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sábado, 21 de septiembre de 2019

De recaudador a seguidor

Anoche recibí un guasap (¿o era WhatsApp?) de solo dos palabras: “¿Estás bien?”. Se ve que a algunos de mis amigos se les hacía un poco extraño que no hubiera publicado ninguna entrada en el blog en los dos últimos días. Estoy perfectamente, pero saturado de trabajo y de encuentros. El blog puede esperar. No es mi prioridad. Hoy, fiesta de san Mateo, vuelvo a la carga. Este evangelista me resulta simpático porque –como todos los discípulos de Jesús– rompe los esquemas. Está claro que Jesús llama a los que quiere, no a quienes presentan un currículo impecable. Precisamente el jueves por la tarde, paseando con unos primos míos por el centro de Roma, me encontré con el Mateo más famoso de Italia. Se trata de Matteo Salvini, milanés de 46 años, hasta hace pocos días figura fuerte del gobierno italiano. Vestía un pantalón vaquero y una camisa azul marino. Caminaba de la mano de una chica mucho más joven que él. Detrás, a una distancia prudencial, lo seguían dos escoltas que parecían sacados de un equipo de rugby. A pocos metros de donde nos topamos se sitúa el senado italiano (Palazzo Madama) y la iglesia de san Luis de los Franceses, que alberga el famoso cuadro de La vocación de san Mateo pintado por Caravaggio. Recuerdo esta anécdota porque me pareció una extraña coincidencia. Dos Mateos por el precio de uno.

Siempre me ha llamado la atención que Jesús escogiera como colaboradores a personas que hoy no hubieran pasado el filtro de selección en la mayor parte de nuestras instituciones cristianas. Todos, por una razón u otra, presentaban contraindicaciones. Uno de los pocos que tenía un perfil aceptable era el joven rico al que Jesús invitó a seguirle (cf. Mc 10,17-30). Parecía un chico de buena familia, cumplía los mandamientos desde niño, tenía intereses religiosos. Hubiera sido un excelente discípulo de Jesús. Solo le faltaba un pequeño detalle: no estaba dispuesto a dejar su estilo de vida, permanecía demasiado atado a sus bienes. O sea, que pretendía ganar la vida eterna, pero sin arriesgar demasiado; en otras palabras, quería nadar y guardar la ropa. Se volvió triste a su casa. Jesús no busca tanto a la gente buena, sino a la que necesita de su amor. Muchas veces, los “buenos” están satisfechos con lo que son y tienen. Solo quieren un certificado de buena conducta que les devuelva una imagen positiva de sí mismos. Jesús no los desprecia, por supuesto, pero no constituyen su prioridad. Se lo dice claramente a los fariseos: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Mt 9,12-13).

Vivimos tiempos extraños. Dentro y fuera de la Iglesia, está creciendo una especie de puritanismo que, so capa de coherencia, acabará haciéndonos mucho mal. Hay un puritanismo ecológico, un puritanismo alimenticio, un puritanismo moral y, por supuesto, un puritanismo religioso. Quizá es la reacción lógica a los desmadres de épocas anteriores. Pareciera que los seres humanos nunca logramos vivir de manera equilibrada y sensata: o nos pasamos por un extremo o nos pasamos por otro. A veces, los mismos que en una etapa de su vida han sido muy licenciosos, luego se convierten en puritanos intransigentes. Y al revés, aunque este segundo movimiento es menos frecuente. 

La historia de Mateo es un claro ejemplo de que lo que realmente importa no es tanto ser bueno o malo, cumplidor o relajado, sino dejarse mirar por Jesús, aceptar su amistad y seguirlo. Los cambios se irán produciendo en el camino. Es más fácil ser cumplidor que ser seguidor. En el primer caso, uno se confronta con una serie de normas y preceptos; en el segundo, tiene que entrar en la dinámica de una relación personal, ir detrás de Jesús y dejarse querer por él. Es otra historia. Los cumplidores nos recuerdan que las normas tienen su importancia. Los seguidores nos recuerdan que Jesús no busca a los que se cuelgan medallas al cuello, sino a los que necesitan de su ayuda. Prefiero mil veces pertenecer al segundo grupo.



3 comentarios:

  1. Hola Gonzalo, también yo era de los que me preguntaba, ¿le pasará algo a Gonzalo? Me dí tiempo llegar al fin de semana... Pensé que tienes todo el derecho a "descansar"... Gracias por volver a estar ahí... A pesar de todas las dificultades, también yo, prefiero estar en el segundo grupo... Un abrazo

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  2. Yo también me extrañaba y me reclamaban algunos el "alimento" diario que nos viene de El Rincón. Hoy me quedé tranquilo cuando en la farmacia me dijeron que había unos primos en Roma. Y sabiendo lo que te entregas a los "turistas" lo entendí todo. Pemsé que por San Mateo a lo mejor volvía y, en todo caso, como M Dolors esperaba que pasara el fin de semana.
    Gracias. Abrazos

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    1. Hola, nuevo en este mundo, también te echaba de menos a ti... Me alegro que te hayas atrevido a compartir... Gracias. Abrazos

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