia las cuales nutro una profunda gratitud. Parafraseando la frase de Ortega
y Gasset, podría decir que “yo soy yo y mis amigos”. Infinitas gracias.
En lo que se refiere a todo el dolor y a todo el malvivir de este pueblo ucraniano, igual que a la pobreza mundial que se vive, da rabia y también puede ayudarnos a tomar conciencia de llevar una vida más austera, sin crearnos necesidades extras y así solidarizarnos con los que más sufren.
ResponderEliminarNo me había parado a pensar, con profundidad, esta realidad que compartes de que hay “encuentros que marcan”, aunque lo sé porque he tenido la suerte de poderlo experimentar. Reconocerlo ayuda a agradecerlo… Encuentros que se dan en nuestros ambientes cotidianos y otros que se dan donde una menos espera… También hay encuentros negativos, pero que también, gracias a ellos, hemos llegado donde estamos.
Gracias por expresarnos la realidad de que: “En el fondo, somos los que las personas que nos han marcado nos han enseñado a ser.” Y por la simbología de que: “Por nuestro río interior fluyen las aguas de muchos arroyos que las han vertido en nuestro cauce a lo largo del tiempo. “
Gracias Gonzalo por todo lo que me ha conllevado el encuentro contigo.
Eñ Padre Clatet sigue marcando vidas un encuentro con
ResponderEliminarsu espiritualidad, nos cambia deja huellas,