Hoy conocemos mejor que nunca los distintos tipos de inteligencia. Hemos buceado en el mundo de las emociones. Hablamos de educación integral. Sin embargo, algo está fallando. Es como si dispusiéramos de muchos medios, pero careciéramos de fines. En consecuencia, no sabemos bien para qué nos sirve lo que estudiamos, cuál es el valor de las relaciones y qué significan nociones como proyecto, compromiso o fidelidad. Es probable que estos fenómenos se enmarquen en la “sociedad líquida”. Todo es fluido. Nada permanece. Pero, ¿por qué los varones acusan más esta inseguridad mientras las mujeres parecen moverse como peces en el agua? ¿Será que se están redefiniendo los roles? ¿O es que el verdadero “sexo fuerte” es el femenino? ¿Se debe a que muchos varones permanecen en el hogar familiar hasta más allá de los 30 años, con las espaldas cubiertas, y sin asumir responsabilidades?
No quiero entrar en
un debate en el que los tópicos abundan más que los datos comprobados. Lo que
parece cierto es que en muchos varones jóvenes se da una especie de “analfabetismo
emocional” que es consecuencia de su incapacidad para saber qué quieren hacer
con su vida, a quién quieren entregarse por entero y cómo afrontar los problemas normales de la existencia (incluyendo el sufrimiento y la muerte). Esta falta de centro y de
dirección impide afrontar con firmeza casi todas las esferas de la vida,
excepto la profesional. Quizás es el momento de preguntarse a fondo cómo
afrontar esta crisis, convencidos de que toda crisis es una oportunidad para
crecer.
Si nos paramos a contemplar la psicología masculina y la femenina, quizás tendríamos una visión diferente de la trayectoria de cada uno… A veces, valoramos al otro, con una visión diferente, según nuestras necesidades o vivencias.
ResponderEliminarSí que, quizás por la manera de ser, en los varones, es como dices: que se da una especie de “analfabetismo emocional” y puede que sea una consecuencia del miedo al compromiso que, estoy observando, no es exclusivo del género ni de la juventud.
También, en las chicas, se da de todo… Va creciendo la falta de responsabilidad… y quizás más que en los varones se da, en ellas, el cambio de sexo, la no aceptación de su realidad y también miedos y rechazo a la maternidad, según sea la escala de valores.
Podemos valorar la vida y distintas situaciones según del lado que las analizamos… De todos modos, chicos y chicas, en general, maduran muy lentamente.