La escena es sobria. Después de haberse entrevistado con los tres primeros astronautas que viajaron a la Luna (los estadounidenses Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins) en su visita al Reino Unido el 14 de octubre de 1969, el príncipe Felipe experimenta una gran decepción. Él, entusiasta de la ciencia, la tecnología y la aventura, había imaginado que los tres jóvenes astronautas habrían compartido con él algunas de sus reflexiones ante ese “pequeño paso para un hombre, salto gigante para la humanidad” (small step for a man, giant leap for mankind). Sin embargo, se limitaron a contar cuatro menudencias relacionadas con su trabajo técnico. Decepcionado, se acerca a St. George’s House, una casa en el complejo de Windsor, en la que el capellán anglicano de la capilla del palacio, el reverendo Robin Woods, ha montado un centro de renovación para sacerdotes en crisis. Estamos a finales de los años 60 del siglo pasado. El príncipe Felipe se acerca a los 50 años. La serie aprovecha esa coyuntura para abordar su crisis personal y, más específicamente, su crisis de fe.
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There wasn't a specific moment, uh, when it started. It's been more of a gradual thing. A drip, drip, drip of... of doubt... disaffection, disease, discomfort. People around me have noticed my general... irritability. Now, of course, that's... that's nothing new. I'm... generally a cantankerous sort, but even I would have to admit that there has been more of it lately. Not to mention, uh, an almost jealous fascination with the achievements of these young astronauts. Compulsive overexercising. An inability to find calm... or satisfaction... or fulfillment. And when you look at all these symptoms, of course, it doesn't take a genius to tell you that... they all suggest I'm slap bang in the middle of a... I can't even say what kind of crisis. That... that crisis. And... Of course, one's read or heard about other people hitting that crisis, and, you know, just like them, you look in all the usual places, resort to all the usual things to try and make yourself feel better. Some of which I can admit to in this room, and some of which I probably shouldn't. My mother died recently. She... she saw that something was amiss. It's a good word, that. A-Amiss. She saw that something was missing in her youngest child. Her only son. Faith. "How's your faith?" she asked me. I'm here to admit to you that... I've lost it. And... without it, what is there? The... loneliness and emptiness and anticlimax of going all that way to the moon to find nothing, but haunting desolation... ghostly silence...gloom. That is what faithlessness is. As opposed to finding... wonder, ecstasy, the miracle of... divine creation, God's design and purpose. What am I trying to say? I'm trying to say that... the solution to our problems, I think, is not in the... in the ingenuity of the rocket, or the science or the technology or... even the bravery. No, the answer is in here. Or here, or wherever it is that... that faith resides. And so... Dean Woods... having ridiculed you for what you and these poor, blocked, lost souls... Were... were trying to achieve here in St. George's House... I now find myself full of respect... and admiration... and not a small part of...desperation...as I come to say...help. Help me. And to admit... that while those three astronauts deserve all our praise and respect for their undoubted heroism, I was more scared coming here to see you today than I would have been going up in any bloody rocket! |
No hubo un momento específico en el que todo empezó. Ha sido más bien algo gradual. Un goteo, goteo, goteo de duda, desafecto, enfermedad, incomodidad. La gente a mi alrededor ha notado mi general... irritabilidad. Ahora, por supuesto, eso... no es nada nuevo. Soy generalmente un tipo cascarrabias, pero hasta yo mismo tendría que admitir que eso se ha aumentado últimamente. Y para qué hablar de la fascinación casi celosa que sentía por los logros de estos jóvenes astronautas. Exceso de ejercicio compulsivo. Incapacidad de encontrar la calma, o la satisfacción, o la plenitud personal. Y cuando miras todos estos síntomas, por supuesto que no hace falta ser un genio para decir que todos apuntan a que estoy en medio de una... Ni siquiera puedo decir qué tipo de crisis. Esa... esa crisis. Y, por supuesto, uno ha leído o escuchado sobre otras personas que están pasando por esa crisis, y, como ellos, miras en todos los lugares habituales, recurres a todas las cosas habituales para tratar de sentirte mejor. Algunas de las cuales puedo admitir en esta habitación, y otras probablemente no debería. Mi madre murió recientemente. Ella vio que algo andaba mal. Esa es una buena palabra. Algo faltaba. Ella vio que faltaba algo en su hijo menor. Su único hijo varón. La fe. “¿Cómo está tu fe?” me preguntó. Estoy aquí para admitir que...la he perdido. Y, sin ella, ¿qué hay? La soledad y el vacío y el anticlímax de ir hasta la luna para no encontrar nada, a no ser la desolación inquietante, el silencio fantasmal, la oscuridad. En eso consiste la falta de fe. Lo contrario de encontrar... la maravilla, el éxtasis, el milagro de la creación divina, el diseño y el propósito de Dios. ¿Qué estoy tratando de decir? Estoy tratando de decir que la solución a nuestros problemas, creo, no está en el ingenio del cohete, o en la ciencia o la tecnología o incluso en la valentía. No, la respuesta está aquí. O aquí, o donde sea que resida la fe. Y así, reverendo Woods, después de haberlo ridiculizado por lo que usted y estas pobres almas bloqueadas y perdidas estaban tratando de lograr aquí en la Casa de San Jorge... Resulta que ahora me encuentro lleno de respeto y admiración, y también con una no pequeña parte de desesperación. He venido para decir... socorro. ¡Ayúdenme! Y para admitir que, aunque esos tres astronautas merecen todo nuestro elogio y respeto por su indudable heroísmo, ¡estaba más asustado viniendo aquí a verlos hoy a ustedes que si hubiera subido en cualquier maldito cohete! |
Este es el enlace para acceder a ella:
https://us02web.zoom.us/j/87156440344?pwd=TFVEN0VpdThETERIRnVUZ2pMVkZ6QT09
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