Este post está provocado
por el vídeo que podéis ver al final. Se titula “El otro partido”. La historia
es simpática. Mientras el club de fútbol Atlético
de Madrid disputa la final de la Champions League contra el Bayern de Munich en el Parque de los Príncipes de París, algunos aficionados (curas por más señas) se
ven obligados a abandonar el televisor para jugar “otro partido”: el de varias
situaciones humanas de emergencia. El vídeo es un poco largo (16 minutos), pero
se ve de un tirón porque tiene momentos entrañables y está bien hecho. Lo que
más me gusta es que sitúa la figura del sacerdote (no importan los años; en el
vídeo aparecen curas jóvenes, de mediana edad y ancianos) en el "campo de juego" de la vida misma, mezclados en las situaciones que la gente vive: un parto complicado,
el peso de la culpa, el regreso a casa de un hijo casi perdido, etc. El cura es
la persona que hace visible la misericordia de Dios en las encrucijadas de
nuestra existencia, desde el nacimiento a la muerte. Aquí no aparecen ni el
cura-ratón de biblioteca ni tampoco el cura-obrero u otros innumerables modelos.
El vídeo privilegia la figura del
cura-pastor que acompaña de cerca la vida de la gente.
Confieso que,
acostumbrado a lidiar con problemas de diverso género (algunos muy graves) por
el trabajo que ahora realizo, necesitaba un poco de oxígeno. Es verdad que hay
curas pederastas (la película Spotlight ha
vuelto a poner el tema en primer plano), curas aprovechados, vagos y mediocres. La
realidad es tan evidente que no hace falta acentuarla. Esto ha llevado a muchas
personas (con mejor o peor voluntad) a hacer una rápida e injusta ecuación:
cura = hipócrita, delincuente y desfasado. No seré yo quien me dedique a
edulcorar esta imagen. Prefiero que hable la vida misma, el testimonio de miles
de curas que, dentro de sus humanas limitaciones, han consagrado su vida a
servir a Dios y a las personas. Se puede ser cura (lo puedo atestiguar) y ser
auténtico, competente y entregado. Y, además, aficionado del Atlético de Madrid,
del Barça, del Real Madrid, del Benfica, del
Millonarios de Bogotá, del Boca Juniors… o pasar olímpicamente de fútbol. En
otras palabras: se puede ser cura y no morir en el intento. Y encima ser feliz y hacer felices a los demás.
Como el vídeo cuenta
todas estas cosas mejor que yo, con la fuerza de la imagen y el sonido, os dejo
con él. Es de justicia reconocer que ha sido elaborado por la Delegación de Pastoral Vocacional de la archidiócesis de Madrid.
Tienes mucha razón Gonzalo. Hoy en dia ese tipo de generalizaciones negativas no se hace solo de los curas o sacerdotes pero si soils vosotros las principales victimas de ese ataque organizado hacia todo lo que es Dios, de Dios y de sus valores. Hoy se ordenan 13 sacerdotes en La Almudena de Madrid. Ayer estuvimos en una oración por uno de ellos. Fue un acto precioso y emocionante escuchar como el futuro sacerdote daba gracias por el amor de Dios hacia él por haberle elegido para servir a todos durante toda su vida como respuesta de ese Amor de Dios.
ResponderEliminarGracias pr compartir este testimonio. Las cosas buenas siempre acaban descontaminando el ambiente.
EliminarGonzalo querido, gracias por suscitar reflexiones que alientan el caminar y que reflejan esa realidad de la verdadera entrega por los otros, por los que Dios quiere que veamos y acompañemos.
ResponderEliminarSiempre habrá otro partido que atender, el partido de la vida plena, llena de amor y satisfacción por saber entregar lo mejor de sí mismo.
Gonzalo, como tu bien dices: se puede ser cura y no morir en el intento. Y encima ser feliz y hacer felices a los demás.
ResponderEliminarA pesar de todas las noticias negativas, tiene más fuerza, en la Iglesia,el testimonio sincero de muchos,casi todos, aunque no sea noticia, de las que venden, la vida entregada totalmente al servicio de los demás.
Gracias a ti, Gonzalo, por el testimonio que das de tu sacerdocio y gracias a todos los que como tu tambien están entregados de una manera plena y nos ayudáis a acercarnos más a Dios.