Sobre Jesús de Nazaret se han escrito infinidad de libros, se han pintado cuadros, se han compuesto canciones y se han rodado películas. Y -como era de esperar- también se han producido series. La más reciente y popular se llama The Chosen (Los Elegidos). Ya están disponibles tres de las siete temporadas previstas. Más de 50 episodios en los que se cuenta la vida de estos “elegidos” (Jesús y sus discípulos) desde una nueva perspectiva. Detrás de la serie no hay ninguna productora poderosa. Se financia con una excelente campaña de mecenazgo (crowdfunding). Está disponible en la plataforma acontra+ y también en una especial aplicación para dispositivos electrónicos.
Confieso que yo he visto algunos episodios aislados, pero no he seguido la serie desde el principio. Como sucede con todas las producciones artísticas sobre Jesús, también esta me deja un regusto agridulce. Por una parte, admiro la frescura del guion, las interpretaciones de los actores y las recreaciones paisajísticas, a pesar de algunas incongruencias históricas. Por otra, hay una voz interior que me dice: “No es eso, no es eso”. A falta de tiempo para un análisis detallado, os remito a esta crítica hecha en la edición española de La Civiltà Cattolica. Me parece bastante completa y objetiva.
No tendríamos que rasgarnos las vestiduras por el hecho de encontrar anacronismos, reduccionismos u otros “ismos”. La serie no es un manual de cristología ni un estudio científico sobre Jesús. Es una recreación artística que nos permite explorar algunas dimensiones de su inabarcable personalidad y, sobre todo, que mantiene vivo el interés por él. ¿Es perfecto el Cristo crucificado de Velázquez o los cristos románicos? Cada época y cada autor subrayan algunos aspectos y silencian otros. Somos libres para identificarnos más con unas producciones que con otras. En cualquier caso, no podemos pedirles más de lo que pueden dar.
Mi fe no se basa ni en La última cena de Leonardo da Vinci, ni en la Transfiguración de Rafael, ni en el Cristo cargando con la cruz de El Greco, ni en el Cristo de san Juan de la Cruz de Salvador Dalí. Y mucho menos en el Jesús de Nazaret de Franco Zeffirelli, en la Pasión de Mel Gibson o en La última tentación de Cristo de Martin Scorsese. Ni siquiera en La imitación de Cristo de Tomás de Kempis o en la trilogía sobre Jesús de Nazaret de Joseph Ratzinger. Todas estas obras me han ayudado en distintos momentos de mi vida a admirar y amar más a Jesús, pero mi fe se basa en el testimonio de los Evangelios interpretados a la luz de la Tradición de la Iglesia.
Dicho esto, cada época tiene el derecho (y aun el deber) de acercar la figura de Jesús a sus contemporáneos, procurando tender un puente entre ellos y las fuentes originales y no construyendo una barrera ideológica o estética que impida el acercamiento a ellas. Creo que The Chosen es una serie que invita a leer y meditar los evangelios y que incorpora algunos de los hallazgos de las últimas investigaciones sobre Jesús. Me parece que puede hacer más bien que mal, siempre y cuando no le pidamos lo que no puede (ni debe) dar.
De los capítulos que he visto lo que ha llamado más la atención o lo que me ha hecho pensar más son dos cosas: una es la relación entre los apostoles. No debió de ser fácil. Eran muy distintos. La otra es lo difícil y extraño que debió de ser la persona de Jesús para ellos
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