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miércoles, 7 de agosto de 2019

De mascotas y manadas

Nunca he tenido una mascota. No sé lo que se experimenta viviendo con un gato, un perro, un pájaro o cualquiera de las múltiples mascotas que hoy pueblan las casas y pisos de muchas personas, tanto en los pueblos como en las ciudades. Cuando era niño, admiraba el pastor alemán que siempre acompañaba a mi abuelo materno. Se llamaba Popy. Tenía una bella estampa. Era su sombra. Formaban una pareja perfecta, pero cada uno vivía en su sitio: mi abuelo en su casa; el perro, en su caseta. No recuerdo que el perro entrase en la casa de mis abuelos ni en la mía. Siempre se quedaba a la puerta, en actitud respetuosa. Había una gran cercanía y, al mismo tiempo, una saludable distancia. Mi abuelo lo trataba con respeto, pero sin grandes muestras de cariño. 

Los tiempos han cambiado. Muchas personas establecen con sus mascotas (especialmente con perros y gatos) una relación afectiva tan fuerte que se podría decir que los animales se ponen al nivel de las personas. Hay gestos de cariño, diálogos sin palabras, cuidados tiernos, paseos juntos… Soy testigo de la delicadeza con la que algunas personas llevan a sus pequeñas mascotas en los aviones. He visto perritos forrados con ropas de lana en el invierno. Y he visto también perros grandes que saltan por los sofás del salón familiar “como Pedro/perro por su casa” sin que los dueños experimenten el más mínimo desagrado. Los perros van al veterinario y a la peluquería canina. Comen alimentos especiales y son bañados con regularidad. Incluso he leído que algunos dueños dejan su herencia a sus mascotas o las entierran con una dignidad que ya quisieran para sí muchos miserables. Ayer sin ir más lejos, uno de mis amigos de Facebook, barítono profesional, colgó en su muro el siguiente texto que reproduzco:


INCONVENIENTES 
DE TENER 
UN PERRO EN CASA


VENTAJAS 
DE TENER 
UN PERRO EN CASA
1- Empezarás y terminarás cada día recogiendo la caca de tu perro desde el suelo y esto para toda su vida.

2- Los primeros meses convertirá la casa en un desastre.

3- Tendrás que ir a trabajar y dejarlo solo, y sentirás un apretón en el corazón cada vez que cierres la puerta.

4- Luego sentirás otro, cuando pienses en el sofá, en un sillón, a tus preciosos zapatos que quedan en la casa al alcance de sus dientes.

5- Ya no tendrás ropa sin sus pelos por más de cinco minutos.

6- Tendrás que adquirir una excelente aspiradora.

7- El cachorro que acaricies crecerá, oh si crecerá, tan rápido que te arriesgas a perderte los momentos más hermosos para pasar con él.

8- Recogerás vómitos, pipis, popó y lo bueno es que ni te va a dar asco.

9- No hay estaciones, condiciones meteorológicas o cambios climáticos que valgan: tendrás que sacarlo todos los días, cada mañana y cada noche, él querrá salir y será el momento más esperado.

10- Cada vez que veas a un perro sufrir o morir será como ver el tuyo sufrir o morir. Si antes de tener perro podías soportar estas imágenes, después no podrás soportar ver a un perro destrozado pensando que podría ser el tuyo.

11- Mantener a un perro cuesta mucho dinero, y nunca aportará a la casa parte de su salario para "ayudar a la familia".

12- Dirás que "nunca subirá al sillón ni a la cama" y te encontrarás aplastado en una esquina con treinta kilos en el estómago.

13- Tendrás que tolerar las miradas de la gente que te juzgará por cómo tratas al perro.

14- Tendrás que tolerar quien te dirá "¡pero el perro no es un hijo!" sin responder, pero piensas: ¡No me había dado cuenta!".

15- Tendrás que tolerar las miradas de la gente que pensará: "quiere al perro porque no tiene hijos...".

16- Ten en cuenta que lo tendrás que despedir un día, y que los perros no solo crecen rápido, también envejecen demasiado rápido.

17- Sufrirás viendo una película donde muere un perro.

18- En tu coche habrá en todas partes los pelos de tu perro.

19- Lamentarás las oportunidades que tenías para estar con él y no te aprovechaste porque siempre tenías un compromiso muy importante.

20- Pensarás si no estabas mejor antes de tener un perro y tal vez te respondas que sí, que tal vez tenías menos preocupaciones y entonces tendrás que esforzarte para rechazar estos sentidos de culpa que te cierran el estómago.

1- Una noche, al final de un día oscuro, de aquellos en las que te has arrepentido de haber nacido, cuando todo parece ir mal y tú ni siquiera tienes la fuerza para levantarte del sofá, verás asomar el hocico de tu perro que se apoyará en tu pierna, que te mirará sin hacer ni un movimiento, entornando los ojos: estará allí parado hasta que acariciarás su cabeza y entonces sentirás tu corazón abrirse como una manzana y una emoción a lo largo de todo tu cuerpo.

Y ahí entenderás que nadie te amará nunca como él. Solo por este momento vale la pena enfrentar todas las desventajas de tener un perro.

La lista de 20 inconvenientes queda compensada con una sola ventaja. No hay duda de que los animales se han humanizado. O, mejor, dicho, los hemos humanizado. No tengo nada que objetar. Respeto conductas y sentimientos que no he vivido en carne propia.

Mientras los animales se “humanizan”, muchos seres humanos se “animalizan”. Este es el contraste que me descoloca. En los últimos años se han difundido varias noticias de grupos de jóvenes varones que agreden sexualmente a una mujer. Se ha hecho común denominarlos con el nombre adoptado por uno de esos grupos: “La manada”. Se habla de la manada de Pamplona, Manresa, Sabadell, Bilbao, etc. Según el diccionario de la RAE, manada significa “hato o rebaño pequeño de ganado que está al cuidado de un pastor”. Jamás se aplica ese vocablo a un grupo de personas. Si los agresores sexuales se llaman a sí mismos “manada” es porque sienten que se han animalizado; o sea, que, en vez de guiarse por su razón, se dejan llevar por sus instintos. Esa animalización suele estar estimulada por el consumo de alcohol o drogas. De ese modo se desdibuja el perfil humano de los sujetos. Ya no se sienten responsables de nada porque se comportan simplemente como “animales”. ¿Quién se atreve a exigir responsabilidades morales o penales a un animal?

¿No es extraña y paradójica esta sociedad nuestra que estimula, al mismo tiempo, la humanización de los animales y la animalización de los humanos? A mí, al menos, me lo parece.


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