Ante la avalancha de la segunda ola de contagios, varios países europeos
están adoptando diversas fórmulas de confinamiento. El mes de noviembre se va a
parecer mucho al mes de abril, con la diferencia de que los días cortos del
otoño añaden un plus de melancolía. Tras la experiencia de la primavera, es
posible afrontar el nuevo confinamiento de una manera más positiva. Quizá es
bueno reducir el excesivo consumo digital, aumentar el ejercicio físico y la lectura y,
sobre todo, cultivar el arte de la conversación sosegada para colmar los vacíos
que se han ido creando en muchas relaciones conyugales, familiares, de amistad,
etc. Cuando vivimos un poco acelerados, damos por supuestas muchas cosas, pero,
sin apenas advertirlo, vamos dejando asuntos a medias. Quizás es hora de tomarnos
un tiempo para inventariarlos y darles una solución. Tras ocho meses de pandemia,
ya nos hemos dado cuenta de que la solución (en forma de vacuna o de tratamiento
eficaz) no está a la vuelta de la esquina y de que, por tanto, tenemos que
aprender a convivir con el virus y sus secuelas. Cuanto antes adoptemos una
actitud realista, serena y propositiva, mejor afrontaremos las etapas que nos aguardan.
Sirve de poco comportarnos como si nada pasara o abandonarnos a un pánico paralizante.
Que volvamos a estar confinados no significa que debamos hundirnos en la miseria.
En Roma las mañanas de este final de mes son frías. Casi parecen más
invernales que otoñales. Es como si el tiempo nos invitara a permanecer en
casa, pero sin hacer de ella un refugio y mucho menos un escondite. La casa
siempre debe ser hogar y, en algunos casos, laboratorio en el que gestamos
nuevas actitudes y destrezas ante la situación que vivimos. Me confesaba un
enfermo de Covid-19 que estuvo al borde de la muerte que lo peor de todo no
fueron los dolores físicos y la incertidumbre sobre el futuro, sino la tremenda
soledad que sintió en su cama de la UCI, aislado de todos y de todo. Con mucha
humildad y un toque de humor, confesaba: “He rezado más que en toda mi vida”.
Quizás a veces tenemos que descender al fondo de nuestro interior para
descubrir que, cuando parece que estamos abandonados, que nadie se hace cargo
de nuestra desgracia, Dios está ahí. Me vienen a la memoria unos versos del
salmo 87 que parecen escritos para situaciones como estas: “Me has colocado
en lo hondo de la fosa, / en las tinieblas y en las sombras de muerte; tu
cólera pesa sobre mí, / me echas encima todas tus olas. / Has alejado de mí a
mis conocidos, / me has hecho repugnante para ellos: / encerrado, no puedo
salir, / y los ojos se me nublan de pesar. | Todo el día te estoy invocando,
Señor, / tendiendo las manos hacia ti” (Sal 87,7-10). Ese “tender las manos
hacia Dios” es un ejercicio que los hombres y mujeres de hoy no sabemos
practicar bien porque nos falta humildad. Creíamos que podíamos con todo, que
no necesitábamos de Dios, que nos bastábamos a nosotros mismos con nuestra ciencia y nuestro progreso técnico. Ahora nos
debatimos entre la rabia y la humillación, pero ninguna de estas reacciones es
muy sana. ¿No habrá llegado el momento de aprender a ser humildes? El salmo 34
nos recuerda que “el afligido invocó al Señor, / él lo escuchó y lo salvó de
sus angustias” (Sal 34,7).
Ayer propuse a los lectores de este Rincón una conversación Zoom
mañana viernes 30 de octubre a las 6 de la tarde. Algunos de vosotros ya habéis respondido
afirmativamente. Comprendo que el viernes no es el mejor día para quienes empiezan el fin de semana, pero es difícil encontrar una fecha que sea buena para todos. ¡Quién sabe si el confinamiento favorece este tipo de encuentros digitales! Como varios de vosotros (de ustedes) provenís (provienen) de diversos países de Latinoamérica, creo
que es conveniente recordar las diferencias horarias con respecto a Europa para
que nadie se despiste. No hay que olvidar que aquí cambiamos la hora el pasado domingo. La siguiente tabla nos puede ayudar a situarnos.
Cuando en Roma (Italia), Madrid (España) y
Europa Central son las 6 de la tarde
- En Ciudad de México, Guatemala y Costa
Rica son las 11 de la mañana.
- En Chicago (USA), Panamá y Colombia
son las 12 del mediodía.
- En Puerto Rico y República Dominicana
son la 1 de la tarde.
- En Chile, Argentina y São Paulo (Brasil)
son las 2 de la tarde.
- En Portugal, Reino Unido y las Islas
Canarias son las 5 de la tarde.
- En San Petersburgo y Murmansk (Rusia) son
las 8 de la tarde.
REUNIÓN ZOOM CON LOS AMIGOS DE
EL RINCÓN DE GUNDISALVUS
Tema: LA LLAMADA A LA SANTIDAD EN EL MUNDO ACTUAL.
Fecha y hora: viernes 30 de octubre de 2020 a las 18:00 (6 de la tarde, hora de Roma-Madrid)
1) Para los que no tienen la aplicación Zoom en su ordenador, basta pinchar aquí:
Enlace para la reunión Zoom.
Al pinchar, aparecerá este mensaje:
Haga clic en Abrir Zoom Meetings en el cuadro de diálogo mostrado en su navegador
Si no ve un cuadro de diálogo, haga clic en Iniciar reunión a continuación.
Iniciar reunión
Hay que pinchar en la casilla: Iniciar reunión. Esto es todo.
2) Los que ya tienen instalada la aplicación Zoom en su ordenador o computadora, pueden acceder con estas credenciales:
ID de reunión: 840 1650 6705
Código de acceso: 909163
Hola Gonzalo, ya veo que intentas inculcarnos esperanza, ver la cara positiva que puede tener este tiempo y te lo agradezco… Gracias por la propuesta del zoom…
ResponderEliminarEscribes: “Que volvamos a estar confinados no significa que debamos hundirnos en la miseria”. El hecho “no lo significa”, pero sus consecuencias si… Hay mucha gente que se está hundiendo en la miseria… Muchos negocios que ya han cerrado y no volverán a abrir y como consecuencia gente que queda sin trabajo… ayudas y subvenciones que todavía no han llegado…
Una de las cosas que quizás quedan ocultas es el sufrimiento de personas enfermas o que están enfermando y no pueden ser atendidas debidamente por el desborde sanitario que hay a causa del Covid-19. No todo es Covid ni todos mueren por Covid.
Es difícil mantenerse firme cuando las noticias son inciertas… ahora dicen blanco, luego gris y por fin negro… van amenazando hasta que por fin dan el dictamen, por lo que el confinamiento perimetral y el de fin de semana que acaban de anunciar en Catalunya ya se sufre desde hace más de una semana. Hay mucho cansancio en el ambiente.
Confiar en el Dios de la vida que difícil se hace en este tiempo, pero por otra parte, también se hace más fácil hablar de Dios en las conversaciones con la gente… Todos necesitamos poder confiar y esperar.