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viernes, 12 de abril de 2024

Hay hambre de orar


Echando un vistazo al periódico El Debate esta mañana, me he topado con una interesante entrevista al sacerdote Jacques Philippe, nacido en Francia en 1947. Pertenece a la Comunidad de las Bienaventuranzas, una familia eclesial surgida después del Vaticano II en el ámbito del movimiento de renovación carismática. Más allá de algunos problemas ligados a esta comunidad, Jacques Philippe está desarrollando una gran labor de animación espiritual a través de los retiros que predica en muchos lugares del mundo y de sus numerosas obras publicadas en varias lenguas. 

Consciente del momento difícil por el que atraviesa la Iglesia, reafirma su fe en la obra de Dios: “Tengo una profunda confianza en la fidelidad de Dios hacia la Iglesia, que no se funda solo en realidades humanas, sino en la roca que es Cristo”. Señala algunos puntos de luz que iluminan la noche por la que atravesamos: “Hay sed por rezar, hay deseo de adoración, veo mucho laico muy comprometido y con muchos deseos de participar en la misión de la Iglesia, con muchos deseos de anunciar el Evangelio”. 

Comparando la situación que se vivió en los años 70 del siglo pasado y la que se vive ahora, el análisis de Jacques Philippe es muy claro: “En aquellos años lo que faltó, sobre todo, fue oración. En los 70 se discutía mucho, pero se rezaba poco. Hoy, en las reuniones pastorales en las que participo siempre hay un hermoso momento de oración, hay una profundidad mayor de las que existían entonces. Esto se ve muy bien entre el clero. Hoy, en Francia y en España, la mayoría de los sacerdotes son hombres de oración. En los 70, conocí a muchos sacerdotes que no rezaban nunca. Así que los problemas son de naturaleza diferente”.


También yo creo que hoy vivimos una gran sed de oración. Por eso, es necesario aprovechar el Año de la Oración que comenzamos el pasado 21 de enero como preparación para el Gran Jubileo del 2025. El Dicasterio para la Evangelización ha publicado un subsidio titulado “Señor, enséñanos a orar” que puede ser muy útil para las comunidades parroquiales, familiares y juveniles. Os invito a hacer uso de él como una ayuda práctica para aprender a orar mejor en un contexto en el que, por una parte, deseamos orar y, por otra, no sabemos bien cómo hacerlo. 

Hablando del momento que vivimos, Jacques Philippe afirma: “Una de las mayores dificultades de hoy es el clima general de confusión, tanto en la Iglesia como en la sociedad. Vivimos en un mundo que está perdiendo la razón y vive en una mezcla de confusión y falta de racionalidad. Hemos podido verlo en Francia, que ha incluido el derecho al aborto en la Constitución. Y este clima de confusión también está en la Iglesia. Ante esto, tengo mucha esperanza porque veo la urgencia de muchas personas por rezar, por nutrirse del diálogo con Dios, del Magisterio y de la tradición de la Iglesia, y por buscar la verdad, precisamente para hacer frente a este mundo que pierde la razón”.


¿Qué podemos hacer para vivir este tiempo con lucidez y esperanza? ¡Ante todo, orar! Me parece que no es el momento de multiplicar los análisis y opiniones. Hay un hartazgo informativo y analítico. Lo que necesitamos es encontrarnos con hombres y mujeres que hayan desarrollado el sensus fidei para indicarnos lo que huele a Evangelio o no, para sostenernos en los momentos de prueba, para irradiar alegría. De un hombre o una mujer que se alimenta de la oración no hay peligro de espiritualismos, porque, si la oración es auténtica, Dios siempre nos remite a la realidad de sus hijos más frágiles y vulnerables. No hay mayor garantía de un compromiso social serio, fiable y sostenido que una vida de oración intensa. Eso es lo que hemos aprendido de las personas que han luchado por la justicia desde el Evangelio. Me vienen a la cabeza nombres bien conocidos. No es, pues, cuestión de ideología, sino de experiencia. 

Termino con unas palabras de Jacques Philippe que señalan el camino del futuro: “El Espíritu sopla ahí donde nos encontramos con gentes que buscan a Dios de forma sincera, que entran en una vida de oración, que forman comunidades, que se apoyan unos a otros. Y hoy se está dando un despertar de personas que buscan anclarse en la Iglesia para encontrarse con Dios. Llama mucho la atención que, en Francia, cada año crece el número de personas que piden el bautismo. Mucha gente busca una alternativa a nuestra sociedad, tan descompuesta y carente de sentido. La gente se pregunta por Dios, tiene interés en la vida espiritual. Y eso nos pone más fácil hablar de Cristo y del Evangelio, porque hay una mayor apertura y deseo”.



1 comentario:

  1. De acuerdo Gonzalo, de que hay “hambre de orar”, en medio de la confusión que existe… Queremos orar y no sabemos… Gracias por facilitarnos tanto para que podamos tener experiencia de “oración”… Gracias por todos los testimonios que nos presentas y por todo tu acompañamiento en ello… Vamos e iremos aprendiendo. Mi experiencia es que desde el Blog aprendemos a orar y nos invitamos a ello.

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