Hoy la mesa está
cubierta con un mantel color marfil. Las servilletas son rojo burdeos sin
ningún motivo bordado. La vajilla almacena piezas de distintos tamaños en
perfecto orden. Hay una mano delicada que sabe de estas cosas. En el centro de
la mesa se alza un discreto motivo floral. Hay también velas bajas que no producen
humo. Todo está dispuesto armoniosamente para favorecer el encuentro. Los
comensales van llegando con puntualidad. Los anfitriones de la casa evitan la
rigidez. Aunque la hora de la cena estaba fijada de antemano, es mejor ser
flexibles, dejar que la gente se salude antes de sentarse a la mesa. No siempre
es fácil reunir a familiares y amigos para una cena de fiesta. Muchos tienen
las agendas repletas de compromisos. Cuando todos están sentados, comienzan a
servirse los aperitivos. Junto a los platos, a veces a la derecha, otras a la
izquierda, comienzan a aparecer unos extraños aparatos rectangulares de
diversos colores, aunque dominan el negro y el plateado. Ningún manual de protocolo
dice nada al respecto. La conversación enseguida enfila temas trascendentales:
- Por cierto, la
otra noche me mandó mi cuñado un WhatsApp
que te partes de risa. Ya sabes, uno de esos gifs en los que aparece un reno borracho.
- Disculpa, me
está entrando un mensaje. Es que ya no le dejan a uno ni cenar tranquilo.
- ¿Os importa que
nos hagamos un selfie antes de ponernos
a cenar en serio? Luego, os lo cuelgo en Instagram
para que lo veáis todos.
El primer plato
está ya a punto. Huele bien.
- Pues resulta
que el enlace que puse el otro día en Facebook
ha recibido ya más de 200 me gusta.
La verdad es que esto de las redes sociales es una maravilla. Antes, para publicar
algo en un periódico necesitabas Dios y ayuda. Ahora, cualquiera puede
convertirse en periodista.
- Sí, pero tienes
que reconocer que se ponen muchas tonterías.
- Por cierto, este
consomé sabe a gloria. Hacía tiempo que no probaba un caldo tan rico. Por mucha
cocina de fusión, donde estén los sabores de siempre, que se quite todo.
- Mira lo que me
manda mi hijo por WhatsApp. Espera un
momento que lo agrando. Se ve que le ha salido bien la actuación.
- Mándamelo a mi
cuenta.
- No sé si has leído
algo sobre el último modelo de Samsung. Parece
que el Galaxy S8 será casi como
un ordenador. Se podrá conectar una pantalla, teclado y ratón de forma similar
a la propuesta del Continuum de
Microsoft.
- Me parece que
los ordenadores tienen los días contados.
-¡Otra vez el
pesado de mi suegro reenviando los chistecitos malos que le manda su hermano! Te digo
que parece un chiquillo con zapatos nuevos.
La cena llega a
su ecuador. Los anfitriones se miran sin comprender bien lo que está pasando.
Todavía creen que es posible hacer de la cena un encuentro. La esposa lanza una
pregunta centinela. Se hace un breve silencio.
- ¡Fíjate qué chula
ha quedado la foto que nos hicimos el otro día en la oficina! Hasta parezco más
joven.
- Acaba de marcar
el Barcelona. Te dije que había que esperar a la segunda parte. Siempre atacan
al final.
- Por cierto,
mira a ver qué temperatura marca tu teléfono en el exterior.
A los postres, casi
todos los comensales están tecleando con dos dedos pequeños mensajes vaya usted a
saber a quién. Interrumpen brevemente para el brindis de rigor. El anfitrión
toma la palabra, se levanta y con voz un poco engolada dice:
- Ha sido un placer teneros esta noche con nosotros. Da gusto encontrarnos y compartir esta interesante conversación. Esperemos que se repita pronto. Pero no pasaría nada si la próxima vez os olvidáis el móvil en casa.
- Ha sido un placer teneros esta noche con nosotros. Da gusto encontrarnos y compartir esta interesante conversación. Esperemos que se repita pronto. Pero no pasaría nada si la próxima vez os olvidáis el móvil en casa.
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