Hay una expresión
italiana que tiene mala fama, pero que yo reivindico como imprescindible en nuestra
sociedad productivista e hiperactiva: il
dolce far niente; es decir, el arte de dejarse llevar, de no hacer nada, de
disfrutar del curso de las horas sin molestar a nadie, convirtiéndose casi en
una persona invisible. Para aquellos que carecen de la finezza italiana, ésta es una forma rebuscada de enmascarar la
pereza. Sería, lisa y llanamente, la actitud de los vagos. Pero no es verdad. El
dolce far niente es la actitud de las
personas creativas que saben que no pueden estar siempre con los motores
encendidos y que, de vez en cuando, los apagan y se dejan llevar. No hay nada
más agotador que las personas que siempre tienen que hacer algo. Es como si el
mundo dependiera de su frenesí. En realidad, lo que a simple vista parece una
actitud responsable, de trabajador comprometido, a menudo esconde la
incapacidad de estar cabe sí, de delegar en otros, de saborear los detalles, de
entrar en la danza de la vida sin romper el ritmo. No es fácil ser un experto
en el arte del dolce far niente. Los
vagos lo intentan, pero no pasan de imitarlo burdamente. Es un arte reservado a
las almas grandes. Admiro mucho a las personas que son capaces de no hacer otra
cosa que escuchar, conversar, descansar, pasear… sin buscar otro objetivo que solazarse
con esas actividades improductivas.
Durante los
próximos días voy a entrenarme en este arte hasta donde sea posible, pero sospecho
que muchas personas, temerosas de los efectos negativos que el dolce far niente puede reportarme, me
van a pedir hacer algo. Los sobrinos querrán
que juegue con ellos hasta la extenuación. Los amigos me invitarán a arreglar
el mundo en torno a una cerveza. El párroco me encomendará diversos menesteres, a
los que yo –dicho sea de paso– me presto de mil amores. De Roma me llegará alguna llamada o algún correo
recordándome un asunto pendiente o sirviéndome en vaso frío un problema inesperado.
En definitiva, que el dolce far niente será
más un deseo que una realidad. Pero, por intentarlo, que no quede. Feliz mes de agosto a todos los amigos de este Rincón.
Feliz mes también para ti, Gonzalo... Descansa todo lo que puedas y disfruta de este arte del que hablas.
ResponderEliminarUn abrazo
Saludos amigo, que disfrutes de este tiempo
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