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jueves, 20 de enero de 2022

Ora, espera y no te preocupes

Hace ya tiempo que no escribo nada de música. Hoy os presento al hermano Isaías. O, para ser fiel a su nombre original, a Brother Isaiah. Nació en San Francisco (California) en 1985. Pertenece a los Frailes Franciscanos de la Renovación, una congregación religiosa fundada en 1987 por ocho sacerdotes capuchinos de los Estados Unidos. Desde el 8 de diciembre de 2016 son un instituto religioso de derecho pontificio. Están presentes en Estados Unidos, Irlanda, Inglaterra, Nicaragua y Honduras. Son alrededor de 120 hermanos. 

Los dos principales fines de este nuevo instituto contemplativo son servir a los pobres y evangelizar. Herederos del primitivo espíritu franciscano, consideran que la vida religiosa se secularizó demasiado en los años 70 y 80 del siglo pasado y por eso perdió atractivo entre los jóvenes. Entre las actividades evangelizadoras de este nuevo instituto, una de ellas es la música. Llama la atención ver al hermano Isaías, junto a otros compañeros, cantando en una iglesia, en un polideportivo o en mitad de la calle. Su hábito gris, su barba y sus sandalias no parecen el atuendo más adecuado para un concierto de música pop-rock, pero la creatividad religiosa no tiene límites. Se une a los muchos religiosos y sacerdotes que se han dedicado también a la música. Para empezar, echemos un vistazo a su Jacob’s Song (Canción de Jacob).

El hermano Isaías está convencido de que “la música es el lenguaje de Dios, el verdadero lenguaje del cielo”. Cuando le preguntan qué busca con sus canciones, responde: “Fundamentalmente, busco a Dios. Trato de dar salida a lo que pasa dentro de mí, como hizo el rey David, con todos mis sufrimientos y esperanzas”. A los jóvenes de hoy les gusta la música. ¿Por qué no usarla para acompañarlos en un itinerario de búsqueda de Dios? Algunos hombres y mujeres saben cómo hacerlo. 

La actitud del hermano Isaías en relación con la música religiosa es muy abierta: “Hay momentos para estar en silencio, otros para rezar con la intimidad de una guitarra, o momentos en los que muchas voces e instrumentos se unen para alabar a Dios. Tenemos que apreciar todos los tipos de música que tenemos en la Iglesia”. Os propongo un ejemplo de concierto en el interior de una iglesia. El título de la canción reproduce unas palabras de Jesús: “Come, follow me” (Ven, sígueme).

No sé el futuro que tendrá este nuevo instituto religioso. Es probable que algunos lectores de este Rincón piensen que se trata de una de esas iniciativas neoconservadoras que vienen de los Estados Unidos y que su recorrido será corto. La historia lo dirá. Yo procuro acoger con simpatía cada nuevo fenómeno eclesial porque casi siempre es un don del Espíritu que nos abre los ojos hacia algo que hemos olvidado o que tenemos que descubrir. 

Es evidente que la vida religiosa en Occidente ha perdido el mordiente que tuvo en otras épocas. No todo es achacable a la secularización de la sociedad. En buena medida es también imputable a la secularización interna. Quizá, en nuestro intento de acercarnos al mundo, hemos perdido la anormalidad que siempre ha caracterizado a este estilo de vida. El hermano Isaías y sus compañeros, desde una anormalidad normal,  nos recuerdan que lo importante es orar, esperar y no preocuparse demasiado. Os dejo con su tema “Pray, Hope, Don’t Worry”.


2 comentarios:

  1. El Espíritu sopla, no cabe duda. Gracias Gonzalo.

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  2. Nos recuerdan que lo importante es: orar, esperar y no preocuparse demasiado. Gracias por sintetizarlo.
    Es evidente que la vida religiosa en Occidente ha perdido el mordiente que tuvo en otras épocas. No todo es achacable a la secularización de la sociedad. En situaciones difíciles de la vida, ojalá podamos tenerlo en cuenta... No es exclusivo de la vida religiosa…Como dices, creo que es una realidad la secularización interna, a la que vamos llegando sin ser muy conscientes de ello.

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