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viernes, 27 de enero de 2023

No es lo mismo ser rígido que ser fiel


Me entristece la noticia del asesinato de Diego Valencia, el sacristán de la iglesia de San Isidro en Algeciras, a manos de un fundamentalista musulmán. Leo también que el párroco, aunque herido por el machete del asesino, pudo librarse de la muerte y ya se encuentra fuera de peligro. El secretario general de la Conferencia Episcopal Española se aprestó a decir que “no podemos caer en demagogias, ni identificar terrorismo con ninguna fe”. Es verdad, pero no es menos cierto que hay una tendencia en el Islam moderno a combatir a los “infieles”, incluso a través de la violencia. Si esto sucede en sociedades en las que el Islam es claramente minoritario, ¿qué no sucederá cuando logre la mayoría? 

Viendo las cosas desde la India, en donde de vez en cuando hay rebrotes de intolerancia religiosa a pesar de ser un país pluralista, tengo la impresión de que en Occidente no acabamos de comprender este fenómeno. Guiados por el principio de tolerancia religiosa, no nos damos cuenta de que no todos jugamos la partida con las mismas cartas. Queda mucho por hacer en el campo del diálogo interreligioso y de la coexistencia pacífica. Casos como el de Algeciras se han dado en otros países europeos. Es muy probable que sigan dándose en el futuro porque los fundamentalistas islámicos saben aprovecharse del espacio de libertad garantizado por las sociedades democráticas sin hacer ningún esfuerzo por insertarse en ellas.


Esta mañana he celebrado la Eucaristía con un grupo de novicios y novicias procedentes de toda la India. El grupo no era tan numeroso como hace algunos años. Parece que la pandemia ha alterado los ritmos académicos y, como consecuencia, el ingreso en los noviciados, pero, más allá de esta coyuntura, también en India hay signos evidentes de la penuria vocacional que se vive en Occidente. ¿Será verdad que las vocaciones a la vida consagrada guardan una relación directa con la pobreza sociológica? ¿Tienden a disminuir y escasear cuando las sociedades alcanzan un alto nivel de bienestar? Salvo algunos casos, la correlación parece evidente. 

Esto me lleva a pensar una vez más en las verdaderas motivaciones que empujan a un joven de hoy a abrazar esta forma de ser cristiano. ¿Por qué uno da el paso a vivir un estilo de vida casto, pobre y obediente en comunidad? ¿Se huye de algo o se busca algo? ¿Por qué, en general, los padres de hoy no desean para sus hijos este tipo de vocación como sí la deseaban en el pasado? ¿Es la vida religiosa un camino atractivo para los jóvenes cristianos? ¿Qué es lo más cuestionado y lo más valorado? ¿Es lo mismo ser fiel que ser rígido?


Escribo con la ventana abierta. Veo el césped verde y recién segado y oigo al mismo tiempo los trinos de los pájaros y los cantos de los religiosas y religiosas que viven internos en Sanyasa. Es una especie de monasterio temporal e intercongregacional. Mañana tendré la oportunidad de encontrarme con todos ellos y con otros que vendrán para participar en el seminario. ¿Qué puedo decirles sobre la fidelidad y la perseverancia? Mientras doy los últimos retoques a mi conferencia, leo un reciente artículo sobre la corta duración de las relaciones en la sociedad española. Se dice que hoy en día, especialmente en el mundo occidental, vivimos en una cultura VICA. Esto explicaría, en gran medida, las dificultades culturales para ser fieles “para siempre” a los compromisos adquiridos, tanto en la vida de pareja como en la vida religiosa. VICA es un acrónimo que significa Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad, cualidades que hacen que una situación o condición sea difícil de analizar, afrontar o planificar. 

¿Tendrá algo que ver el predominio de la cultura VICA con la pérdida de la fe en Dios, el fiel por antonomasia? ¿Se puede ser fiel “para siempre” cuando no existe una realidad que nos supere y que sea “para siempre”, más allá de nuestros vaivenes intelectuales y afectivos? Todo está interconectado, aunque no siempre sea fácil establecer la conexión causa-efecto. Veremos si mañana, escuchando las experiencias y opiniones de estos jóvenes religiosos, comprendo un poco mejor qué nos está pasando. No es lo mismo ser un musulmán rígido (que tiende a eliminar a quienes no piensan como él) que ser un  cristiano fiel (que persevera en su fe, aunque todo en la sociedad se vuelva líquido o gaseoso).


1 comentario:

  1. Haces una serie de preguntas que llevan a sentirnos interpelados. Preguntas: ¿Por qué uno da el paso a vivir un estilo de vida casto, pobre y obediente en comunidad? ¿Se huye de algo o se busca algo? Diría que se dan las dos cosas y la huida y la búsqueda muchas veces no coinciden en el mismo sentido.
    ¿Por qué, en general, los padres de hoy no desean para sus hijos este tipo de vocación como sí la deseaban en el pasado? Porque, por un lado, las motivaciones son muy diferentes y por otro, en la sociedad actual hay un gran vacío de Dios… No se puede ofrecer aquello en lo que no se cree.
    ¿Es la vida religiosa un camino atractivo para los jóvenes cristianos? En general, no, aunque siempre se dan excepciones. No se puede presentar como atractivo aquello en lo que no se cree y/o van surgiendo noticias que ayudan a renunciar a este camino.
    ¿Qué es lo más cuestionado y lo más valorado? Está muy cuestionada la integridad de las personas que están en la vida religiosa… Lo más valorado es el interés para llevar el Evangelio, sirviéndose de todos los medios posibles, como Claret y la integridad y el ejemplo de las personas que eligen este estado de vida, apasionadas por Jesús.
    ¿Es lo mismo ser fiel que ser rígido? No, no es lo mismo ser rígido que ser fiel… Normalmente, cuando hay rigidez falla la fidelidad porque nos lleva a un egocentrismo que nos deja impasibles frente a los demás.
    Hay mucha falta de fidelidad en todos los aspectos de la vida y cada vez vamos a peor… Se da mucho individualismo: “ya no me gusta”, “ya no soporto más”… Entre los jóvenes, cambio de trabajo muchas veces sin motivo palpable. Cualquier excusa sirve para justificar la falta de fidelidad a la pareja, en el trabajo, en las relaciones con los demás, en los compromisos adquiridos… Creo que, en general, no se tiene claro el significado de esta palabra.
    Difícil de resumir todo lo que van sugiriendo estas preguntas.
    Gracias Gonzalo.

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